viernes, 12 de marzo de 2010

A veces se nos fractura el alma.










Y junta… una, a una, piedras, caracoles,

Esferas.

Algunos juguetitos pequeños.

De un plástico ya herido por los años.

Unos papelitos de boletos viejos.


Mientras ese instrumento de cuatro cuerdas.

Los dedos se sumergen.

Se deslizan.

Acarician y rompen los cristales de mi alma.

Una y otra vez.

Pero es increíblemente bello y doloroso.

Permitir el paso de la música en las fibras de mi alma.

Que me desangre, me hunda.

Que luego me eleve,

En los acentos de esa voz

Que despliega fuego y sangre en cada nota.


Y junta… junta mi alma en los bolsillos de su pena.

Todos los recuerdos.

De estaciones de tren.

De paradas de colectivo.

De paraguas abandonados cerca de los árboles

Por no resistir una ráfaga

De furia del viento.

Allí junto esos paraguas.

Debería dejar algunas veces mi corazón tierno,

Con sus alambres doblados

Su tela desgarrada.

Mostrando sus huecos.


Mientras junto mis dolores

Derramados entre bolsitas y canastos,

Que también están heridos.


Si yo hubiera sido canasto o bolsita de sueños.

Tampoco querría que me llenen de dolores viejos.

De tristezas de penitas lejanas

Que vienen a derramar gritos y ausencia.


Pero la vida es tan mágica como dolorosa.

Y cuando el fantasma del tiempo o de la distancia besa la sombra.

Se me fractura el alma.

Y vuelco mis dolores.

Es un parto doloroso.

De todos los días

Como el que tiene el horizonte cuando el sol nace en fuego.

Me nacen los dolores.

Pero los cubro de flores en el canasto.

De los sueños.

Mientras le canto canciones inventadas.

A horas de madrugada, donde la luna me anticipaba

Que para vivir también hay que abrazarse a los dolores.




2 comentarios:

  1. hola, niña linda... leí tu poema y me fascino, muy bonito, me llegó al alma, mi alma también fracturada por dolores que me cruzan como tormentas...

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  2. Que bonito poema!!!
    Crudo/real de imágenes tajantes
    Y hermoso a la vez...

    Sólo pasaba por aquí.
    Dani..

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.