jueves, 29 de marzo de 2012

Sé que busco la luz de mi espíritu… nada mas, nada más. Y te miro para ver si veo algo que creí mío en tu interior. Y camino la plaza, me pierdo en los arboles… una tarde mas, un día mas. Voy a los lugares comunes que todo el mundo va. A las tierras del olvido y el silencio. Donde recordar es una estación obligada del día y del tiempo. Pensar que dentro de mí está la luz de tu espíritu. Pensar que ésta locura que han llamado de infinitas formas es verdad. No te conozco, no sé nada de ti, pero te espero. Vuelvo a reafirmar mi fe en tu voz. En tu silencio. Comienzo un nuevo camino a una única forma de amar. Hermano, si me ves callada si crees que estoy perdida en el paisaje, evocando algún pensamiento o algún problema del día, no es eso. He descubierto una nueva forma de hablar contigo y con todos los seres que me rodean. No importa si me miras, o si compartes en este tiempo todo esto que te digo. Llegara el momento y sonreiremos, llegara el momento y veremos amanecer un nuevo día. Estoy de vuelta en el mundo, así lo siento. Nuevamente estoy aquí contigo, he venido para abrazarte y para acompañarte. Para alegrarme y llorar contigo. He venido a contemplar tu crecimiento espiritual y a crecer de esa forma contigo. 

sábado, 17 de marzo de 2012

Transcurrir

Va desapareciendo el mundo en las nubes que me llaman, como una melodía que tira de mis entrañas para que me eleve. Y en mi hogar, me distrae el mundo cotidiano. Los pájaros del jardín, el perro en el patio, el aire y la luz en la ventana. Por la vereda pasan corriendo los niños, alguno tropieza, se cae, llora, luego  se levanta y avanza. He perdido la habilidad de olvidar las lágrimas al levantarme.
Va desapareciendo el mundo, y mi rostro en el es igual a un ave que se pierde en las nubes, que planea en el aire, que da algunos gritos y luego se cae, o solo se detiene y baja. Mi fe es una canción que permanece como en los ríos el sonido del agua que viaja.
Estoy, al menos eso dicen libros. Permanezco, así lo quiere mi salud. Pero donde no hay mente solo transcurro como el aire, la luz o el agua, como el sonido de la voz del alma. 

martes, 6 de marzo de 2012

Diablada











“Como pequeños fuegos arden y bailan al ritmo ancestral, sobreviviendo a la conquista de los pueblos. Bailan y encuentran su espíritu en la tierra. Y su madre, palabra sagrada los espera, y los contempla” 

Por las piedras bajan como duendes, por los valles suben como banderas. Llevan la magia de un pueblo que resiste, que teje la suerte con las manos humildes de la tierra. Y con los pasos de los hombres que allí llegan, se van hilando los trajes y las tristezas. Un diablo inquieto salta y aúlla, combate al olvido y a la pobreza levantando su voz como una ofrenda. Por allí se dice que despiertan, aquellos que en la vida andaban perdidos. Encuentran en los paisajes y en los cristianos un lugar lejanamente conocido. Y es que en la sangre corre la historia vieja, de ser mestizos luna y fuego. La madre de todos es una palabra que respira en los rituales de los pueblos. Una vieja regaña a los niños, mientras los ve con mirada tierna. Los empuja al círculo de la vida, para que aprendan a nadar entre las estrellas. El diablo anda en su baile, como si estuviera sumergido en un sueño. Vos te quedas viendo sus vueltas, los colores que lo visten, su rostro de fiesta y ya no regresas. Ya no podes regresas, te quedas sumergido en ese sueño. Algo de aquel mundo te atrapa, se te pega en los huesos, te cala por dentro. Algo de ti se funde en la tierra. Los colores alcanzan a todos, algunos se tiñen de cielo, otros de sangre, otros se parecen al fuego o al viento. Hay un niño que se viste de bravo diablo. Sus cuernos se alzan sobre la pequeña cabeza. El rojo de su traje es del mismo tinte que el corazón del infierno. Pero sus ojos que no llevan mascaras, su pequeño lago donde nada el alma como en una noche eterna, son tan simples y buenos, como el aire que descendiendo de las nubes baila con los hombres como otro diablo sumergido en el ritmo del latido de la tierra.

Texto:@Sabina Borda.
Fotografía: Piter Romero
Lugares: Tilcara, Maimara, Purmamarca.







domingo, 4 de marzo de 2012

Misterio de la copla




Ella llega con su caja viva. Un golpe y despierta la pena. Avanza en el aire su canto, arrastrando la tristeza. Levanta con su voz de piedra y lamento, heridas guardadas por el tiempo. Los hombres que con ella andan, conocen de esas tristezas, la observan y  a veces también cantan, asienten o sonríen en silencio. Ella llega con su caja viva, sabe darle el ritmo a la pena  porque escucha el latido de la tierra,   pero si  un color se despierta en la caja, si un temblor distinto al resto despierta, como si un pequeño latido diera paso al despertar del silencio, entonces  la voz se alegra, se espanta la pena, los pies comienzan la danza y el ritual es bailar a pesar de ella .  La copla es también es ritual que acaricia  y renueva. Ella trae su voz al mundo como el viento a la tierra, canta sobre su naturaleza. Su humilde historia de vida, su pícaro romance en el tiempo. Desafía a los hombres, aconseja  a las mujeres, enseña a los niños, trae historias que le conto el tiempo. La voz suena como un lamento, y  sabe desgarrar el cielo, pero cuando la caja lo pide, improvisa  en el aire y baila, se enciende como un lucero, guiando a todos en el ritmo y dándole la voz al espíritu de su tierra.

Volando un poco con el alma libre.

A veces tenemos tantos problemas en la cabeza y  en nuestro mundo cotidiano, que nos perdemos de lo importante, o de lo simple, o de lo bello. Vamos buscando lo perfecto, como los que persiguen estrellas en medio de un mar o de un desierto, y es muy probable que terminemos secos o ahogados, o sumergidos en nosotros mismos  por completo. Nadie tiene la fórmula perfecta. Algunos encontraron el mejor camino para su espíritu en lugares, paisajes, o rituales que logran desenchufarlos del mundo y de ellos mismos. Pero la más importante no es desprenderse de la maquina, lo más importante es encontrar la grieta en el sistema por la cual podamos salir al cielo con libertad todos los días, y desde esa grieta tirar, tirar con fuerza, contagiar a otros a que se filtren en el cielo, mostrarles las luces y los colores de ese lugar. Hay quienes mochila al hombro salen al camino, hay quienes humo de por medio salen al cielo…. Pero cómo pueden aquellos llevar sus experiencias a la maquina? Como transmiten lo que sintieron  a través de todos los sentidos y que se vive solo con en el espíritu. Hay muchos cielos en miles de lugares distintos del planeta. En el lugar que todos habitamos en este mismo instante hay un cielo inmenso. Esto no es autoayuda barata, ni metafísica moderna, esto solo se trata de despertar a la libertad de sentirse bien y en paz por una vez en la vida, aunque solo suceda un instante, aunque solo te suceda si haces un largo viaje. Y muchos creen que recorren distancias infinitas para encontrarse, lo único que hacen es cambiar el enfoque, darle a los ojos, y a todos los sentidos un alimento diferente. Se desintoxican de ellos mismos, de lo que creen son ellos mismos. Empiezan a ver otros rostros, a oír otras voces. Encuentran que los arboles son hermosos, que las montañas son inmensas y que ellos son pequeños, algunos son además pequeños y feos. Pero la sensación de pertenecer a eso tan maravilloso hace que despierten. Nace la fisura, se rompe un poco el ego.
Ella no entiende de maquinas, o sistemas. Las piedras, las  montañas y la tierra son parte de su paisaje. El cielo es parte de ella misma. El color y la vida son su lugar. Se levanta muy temprano, probablemente ella sea quien tira del sol para que amanezca, sus ojos están cansados, pero están cansados de ver nada más. Espera la muerte como todos para descansar. Sabe historias, muchas, las de todos, las de vos mismo si te la encuentras. Probablemente no sea muy simpática, si te encuentra y la  miras te hará gestos de disgusto, como si tu solo presencia fuese algo contaminante frente a ella. Pero a pesar de todo eso, te puede escuchar, y saber quién sos  en verdad. Porque sabe que sos un espíritu  igual a ella, que ha nacido en tierra como un  simple hombre, o mujer como jamás hubieras creído que fueras. Nada más. Y así te quedas, meditativo, sumergido en posibles historias que la hayan llevado a esa profundidad espiritual, cuando en realidad solo hay que caminar sus lugares, compartir sus costumbres, comprender sus creencias. Quizás participar de sus ceremonias, y descubrir nuevamente que no hay nombres, ni caminos, solo vivencias, y cielos nuevos y que el único modo de compartirlos, es invitando al resto a que salgan a buscar sus caminos, y se encuentren con ella, o con cualquier otro ser que la represente y quiebre su cotidianeidad recordándoles los simple. Regañándolos por su vida de tristeza, abriéndoles al interior de lo simple, el lugar donde habita su libertad.





Uno a veces tiene la suerte de recontarse con los hermanos del alma. Así fue que apareció Piter en mi vida, él y su arte, él y su mirada. Hoy comparto con él esta forma de vida. Solo pase por sus imágenes y deje mis palabras.
Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.