lunes, 31 de mayo de 2010

Espíritus entre nubes de agua


Las barcas silentes se confunden de señales entre estrellas y lunares
Todo queda herido en un viaje a simple mapa de espaldas y labios que a penas se acercan.
No se acercan al mundo de los besos, tan solo a la penumbra del aliento.
Y el viaje es tan extenso, que los tripulantes mueren, abandonan sus cuerpos.

Perdidos espíritus entre nubes de agua, no se hunden, ni sumergen, tan solo se elevan.

Y siempre hay una orilla amable para el naufrago de besos.
Un rumor de blancuras entre la sombra.
Un engaño matutino a cambio de un consuelo.
Siempre estará el demonio de los labios de fuego.
Al borde un sueño dispuesto a tentar el frío y la ausencia.

Aquí espero, todo un muelle de piel, y susurros de agua.
Una mañana de soles sin demoras, apartados de las luces del tiempo.
Oculta de los deseos de las estrellas fugases.
Doblegada a la voluntad de un dios extraño de las letras.
Que me limita a crear susurros testimoniales de mis penas.

Y en caballo de fuego, o dragón de hielo.
Espero a las puertas de un silencio.
Con tanta música en las manos.
Que temo se convierta en trueno.
Y aleje a la eternidad con sus desnudes de pluma
De pájaro herido.

…pero aquí espero, con la piel recién amanecida de suspiros.
Un camino de señales hasta mi cuerpo, ostenta el mar en oleajes
Y luces de luna.

domingo, 30 de mayo de 2010

El último instante




Cuando salga de ti, se abrirán para mí las verdaderas puertas del silencio.

Se abrirán para mí de par en par las puertas de la ausencia.

Y vendrán las cosas que he olvidado. Mi rutina, la realidad. los fantasmas.

Cuando salga de ti, llegare a ese lugar de fuegos negros.

De criaturas mal educadas de trajes rojos. Que muerden que hincan,

Que te dicen a que hora llegar a cada sitio.

Cuando salga de ti.

Caminare despacio, pero no lo haré a propósito, no lo haré por disfrutar del aire

No lo haré por disfrutar del clima.

Caminare despacio, porque esta vez, será mi cuerpo, el que tendrá la voluntad.

Pero ya no mi espíritu.

Y tú no sentirás como te jala de las piernas este ser invisible.

Como se sostiene de tus zapatos, y de tus tobillos.

Y yo jalare desde mi cuerpo, y mis hombros Irán delante de mis pies por el esfuerzo, y serán días difíciles.

No es algo bíblico, es algo tragicómico saberlo.

Es como beber un trago con espinas.

Cuando salga de ti.

Mi voz, necesitara de un micrófono.

Para llegar a mi propio oído.

Necesitare unas manos, que me saquen los insectos del rostro.

Necesitare unos ojos que miren mis ojos y los ayuden a enderezarse del suelo.

Necesitare, un espíritu nuevo, y no uno amante de zapatos de principies o brujos.

Tendré que acercarme al lago y pedir disculpa.

Tendré que saborear otra vez la sal de las lágrimas.

Tendré que dejar de hacer preguntas.

Dejar de buscar flores, para mis huecos.

Dejar de hacer collares de versos.

Dejar de bailar sola a mitad del día.

Cuando salga de ti saldré descalza.

Del mismo modo que me acerque a tu puerta.

Saldré callada.

Pero solo porque mi voz, se quedara en aquel sitio.

Junto con mi tesoro de piedras de arena.

Que fueron mis secretos invertidos.

Cada instante es una esfera que tiembla y estalla.

Todos mis tesoros me miran y me insultan.

Mis Ángeles otra vez me abandonaran a mi suerte.

Y como nunca creí en Ángeles los dejare ir sin hacerles preguntas.

Cuando salga de ti.

Quizás camine de espaldas.

Para verte desaparecer mientras me alejo.

Para entender.

Que la distancia, ayuda a verte menos.

Aunque no por eso duelas menos.

Cuando salga de ti, seré algo parecido a esto, que ya soy en la ausencia.

A esto que ya soy a esta hora primera del dia.

En que tu recuerdo solo, me besa.

Parece que solo tengo recuerdos de vidas pasadas contigo.

No tengo una piel para recordar estrellas.

No tengo una boca donde callen palabras.

No tengo unas manos de donde agarrarme si siento que estoy cayendo.

Tal vez ya salí de ti.

Y esto me duele.

No se si salí, o si me arrojaste.

O si me caí de tu pecho mientras ibas al trabajo.

O si mi caí de tu oído, mientras dormías.

Si quede pegada a tu ropa, y luego me guardaste en el armario.

Si me dormiste en un libro, que luego perdiste.

Tú no saliste de mí.

Aun no te caíste de mi pecho.

Aun te llevo en mis ojos.

Aun estas en mis oídos.

No te guarde en un libro.

No estas colgado del armario.

No te deje solo a mitad del camino.

Aun estoy a tu lado.

Somos dos.

Pero ahí muchos modos de doler este dolor.

Mi desde aquí, no es igual a mi desde ahí.

A veces soy de hierro, cortó, aplasto, rompo, trituro

A veces soy de madera, floto, cubro, guardo, perfumo, me incendio.

A veces soy de fuego. Quemo, destruyo ardo, ilumino.

A veces soy de agua, viajo, me evaporo, limpio, transparento.

A veces soy esto.

Un poco frágil en mis costados.

Y más frágil aun en mí centro.

Con unas partes muy blandas y sensibles en mi pecho.

La ausencia es una espina.

El silencio es una espina.

Cuando no soy ni de madera, ni de hierro ni de fuego.

Muero con facilidad y no resucito.

Y si salí de ti, si me has dejado a mitad de camino.

Lo entiendo, duele pero me alejo.

Solo, regálame el último instante.

Solo eso.

Si voy a salir de ti.

Si he salido, o si voy salir.

Avísame.

Para empezar mí camino de regreso.

jueves, 27 de mayo de 2010

Dinamitado de silencios



Todo es un desorden.

De letras, de ruidos, de hojas secas en el piso.

La decoración natural impuso la moda de otoño.

Frío, dorados, abrigos.

Soledad y tardes de nostalgia húmeda en los cristales.


No hay suficiente abrigo.

Las estrellas tienen ese frío de siglos

Que no logramos abrigar solo con la mirada.


Algunas caen congeladas,

Y creemos que son fugases pero caen eternas.


Caen, fisuran el cielo, y parte de nuestra mirada con ellas.


Todo es un desorden, mi casa esta minada de silencios.

Cada paso que doy estalla uno nuevo.

Me detengo observo el desastre de la nueva explosión,

Respiro las ruinas de mi mundo interior.


Todo es un desastre.

La vida en el borrador de mis sueños.


Ayer camine el puente de la muerte,

A cada borde palpita la vida.

No hay bestias, ni dragones de fuego.

Un par de brillos, algunos jilgueros.

Un árbol amarillo.

Un puente de piedras, un olivo.


Siempre es bueno decir… un olivo.

Es malo solo porque rima con olvido.

Rosal, rima con sangre, en las espinas.

Que nuevamente riman con la muerte.

Porque nadie soportaría en vida,

Un camino de espinas.


Todo es un desastre, el dolor, el amor.

La pausa, el reposo.

Los ríos en los rostros.

Los peces en la boca.

Una mano, recorre mi cintura, no es la tuya.

No me importa, tengo frío, estoy cansada.

Morir es una profecía tan cierta, que desconfío de ella.


Otra vez pise un silencio

Levantare mi pie descalzo, y veré como estalla mi cuerpo.

Mi espíritu desde la ventana, me mira.

No sé si llora o se ríe,

Si canta una canción de despedida o me maldice.

O si mi espíritu, es solo una sombra del árbol de mis sueños.

Como un reflejo de ramas destruidas por el frío en el cristal.


Maldita moda otoñal, de ramas secas.


Anoche otra vez la estrella muerta de miedo por la soledad de su caída eterna.

Me preguntaba por que no le pido deseos.


Lo único que le pediría, es imposible de cumplir por una estrella.

Le pediría un trago de olvido.

Pero como recuerdo a fuerza de silencios.

Ella tan callada no me puede ayudar.


Cae

Cae


Estrella de la muerte sobre la oscura fractura del cielo.

La vida en esta casa es un desastre

No hay vecinos que se alarmen de los silencios.

A todos les molesta el ruido,

Nadie se alarmara por una casa muda.

Que respira sus dolores.

Y muere a ritmo de otoño, día a día noche a noche.

Mientras las estrella…


Cae

Cae


Fisura el cielo.

Algo en mi acompaña el ritmo de los dolores.

Y se fractura.

Se quiebra.

Nunca supe que era de cristal.

Hasta que me empañe en el frío de mi respiración lenta.

Y luego un sonido de la estrella tocando tierra.

Estallo mi cuerpo.

sábado, 22 de mayo de 2010

Dolor de barro



En silencio.


Con los ojos presos del horizonte.

El día levanta los brazos.

En cada extremo de esa línea.

Un punto de fuego.

Y otro de hielo.

La muerte y la vida.


Los cuentos que deje sin terminar.

Me observan detrás de las distancias.

Algunos están a punto de desaparecer.

Otros, tomados de los espejismos de sus formas.

Intentan aun ser.


Me atrae la forma de luz en la penumbra.

No molesta mis pupilas lastimadas de escritura en ruinas.


La noche me dejo un dolor de fuego.

Sobre el amor y otras tonterías.

Oír cantar un duende, con mirada de grillo.

Revive y aniquila con el mismo filo.

Con la misma sonrisa.


Mirada de agua, la voz de los sueños.

Acaricia mis hombros.

Una sonrisa cómplice del destino.

Me recordó quien era mientras te observo.

Perderé nuevamente la memoria mientras me alejo.


Ya deje mis dudas en un frasco

Con monedas viejas, botones, caracoles y piedras.


Hoy me duele un dolor.

Un dolor de martillos y clavos.

Dolor de hierro de acero.

Dolor de cemento.

Dolor de barro y semilla.

Dolor de árbol inmenso.

Dolor de sombras y hojas.

Dolor de dolor.

Pero todo pasa, pasa el dolor, como un tren que viaja lento.

Se lo oye venir, desde lejos la tierra se estremece.

Las vías denuncian la soledad.

El viento juega a ser viento.

Y ayuda a volar los papeles sueltos de mis sueños.


El tren se va.

Tú te vas o te fuiste.

O nunca acabaste de llegar.


La música abraza eso lugares en lo que no hay mas cuerpo.

El espíritu, de los sueños.

La luz del ser.

La tibieza de la energía en todos mis versos.

Solo una especie de llama después del hielo.

Dolor de hierro, de barro.

Dolor de fuego.

martes, 18 de mayo de 2010

Cuando mi corazón desciende










Todo desciende.

Poco a poco se apagan esos fuegos.

Las luces dejan de ser explosiones.


La mirada de la noche es un silencio de estrellas para los ojos.


Sabes que todo concluye, si se queda quieto.

Si no entiende el ritmo que musicaliza las hojas.

Ese ritmo de perfumes.

El que nos cambia la voz de acuerdo a la caricia del día.


Y mi espíritu.

Ya voló hace tiempo.

Me toca esperar que tu espíritu lo acompañe.

Que no busque razones.

O que no importen.


Mi corazón amarillo y pálido.

Se alejo hace tiempo entre las nubes.

Si llamas a mi pecho... ya sabes, esta vacío.

Pero es al fin de cuentas no es tan malo.

Tú, puedes ocuparlo.


Todo desciende.

Los ojos y las alas que se habían alejado.

Los sonidos más distantes serán murmullos cercanos.


La tibieza será el frío.

El día será la noche.

La tristeza será una sonrisa leve en los labios.


Aunque ahora muerda esta suerte de la distancia.

Colgada de un borde de la luna.

Aunque ahora.

Me bese la sombra de sus costados.


Todo concluye, menos…

Todo termina, menos…

No lo diré.

Pero tú... sabes bien, que es lo único eterno.

Y no eres tú, ni soy yo, es eso entre ambos.

Es eso que esta en el medio.

Lo que une, lo que separa, lo que da lágrimas y sonrisas.


Y aunque muchas profecías fueron escritas.

Poco saben los profetas de estos milagros.


De esa sensación en la ventana.

En aquellos primeros días.

De esa sensación en el alma, aquellas primeras noches.

De esa sensación en el alma, de tener alma.

Y de tener pruebas de que existe... por que a través de ella

Es que te hablo.


No se mueven mis labios.

No se mueve ni mi sombra, ni la sombra de los árboles.

Ni la sombra del fantasma de mi lado.


Te habla mi alma.


Mi corazón desde su casa de nubes, que ahora también es amarilla.

Ha oído cada una de las canciones, que el espacio vacío de mi pecho.

Te envía con estas aves.

Para el mundo de la ciencia dirán que son libélulas.

Para el de la magia hadas.

Para mi son como esferas desprendidas de mi sueño.

Por evocarte.


Todo desciende.

Concluye.

Termina.


Pero al menos yo te espero junto al árbol.

Como siempre... tú sabes que árbol.

Y aunque muchos curiosos, piensen...

Que te espero en un jardín o en un parque.

Tú sabes donde esta ese árbol.


Te espero en el árbol de lunas nuevas.

En el árbol, de flores azules.

En el árbol de esferas blancas.

En el árbol que de noche canta sobre todos los silencios...

Que nos envolvieron durante el día.

Silencios de sonrisas.

De miradas, de recuerdos.

Silencios de heridas.

Silencios de voces ausentes... de cuerpos presentes pero distantes.


Te espero con las canciones recién amanecidas en los labios.

Con los primeros besos del corazón nuevo.

Que ha descendido de sus nubes para hablarte.


Y creo que sabes muy bien, que mi corazón sabe.

Porque aprendió de el aire.

De los perfumes de los amores reales.




La luna se inclina a vernos


Aunque parezca que no me observa la luna.

Que soy una simple figura más del camino.

Que soy otra sombra inquieta fiel a mis suicidios matutinos.

Aunque parezca que no me observa la luna.

Se cae de su barca de nubes oscuras.

Se cae y se zambulle por los resplandores de esta ventana que la acaricia.

Y se desmaya en la noche

De los primeros cuentos

Y se duerme en el agua de suaves ondulaciones.

De mensajes de piedras entre ranas que la arrullan.


Aunque parezca que no te observa la luna.

No lo dudes

se inclina a tu perfil, se cae de su barca.

Aunque parecen sus parpados mudos.

Aunque parezca el mar otra especie de cielo,igual de profundo.

El cielo la contiene a ella perfumada de resplandores.

El misterio de la piel de aquella dama,

esta en las caricias.

Que la noche le suelta entre suspiros.

Y de todos los silencios que fueron a parar a su barca de gloriosas nubes.

Y aunque parezca que no te miro.

Que no te convoco entre la suerte de mis manos.

El otoño, besa al invierno día a día, trago a trago.

Y todo es una escarcha en los recuerdos.

Que simplemente me erizan el alma.

Y todo es una escarcha en los labios.

Que solo besan las distancias.


Y te amare después de estos versos.

Me acercare despacio a tu cama.

Susurrare sobre tu rostro.

Las más dulces palabras de magia.

Y la luna nos mirara sin reproches, acercara su luz blanca.

Nos cubrirá la desnudes de espíritus que se acercan

A la noche.

En que vencimos los fantasmas.


Todo, cariño mío.

Es música de ramas.

Todo, mi ave de fuego sobre la distancia.

Todo es tu labio en reposo, sobre mis hombros desnudos.

Todo es el silencio.

De dos miradas.

Un puente invisible.

Entre la eternidad y el instante.

En que la bella luna se cae de su barca.

Sumergida en los besos de agua.


domingo, 16 de mayo de 2010

Tú sabes que quisiera...



Yo quisiera… abrirte el cielo de mis ojos

Que camines directo al jardín donde se mece mi alma.

Que acompañes con tu perfume las flores de mi sueño.

Que susurres alguna palabra mágica.


Y quisiera, abrir el cielo de mis ojos.

Abrir el cuerpo en la distancia.

Disparar un suspiro a tu ventana.

Que desmaye en tus cortinas.

Que llegue hasta tu almohada.

Y que brillante y húmeda de luna, y mar.

Te cuente historias de lejanas mariposas.

Que aletea su luz sobre nuestras almas.


El castillo de naipes de mi pecho se desarma.

Una caricia del tiempo.

Reanuda la batalla.

Todo ha sido un silencio entre dos miradas que se esperaban.


Te esperaba.


Te anhelaba en mis costados.

Abrazado a mis latidos en comunión con mi alma.

En mi templo de bocas que te buscan.

En mi templo de piernas que te abrazan.

En mi templo de palabras.


Te esperaba.


Y quisiera.

Después de estas distancias.

Después de estos silencios.

De las vidas pasadas.

Y después de las manos solas, cubriendo las heridas.

Después de la sombra que inundo mi casa.

Después de la ausencia de reflejos de luna sobre mi cama.

Después de las frutas del árbol de los sueños.

Y después de los peces que sobrevuelan nuestras miradas.


Quisiera.


Tú sabes que quisiera, permanecer en silencio

Frente a tus ojos.

Mantener una oración contigo.

Ofrendarte mis latidos.

Asistir a tu alivio.

Perfumar el camino de tus miradas.


Tú sabes que quisiera vestirme de fuego.

Viajar hasta el crepúsculo de la distancia.

Susurrar al dios del tiempo.

Este secreto de magia.


Tú sabes.

Lo que sostienen mis labios.

En dirección de tus labios.

Lo que guardan mis manos para tus manos.


Sabes del rincón que prefiero en la mañana.

Sabes que me cuesta muy poco decir lo que siento.

Aun de rodillas y frente a tu cama.


Aunque la suerte no corresponda mis besos.

Aunque mi camino insista en no cruzar distancias.

Aunque la noche sea el humo del infierno que me abraza.

Un susurro de la muerte después de tantas palabras.


Tú sabes que quisiera.

Dar un último abrazo a cuenta de la luna.

Un último beso a cuenta de la mañana.

Un último suspiro sobre tus hombros.

A cuenta de mi alma.


Complicado V

De mi torpeza son estas heridas.

Realmente no son mías.

Tampoco es mío el vientre en el que descansas.

Ni mía es la boca en la que hundes tus gemidos.

No son míos estos dolores.

Alguien los dejo en mi puerta abandonados.

Son dolores buenos.

Saben realizar tareas sencillas.

Lavar ropa, hacer compras en el mercado.

Barrer el patio.

Saludar atentamente a los vecinos.

Pero no son míos estos dolores.

Alguien alguna vez los ha dejado.

Como dejaron este pájaro

Suelto y volando, por la habitación de mis fracasos.

Vuela y grita, y aletea su oscuridad en cada aleto triste.

En cada aleto amargo.

Y no son mías las hormigas del jardín.

Esas que en caravana lenta se comieron los rosales.

Y no son míos los gusanos de los duraznos.

Ni los escarabajos.

Ni las arañas de los rincones olvidados.

Todo es de la sombra que me mira sin ver.

Que me respira su hielo su hiel, con forma de suspiro ahogado.

Todo es de la sombra que van formando mis años.

viernes, 14 de mayo de 2010

Simples XII

Lo que tú no sientes en el aire.

Lo que no percibes en la distancia.

No puede ser explicado con palabras.

Tal vez si callas conmigo.

Si tu silencio se acerca a mi silencio.

Podamos oír el océano interior.

Talvez cuando dejes de buscar volcanes y tormentas.

Y luces estallando violentas en el horizonte.

Quizás sientas esa energía que fluye como el magma.

Que la da vida a tu interior.

Y cuando dejes tus relojes, tu corazón te dirá la hora.

Y cuando dejes, tus errores y tus heridas.

Abiertas sobre el agua.

El aire cicatrizara las profundidades.

No vistas la superficie, no la perfumes, ni la decores.

Deja que tu espíritu te de la única tunica necesaria.

Para comunicarte, para sentir.


Desde el interior del universo.

Llegan estos hilos de luz hasta ti.

Los mismos que llegan a todos.

Los mismos que llegan a mí.

La única diferencia, es que esos hilos.

Cuando te callas, cuando te aquietas.

Cuando te calmas.

Tienen la sagrada melodía de sentir.

La sagrada melodía de vivir.

Regreso de pensar que todo esta perdido.





Ya regreso de pensar que todo esta perdido.

Y regreso de acurrucarme en aquel sonido de campanas.

No se cuantas horas fueron marcadas.

¿Esas cosas… tienen sentido?

Regreso de pensar, que todo esta perdido.

Ese aroma de café de la mañana.

El ruido tan frágil de las tazas.

Cada choque de porcelana, ahora me clava en el alma.

Una herida en forma de estrella de la distancia.

Pero ahora regreso de pensar que todo esta perdido.

Que no tuve más que un principio.

Y a mitad de cuento, el resto del elenco de mi vida dijo basta.

Y esto se convierte en un monologo de penas.

No quiero esto.

Por eso regreso.

Regreso de pensar que todo esta perdido.

Me sumo a la comedia cotidiana.

Algo aun duele sobre los labios.

Algo… duele en las manos.

¿Será la línea de la vida?

Y regreso, por las vías solitarias.

No hay cuerpos… con pasajeros verdaderos

En los trenes fantasmas.

Solo fantasmas.

El ave de la noche aletea entre las ramas.

Más sombras para mi casa.

Pero yo regreso.

Me voy.

Te dejo.

Yo regreso.

Te dejo sobre la cama, el cuerpo de mis caricias.

Te dejo sobre la mesa el desayuno, aun esta tibio.

Yo hasta aquí puedo con el sueño.

Necesito dormir el alma.

Hasta aquí pudo volar mi silencio.

Y hacer música en tu ventana.

Pero ahora.

Regreso de pensar que toda esta perdido.

Encuentro en mi camino, de vuelta.

Una pluma de ruido.

Sobre el árbol de manzanas.

Una hoja de olvido, en el patio de mi casa.

Una razón para alejarme de estos círculos, y decir basta.

Hoy regreso de pensar que todo esta perdido.

Aun mientras camino sobre las vías.

Aun mientras veo el tren acercarse.

Aun, mientras te veo, siento que extraño el mar de tus brazos.

Para mi sueño de agua.

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.