jueves, 25 de marzo de 2010

Poeta.







Para los que sangran, para los que invocan.
Para los que muerden.
Para los que besan.
Para aquellos que caminan las sombras de todas las cosas.
Y les dan perfumes del centro húmedo de sus bocas.
Para los que laten con las manos.
Con el pecho, con los ojos.


Para los que me enamoran.


Para los que buscan.
Para los que dejan.
Para los que abandonan.
Para los que luchan con fantasmas, o espejismos.
Y se transforman en héroes o demonios.
Y son dragones y son niños.
Y son aves, y son todos.


Para aquellos que en el último instante miran la luna,
Y si no esta la luna miran la ventana.
Y si no hay ni luna ni ventana, ni dulce dama.
Cierran los ojos y las evocan.


Para los que amasan la vida entre pétalos y perfumes, y relojes vencidos.
Y segundos heridos.
Y en cada latido reviven la voz del silencio, el labio de los besos.
El hueco del mundo, la fisura del cielo.


Para los que escribieron el recorrido de sus pasos hasta el infierno.
Y olvidaron escribir el mapa de regreso.
Para los que escriben el mapa de regreso de todas las cosas,
Menos de ellos mismos perdidos en sueños.


Para los que no duermen, por encontrar musas.


Para los que no despiertan luego de encontrarlas.


Para los que te regalan amuletos de palabras.
Que se recuerdan en sueños.
Para los que te guardan suspiros en los bolsillos.
Y sabores de caramelos.

Para el primero que descubrió
El nombre verdadero de las cosas… después de las cosas,
Y los olvido al ver pasar un jilguero.


Para el sueño, para el silencio, para la música, para los besos.
Para los libros que dormimos en el pecho.


Para el enjambre de versos que nos roban las horas.
Y nos pican la memoria, y nos dicen que son el recuerdo.
Para los libros que hacen descansar nuestras manos.
Cuando encontramos una frase.
Que nos habla a nosotros mismos, los otros y los ajenos.


Para nosotros en las ventanas del mundo liberando secretos.


Para mí, que desando camino de letras,
Invoco, lloro, sonrío, bailo, canto, pincelo, y vibro.
Por ti, por ellos, por el mundo.


Para todos los que dibujan besos desde el verbo.
Y que al concluir sus letras.
Esos besos de tinta,
Le saben a pozos secos.
Porque nada… nada remplaza la naturalidad del alivio del deseo.


Para mis poetas vivos.
Para mis poetas muertos.

Para todos los que sueñan despiertos.


Los que reclaman, anuncian, recuerdan.


Para los que le devuelven cristales al árbol de la vida.
De todas las palabras, de todas las emociones, de todos los sentimientos.
Para los que nos ayudaron a encontrar los verdaderos sentidos.
para interpretar al mundo.
Los sentidos verdaderos... los del cuerpo y los otros.
El tacto, el oído, el gusto, el olfato, la visión,
la intuición, y la capacidad de capturar letras, y la capacidad de liberarlas.



Los saludo y los abrazo.
Abrazo desde el centro claro de mi pecho.
Abrazo desde el centro profundo y azul de mi espíritu.
Amigos buenos.
Amigos blandos.
Amigos escritores, lectores y poetas.





Y para los que leen y añoran y sueñan y evocan.

Estos versos:



Amanece la luna desde el vértice azul y oscuro del cielo.
Perfumada de frío, neblina y penumbra.
Es manantial claro donde el poeta sorbe sus versos.


Amanece la luna, cuando la noche toca la altura.
Y las alas de su cuerpo, cristalizan los sueños.
Que descienden por toboganes de luces.
Hasta la tinta oscura, sangre de letras.
Y nacen, fragmentos de universo, detenidos en el tiempo.
Brillos, lamentos, silencios.
Música de cuerdas de laúdes.
Música de acentos de palabras blancas.


Y la luna sonríe en su espejo.
Que es la mirada soñadora.
Y la luna sonríe en su espejo.
Que es la frente clara.
Y susurra sobre los parpados.
Más luz de versos.
Que como chispas desprenden.
Frases de dolores, de amores, de soledad, de deseo.


Y la luna taciturna, es la amante primera del verso.
Y luego de un poema.
Poeta y luna suspiran.
Y se abandonan al sueño.


miércoles, 24 de marzo de 2010

Mi puntito de Luz.





Si eres mi gran tesoro.

Si eres el punto de luz tras la oscuridad de tantas vidas.


Si la noche despierta de brisas de tus suspiros.

Si todas las señales me dicen sobre ti.


Si el camino de luces de mis mejillas, es de esperar y de esperar.


Porque tengo esta fe, en la penumbra de mis sueños.

Porque después de todo viaje.

Tu pecho es mi gran descanso.

Porque no me alcanzan esos fantasmas.

Ni sus garras.

Ni sus dientes.


Porque el dolor afila colmillos en la distancia.

Pero luchare contra la tormenta del tiempo y del fuego con mis manos desnudas.

Por protegerte.


Eres mi punto de luz.

Y te lo dije antes

Te recuerdo.

Sostengo esta sensación celeste de mis pies descalzos en ese piso de madera frente a tu puerta.

Frente a tu pecho que es la puerta de tu ser.

Y yo con mis canciones apenas rozo tu caja torácica.

Para que te despiertes leve.

Sin aturdimientos.

Sin dudas.

Sin temores.

Con ese perfume azul.

Y aunque a veces la energía que disparamos al horizonte es insoportable.


Te quiero tantas veces.

Te quiero en formas de luna.

De sol.

De estrellas.

Te quiero en alas.

En flores.

En cometas.


Estas dentro de mí

Como una tibieza que me acompaña

Vida tras vida.

Día tras día.

De las oscuridad de la noche que es la ausencia.

Hasta al amanecer de encontrarte que es toda luz.


Por que no hay mas camino.

No hay otros lugares.

No existen otros nombres,

No hay más piel.

Después de ti.


Por que creo.

Y no se porque.

No me lo pregunto.

Porque siento.

No me pregunto porque.


Y sentir es un poco doloroso.

Es terrible abrigar una tormenta en el pecho que se desata por tu espíritu en la distancia.


Por que camino los círculos de fuego.

Nado en los lagos negros.

Me sumerjo en los océanos que nos devoran el cuerpo.


Y aun así.

Como siempre

Como antes.

Como será después.

Te siento.

Pasos sobre todos los pasos de los vivos y los muertos.


Pasos sobre el olvido y los recuerdos.

Pasos desde el centro de tu luz hasta mi centro.


Porque camino la noche sin luna perdida en la tormenta de truenos y conjuros de los espectros.

Y aun así en la distancia, y pese a todas las premoniciones… te encuentro.


Porque en pleno vuelo de huida del mundo,

Un día, mientras abandonaba la tierra y mi cuerpo.


Te sentí.


Te siento.


Por que mis manos no son perfectas.





Por las torpezas de mis dedos esto no pudo ser una canción y es un intento de poema.



Y sobre ti, mí suspiro es una flor violeta.

Que te nombra en cada pétalo.

Hasta agotar su perfume.

Hasta apagar la luz de todas las estrellas.


Nunca espere estas melodías del tiempo.

Este sonido en arena que cae.

Este sonido en las agujas que giran.

Nunca espere una música, como tu música, viajando en el aire.

Con luces tan perfectas y diminutas.


Mis manos no son las mejores.

No quieren atraparte, no quieren atarte.

No pretendo amarrar mis emociones a tu cuerpo.

No pretendo que hagas de mi silencio tu silencio.

Ni de mis alas tú vuelo.


De mi rostro tu esfera, tu punto de partida.

Tu emblema.

No espero que mi cuerpo sea tu descanso.

No espero que mi voz sea la luz en tus tormentas.

Que mis piernas sean el camino para tu viaje.

Que mi silencio.

Se la música que prefieras.


Pero aquí, en la distancia, que solo yo se como pesa.

Pero aquí en la orilla del mundo.

Con mis cuerdas.

Sostengo mi nombre.

A tu esfera.

Sostengo mi cuerpo.

A la voz de tu voz cuando sueñas.


La vida, es un gran laberinto de sorpresas.

De trampas de bestias.

De tormentas.


Me duele un poco el estomago.

Y un poco el pecho.

Algo de estremecimiento en mis brazos y en mis piernas.

Porque sentí el sabor de tu energía, circulando

Los rincones de mi esfera.


Porque si te vas.

Será el silencio.

Será el vacío.

Será la verdadera ausencia.


Mis manos no son perfectas.

Por eso en lugar de escribir una bella canción nacieron este poema.


Este poema de augurios.

Este poema de secretos.

Este poema de promesas.


No se si es suficiente conjuro.

Llamarte para que vengas.

No se si es suficiente conjuro.

Quererte para que quieras.


Sostener todas las velas recién encendidas

En dirección de tu ventana.

Protegiéndolas del viento de mis tristezas.


Creo que cambiare la dirección de mis versos.

Daré un giro a las letras, aunque las intenciones de lo que escribo

Queden guardadas y visibles de las lecturas atentas.

Aunque solo escribo para mí.

Y para ti, cuando visites el mapa de mis secretos, de mis silencios

De mi música de frases y tristezas.


...

Muda, como si la penumbra le diera silencio a la voz de todas las cosas.

En un silencio que no es protesta.

En un silencio, que es oración.

Es pausa.

Camino.


Nuevamente.


Siempre para iniciar un nuevo ciclo, camino.

Pero mi espíritu herido viene conmigo.

Y arrastra sus tristezas con su bolsita de piedras.

De besos rotos.

De palabras secas.


A un costadito del camino.

Un rincón pequeño que olvida la luna.

A ese lugar me arrimo temblorosa.

Soplo aire tibio sobre mis dedos que susurran hielo.

Me pienso.

Te pienso.

Te sostengo entre ese vapor de frío.

Entre mis labios y mis dedos.

Y te suelto.

Te observo en el aire.

Te llamo.

Te siento.

Espero ver el parpadeo de tus alas,

Para saber si me muevo.

Si sigo en este rinconcito olvidado por la luna.

Si avanzo hasta perderme en la sombra.

O si regreso.

Eres un puntito azul.

Mi punto de partida.

Mi fin.


Mi silencio.

Mi susurro nuevo.

Mi beso fresco.

Pero no te tengo.

No te veo.

Aun no puedo perfumarme de tus labios.

Aun no puedo abrigarme de tu cuerpo.

No puedo callar mi locura.

En las razones de tus manos.

En los brazos de este cielo nuevo que me da pensarte.

Suspirar sobre los dedos.

Y soltarte en el aire mientras te pienso.




Molinitos de papel.





Molinitos de papel.


Primavera contenida en colores pequeños.


Sonrisa de agua.


Una línea surca la ausencia presiona la superficie,

Nace un agrieta.

La tierra resiente el dolor,

El dolor abraza,

Viaja y se dirige, arriba mas arriba,

Rompe el horizonte alcanza el cielo.

Las nubes se apartan,

Escapan, huyen, tienen miedo de esa grieta.

Esa fisura en la tierra.


Silencio.

Pasa un cometa.

Arrastrando más esferas.

Que parecen globos de colores amarillos y violetas.


De la grieta, sale una bruma un humo de color naranja, un naranja profundo, empieza a perfumar la atmosfera con su color.


El ambiente esta poseído por el color de la grieta.


Nadie observa estas cosas solo la tierra.

Los autos circulan como si nada les importara.

Los autos parecen, escarabajos.

Andando veloces sobre el cemento.


Molinito de papel, libera perfumes.

Libera palabras.

Los grillos se convierten en personas, que nos chillan y nos cantan.

Sonríe en la noche la luna despierta en tules de luz plata.

Sonríe la noche en tules azules de su mirada.

Y el cabello de la noche envuelve como una brisa que nos enfría el rostro.

Y nos perfuma hasta que nos encuentra la madrugada.

Y del molinito de papel, se escuchan esas melodías de cajita de música dorada.

Nos recuerdas niños jugando y riendo en plazas de colores.

Caramelos, disfraces de juegos, y manzanas.


Molinito de papel.

Luz roja, con franjas de colores verde agua.

Suspira magia en pequeños brillos que nos refrescan los dolores del alma.

Tenemos un espíritu nuevo, recién nacido de los giros de la magia.

Sobre un molinito que nos canta sus canciones de azúcar de colores.

De coros de duendes escondidos entre las plantas.

Y un lero lero, me roba una sonrisa.

Y un lero lero, esta a punto de sonreír deslizándose por tu cara.

1, 2, 3, sonríe ahora con el alma.


Espumas de jabón.





Trato de no tacarte para no estallar.

Tratas de no acercarte para no estallarme.

No soy una bomba

Solo soy una esfera cristalina.

Una pequeña burbuja de espuma.

Una cristalina burbuja que contiene un arcoiris en toda su forma.

Y me oculto de tus dedos y de tus pestañas.

Por no perder mi existencia.

Porque desaparezco si me tocas.

Esta música de cuerdas invisibles.

Que repite mi alma.

Me mueve, un poco arriba de los árboles.

Un poco arriba de de tu cara.

Un poco sobre los labios de la señora luna,

Que observa tus pies descalzos.

Saliste corriendo de tu casa.

Te jalaba un dolor y un deseo de lluvia

A plena madrugada.

Te lanzaste a la calle.

La luna, te recibe.

El silencio te recibe.

La cuerda de mi alma,

Que me eleva a este rincón del mundo

Que ahora te recibe.

Y te da bienvenidas blancas.

Blancas de flores.

Blancas de esperanza...

Blancas de perfumes de miradas.


De los Días, Miercoles.





Un calendario suspira hojas secas.

La estación se retuerce en vías por encontrarme en un vagón.

Pero me llego la pausa de la ausencia que demora los perfumes presos de la última nube que rompió la aurora.

Preludio de tormento el silencio en un gemido del corazón.

Y el reloj es una calesita de duendes.

Todos lo demoran, todo lo aceleran.

Depende la canción que acompañe a sus juegos.

Depende el ritmo que da música a sus talones.

Mi calendario grita sus agonías.

En cruces sobres los días.

Muerto el lunes el martes, vemos atento fallecer el miércoles.

El miércoles no entiende, “recién estoy nacido”.

Es verdad.

Pero desde que naces mueres.

Ese es el destino de todas las cosas que respiran.



martes, 23 de marzo de 2010

En algún lugar entre mi cuerpo y mi espíritu.







Salí a caminar y me di cuenta de estas ausencias
Cuando llegue a la puerta ya no tenía piernas
Así se siente tener la voluntad de volar, y acercarse al extremo del mundo
Con dos plumas de garza azul de los lagos del silencio
Dos plumas que no me elevan

Salí a caminar en el jardín de los ciruelos
Los pétalos teñían de perfumes y claridad 
aquel oscuro paisaje entre la naturaleza y el tiempo común
ese que no vivimos en sueños

Salí a caminar
Y la lluvia de pétalos me inundo en recuerdos
De mi... caminando en un jardín de gigantes 
que destejían desde sus cabellos cada uno de los resplandores de los ojos que se ven através de los espejos.

Sostengo entre mis manos una esfera opaca
La suelto una vez al aire y escucho el sonido de su cuerpo interior
La suelto otra vez al aire y la oigo fragmentarse
La suelto otra vez y caigo rendida a un sueño que me arrojo al mundo que hoy camino

Parpadeo y veo imagines dentro de mis parpados
Los telones al escenario de los recuerdos
Respiro levemente los aromas de mi mañana
Mientras transito con los ojos apagados en un recorrido a mi jardín de juegos.

Parpadeo nuevamente y escucho melodías.
Rumores que vienen dentro de los espacios infinitos que se abren, cuando despertamos de la muerte.
La muerte de la cotidianeidad de ruidos.

Observo el mundo, lo palpo
Me abrazo a algunos desconocidos
A algunos les digo, padre y madre
A otros les digo amigos

Observo el mundo lo respiro
Me detengo frente de mi rostro en el espejo de mi propio olvido
Observo el cuerpo que no vuela
Las plumas de garza azul de los lagos del silencio
Están en algún lugar entre mi cuerpo y mi espíritu.

Disparo de cuerdas.









Espera… llegan.

Detengamos un instantes nuestros pasos.

Hasta que se agote el aire de esas cuerdas.

Se rompe el mundo, mi corazón no puede latir tan fuerte.

Que alguien detenga esos disparos.

Son solo cuerdas, en una base de madera.

Y el arco.

… ay ese arco.

Si.

Son disparos.

Me recuerdan.

A mi… a mi profunda, a mi ciega, a mi muda, a mi soledad, a mi sombra a mi pena.

Mi dolor de punzantes remembranzas sobre un azul desierto de estrellas.

La soledad de la esfera que gira aturdida sin encontrar donde proyectar sus brillos.

Sus aromas de alas de luciérnaga que parpadea.


Como una flor otra vez perdiendo el aroma.

Respiro para morir de esta tristeza.

Reclamo mi propia muerte a la muerte.

Violento mis manos sobre mi pecho.

Pero mi muerte no llega.


Pero llega la calma, esa cuerda que se filtra en mi piel llega hasta mi caja torácica.

Masajea un poco tibia, me duerme en el remanso de una nueva nostalgia

Me recuerdo.

Recuerdo mi voz, de antes.

Mi voz verdadera.

Mis ojos.

Mis verdaderos ojos.

Mi forma, mi luz, mi sombra.

Es inevitable volver a nacer de un llanto.

Mientras las cuerdas vibran.

Algo de es instrumento comunica con mi espíritu entre las cuerdas de mi garganta.

También se oyen similares melodías.


No respondo al silencio o a la muerte.

La muerte y el silencio no responden a mí.

Pero respondo a la música y a la vida.

Con el mismo perfume de despertar aun un poco temblorosa.

De los recuerdos que el viento me trae de mi.


Y mientras las cuerdas siguen vibrando el arco dispara notas y dispara fuego.

Y dispara vida y sensaciones de luz sobre el cuerpo de mi espíritu que se eleva.

Mi espíritu me observa, se sonríe.

siente que un no es tiempo.

…y regresa.



lunes, 22 de marzo de 2010

...y no quiero, y no puedo.






Te asomas como un fantasma.

Espantas mi espíritu.

Y no te enteras,

Solo eres tu naturaleza.

No quieres y no puedes.

Eres solo tu naturaleza.

Te asomas como una rama vencida.

Te asomas por el peso de tu sombra.

Por la fragilidad del viento.

En el aire.

Convertido en cometa.

Te acercas sin querer y queriendo.

Sin querer y queriendo te alejas.

Eres como lo dije renglones arriba.

Eres solo tu naturaleza.

No tengo más adjetivos.

Tengo dolor de pulmón.

Tengo dolor de mandíbula.

Tengo dolor de estrella.

Dolor de planeta.

…y un mechón de mi cabello es una serpiente enredándose en mi cuello.

Y una sombra de mi cuerpo en las paredes del desamor.

Claman orgullosas por frases de princesa.

Y yo no soy.

No soy más que mi naturaleza.

No soy mas el poema.

Ni la flor.

Ni la sirena.

Ni el ser de transparentes alas,

Que aleteaban perfumes desde la luna a tu ventana de luces.

No soy la música matinal amanecida del jardín de tus soles,

Como una lagrima de la tierra.

No soy mujer, ni india, no soy niño, hombre, no soy sabor.

Soy constelación de esplendores que se alteran en la distancia de molinos que me alejan.

Que me alejan de las otras luces del asombro que sostenían con dulzura los tules de mi esfera.

Soy oscuridad sombra y tiniebla.

Soy todo eso cuando cierras los ojos.

Y no alumbras mi rincón del mundo que tanto te espera.

Y no soy hormiga, no soy un roedor, que escarbe y haga cuevas en la tierra.

No soy raíces, ni ramas, ni semillas, ni flores ni frutas.

Ni hojas de hierbas aromáticas, para preparar medicinas que me prevengan.

De tus ojos en mis ojos y luego en otras esferas.

… ay nana de los sueños, cántame algo que me alivie la tristeza.

…ay nana arrópame la herida con aromas de canela.

Que se me va la vida desde el otro lado del planeta.

Y mis alas de plástico reciclado en los escombros de mis otras estrellas.

No quieren.

No pueden.

No me elevan.

Y tú lo sabes.

Yo lo sé.

Las cartas estas marcadas.

Y no advierto mi suerte, por que los dibujos de la suerte me entretienen.

Los dibujos de mi suerte, ocultan soles, ruedas, torres, esferas, más esferas, más huesitos de la muerte.

…ay luna pálida… esfera de mi sueño amanecido en tres claveles que se marchitaron en el borde de la ventana...

… los peces no quieren, no saben… no quieren, pero no pueden.

Y florarán en el lago.

Ay luna de esta noche de lunes que muere, asómate a esa rama,

Miéntele al mundo, que te confundirá con un insecto luminoso entre las hojas.

Ay luna acércate a mi ventana, cántame tu medicina de olvido.

Anestesia mi corazón con ese rostro de muerte apagada.

Quiero arrancarme las ganas de huir, de cabalgar la noche y las montañas.

De morder mi suerte, y de romper distancias.

Quiero dejar de darle del color de mi sangre a los amaneceres que se filtran por mis sabanas.

Quiero dejar de darle temblores a la sombra cuando se acerca a mi alma.

Quiero dejar y no quiero.

Por que tú luz, me encuentra.

Estallas la sombra, la fragmentas.

La sombra es una flor oscura marchita decayendo pétalos a la luz de tu mirada.

Quiero dejar y no quiero.

Quiero dejar y no puedo.

Y no puedo.

La voluntad de la magia, el absurdo juego de palabras.

La voluntad de la dama que escribe con hilos de plata.

Me enlaza a tu espíritu desde las primeras horas del día.

Desde el primer parpadear del sol en tu cara.

Se que respiras.

Mi alma, mi ser, mi pedacito de ser menguante de nostalgias te esperaba.

Y aunque a veces la tristeza me robe besos.

Y se ria de mi suerte en mi cara.

Y se convierta en un insecto que deja aguijones en mi alma.

Me sostengo de mi esfera, como la luna que brilla al resplandor del sol

Desde las oscuras distancias.



Partí un cielo, rompe un verbo.








Por que la soledad llora el tango en las esquinas.

Y la humedad se desprende del lunes

Al arrimar estos soles de bienvenida a tu balcón.

Partí un cielo.

Rompe un verbo.

Estallame el corazon.

Y la calesita y el Varón y la pebeta.

Y la milonga, el café, la ventana.

Mi falda, tu silencio.

La canción de una despedida que se predice en las manos.

Por que la soledad llora el tango.

Llora, la muerte.

Llora la vida en una latita de galletitas,

De un almacén que cerro.

Y de una cortina de bolitas y caracoles.

Se desprenden mas melodías de “te quise decir... y ya no”.

Y alguien, si me dijo…

“…pero serás, serás morocha linda

Lo que tú quieras.

Lo que el cielo soporte desde tus ojos

Lo que el suelo tolere desde tus piernas"


... ay la tristeza de aromas, callecita de antaño.

Viejos rumores, desde el puestito de flores

Donde se juega el amor.


Y alguien me beso…

Y de sus ojos parpadearon los silencios

Cuando la flor del encanto marchito su color.


Pero hora…

Regálame una margarita.

Un rayito de sol.

Un pétalo del árbol de nubes.

Ya ves, que traes sobre el hombro.

La melodía de mi voz.

Regálame el perfume.

De tu camisa.

Regálame un labio herido.

Para sorber los descuidos de mi corazón.


Pero... estállame la luna.

Rompe el viento.

Corre las cortinas… que nos pueble el sol.

Se mi alimento de nostalgias que se acercan.

Abrime el pecho.

Busca un poco entre mi blusa.

Hasta que salga huyendo la mariposa del dolor.


domingo, 21 de marzo de 2010

Sostenme




Mírame.

No era tan alta antes.

No lo soy ahora.

No era tan blanca ni tan buena.

No lo seré.

No soy la luz.

No soy el color.

No soy la sombra.


Hay un camino extraño de flores secas.

Entre mi pecho y mis piernas.


Hay una sombra gris de opacos rumores de ausencia.

Que laten paralelos a los sonidos de la tierra.


Pero mírame.

Directo a los sueños.

Mírame directo a las manos.

Mírame directo a los labios.


No me protejo de las flechas de luz.

No me protejo de las plumas de la magia.

No me protejo de los abrazos de perfumes.

No puedo defenderme de la lluvia de melodías

Que me dan tus miradas.


Sostenme un instante.

Antes de emprender este vuelo fantasma.

Nocturno repetido.

Gastado.

Aturdido.

Vuelo de angustias y soles.

Que se muerden sus fulgores.

Por dormirme en sus brazos.


Pero sostenme.

Escucha el color de mi boca entreabierta a la luna de la angustia.

Escucha la voz de la noche asomando desde mi cabello.

Hasta tus manos que son ramas, del otoño que preciso.


Sostenme en fuego.

Sostenme en aire.

Sostenme en besos.


Y abrázame desde la tibieza esperada.

Y abrázame… a mí, a todas las que soy desde la mañana.

A la que sueña, a la que vuela, a la llora, a la que canta.

A la que sonríe a mitad de un beso.


Y perfuma su sueño, con los benditos rasgos de tu cara.


Abrázame y me hundiré en tu pecho como una burbuja pálida.

Un poco fría, un poco tibia.

Un poco de luz para tu esternón y para tu mirada.


Abrázame y me acurrucare en tu cuerpo.

Y dejare que los días pasen.

Que la sombra me invoque con todos los nombres.

Que la noche me jale desde sus cuerdas mudas.

Que los fantasmas lloren por mí desde los estanques.

Que la suerte me grite cruces.

No estoy para el mundo.

Estoy suspendida en la ilusión de un abrazo.

Estoy sostenida desde un sueño profundo.

Mientras los ojos de la eternidad me observan.

Desandar el camino de luces trazando círculos.


Y buscare el rumor de mis propias manos abandonadas a tus manos.

Y sorberé mis labios detenidos en tus propios labios.

Y respirare mi cuerpo.

Desde tu cuerpo.

Estallare de mañana de perfumes.

Y no atenderé a los llamados del espectro de la calle

Ni a los motores muertos.


No hay mas silencio.

Ni más música.

No hay mas perfume.

No hay más sueños


Solo un brillo columpiándose en un árbol de aves azules.

Solo una luna besándose a si misma en un lago.

Solo el sol mordiendo sus fulgores por dormirme en sus brazos.


Sostenme y seré el agua.

Sostenme y seré el regreso.

Del espíritu olvidado en el regazo de los sueños que creímos muertos.

Sostenme y seré la mañana.

Sostenme y seré el cielo.

La liquida intuición del encuentro.

La Áurea ilusión del beso.

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.