jueves, 11 de marzo de 2010

... o me olvidan.




Afuera... las aves de la muerte

Están decidiendo.

Si me comen aquí, o me llevan.

Si me cuidan o me olvidan.


Las miro.


Apretó fuerte mis manos.

Sobre mis rodillas.

Y dejo que en este ultimo aire.

Se vaya la vida.


Una mariposa azul.

Aletea, bajo.

Cerca de mi cabello.

Hace un giro.

Sobre mis mechones castaños.

El azul de su vuelo.

Me parece una imagen bonita.


Aunque… las aves de la muerte

También son lindas.


Tienen la cabeza dorada.

Una gran pluma amarilla.

Una pecho en un color bronce oscuro,

Y hacia las alas, sus plumas.

Se ponen más rojizas.

Pero… así se ven de lejos.


De cerca,

Sus plumas desprenden arena.

Y son entre grises y oscuras.

Y de un blanco sucio.


Afuera las aves de la muerte.

Están decidiendo

Si me comen aquí, o me llevan.

O si solo me olvidan.



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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.