domingo, 14 de marzo de 2010

Domingo duende.











Quiero derramarme sobre tu pecho.

Abrazarme a mi naturaleza liquida.

Desde ti.

Y ser ese bálsamo de perfumes

Una luz... diminuta constelación.

Sobre tu piel.

Que es aroma.

Que es un campo donde descansar.

Y de una vez dormir.

Esto es solo un sueño.

Un simple sueño de almohadas compartidas.


Este domingo es un duende.

Que nos sonríe.


Yo solo escribo.

Lo que mi alma dicta sobre mi corazón dormido.

Un parpadeo de sueño.

Un altear de grillos.

Que te acaricia desde sus pestañas.

Mientras despierta, con insomnio y sonrisas.

Aun sueño contigo.


Como sueñan mis manos.

Despejar tu rostro.

Recorrer tus horas.

Como navegar tus ríos.

Desmayar las flores blancas de mi vestido.

Sobre la voz que palpita desde tu esternón... hasta tu ombligo.


Que me encuentres de arena.

Y que hagas de mí un castillo.

O que te conviertas en mar.

Acercándote a mí orilla

De tiempos perdidos.

De tiempos dormidos.


Mis manos dibujando círculos en tu cuerpo.

Dejando las señales necesarias.

Para encontrarte de noche.

Para encontrarte en la distancia.

Para verte en la oscuridad de mis pensamientos.

Para verte cuando necesite aterrizar mí vuelo.

... y otra vez derramarme liquida sobre tu pecho.

... y viajar mientras duermo en tus ríos.


1 comentario:

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.