domingo, 14 de marzo de 2010

Esta simple imagen II









Como una luna.

Que apenas descubre su cuerpo.

Dejando su torso desnudo.

Su piel de piedra se vuelve carne y luz.

En la distancia minúscula de las expresiones diurnas

Por un solo aleteo de tu sonrisa en sus cimas.


Y de la noche callada que encendió sus ojos como dos angustias.

Nacen estos silencios de bocas que se prometían.


Mas aun de la sombra, lúgubre del deseo.

Me vuelvo barroca por reforzar el verso que me eleva al cielo.

Donde encuentro el nombre verdadero de tu estrella.

El que me conduce en viaje de sueños por el puente de la fantasía.


Aunque de la duda, siempre se escapa un verso.

Que pone sombra sobre los días, y palabras de hojas caídas.

No hay más real que la luna desnuda.

Con sus velos, con sus parpados de agua.

Mudos por tu beso.

No hay más música, que tu cuerpo,

Dando pasos sobre el cuerpo de la ausencia.


Arranca las dudas.

Purifica el olvido.

Anestesia el fracaso.

Dame tu mano.

Tapa esta herida mientras recorro tus labios.

Muerde, muerde y que la sangre, le de un sello al encuentro.

De nuestras esferas, en un rojo que desciende y que es sorbido por los labios.

Llévame a tus pupilas.

Hazme dormir de tu brazo.

Dame, el bálsamo nocturno de tu cuerpo.

Y guarda un poco de tu perfume para la mañana.

De mi cabello formare las cortinas.

Para esta ventana abierta de los espíritus.


Y de mi boca húmeda, el viento inventa esta melodía

De evocarte.


Y de mi boca abierta, el sabor de las frutas

De aquella selva en la que te pierdes en sueños.

A la que te invito despierta, y sin tiempos.


A punto de volar, me distraigo en el horizonte de tus hombros.

En el Angulo de tus brazos cuando me acercan al universo de tu pecho.

Al agua calma de tu mirada.


Y mis manos.

Descienden como aves fatigadas.

Sobre el cielo.

Que es tu cara.

Y cierro los ojos.

Para disfrutarte solo del tacto.

Y no me alejo.

Solo quiero sumergirme en tu abrazo.

Convertirme en pez.

O en agua.

En luz, en sabor.

En música.


Casi no puedo verte.

De tener tu rostro tan cerca.

El rugido de mi pecho.

Ante ti.

Apenas es un tamborcito.


Y apenas soy una luna.

Que te envía mensajes y te escribe caricias.

Que para llegar a tu cuerpo deben morder el verbo de tu poesía.

Que para llegar a tu cielo.

Debe sumergirse en un abismo.

O entregarme al vuelo de evocar tu nombre en una noche consentida.

Por los versos que te regalan esferas, solo por saber que me miras.

Que cuando tus parpados bajan.

Llegas conmigo.


Y soy el verdadero espíritu de las cosas.

Asechando tú sueño por un trago de tu piel.

Por un abrigo de tu boca.

Por descansar mí vuelo.

De viejos recorridos.

Por caer, rodar, hundirme en tu cuerpo.

Estallar de luces y sonidos.

Estallar en susurros tibios.

Deshojarme, y abrirte mi pecho.

Desde la soledad de su tumba.

Para renacer tormenta de fuego.

Y luego silencio de calma.

Sobre las bocas otra vez mudas.


De este poema.

Me despido con esta imagen.


Esta noche cuando me entregue al sueño.

Sentiré tu abrazo infinito.

tu mano, descubre y besa mis hombros.

Entre mis cabellos.

Para luego abrazarte a mi cintura.

Mi mano, entrelazando dedos y perfumes de caricias.

Antes de quedar dormidos.

Algunos susurros.

De esos muchos que nos decimos.


Un dialogo de perfiles.


Y al despertar... parpadeo.

Mi mano busca tu cuerpo.

Te encuentro, parpadeando al sol unos insultos.

Esta vez yo busco tu brazo.

Y enlazo con el, mi cintura.


Si pudiera decirte… no vayamos al trabajo.

Quédate esta mañana, también conmigo.


Si pudiera decirte.

No despertemos del sueño nunca.

Si pudiera asistir a tus miradas y a tus besos con piel verdadera.

Durante el día.

Si pudiera, decender de tu frente a tu cuello.

Si pudiera hundirme en tus ojos.

Prepararte el desayuno.

Abrazarme a ti, mientras respiramos la lluvia el sol.

La vida.


Si pudiera tener contigo una calle común.

Un barrio en común.

Si supiera en que bar… en que cine.


No estaría rompiéndome en luz.

Que estalla desde mis ojos en piedras circulares.

Por hacer rituales.

Por encontrarte.


Me das ese perfume, que solo da la eternidad a las cosas.

Me das, esta imagen... la más real entre todas las imágenes.


Y trazamos puentes.

Y nos regalamos caricias.

Y nos fragmentamos.


Un café, un beso.

Una calle donde encontrarnos.

Se volvió algo imposible.


Puedo rozar la eternidad y la muerte.

La locura y la vida.

En la misma poesía.


Porque también eres la fuente de donde bebe el ave.

Que habita mi mente y mi pecho cuando escribo.


Ay, si pudiera.

No sabes cuanto.

Río.

Lloro.

Hablo en silencio.

Hablo con música

Digo tonterías.

Detengo mis pasos.

Entre corto el aire.

Olvido las horas.

Por que a mitad de mi vida.

Algo tan simple.

Por que a mitad de mi vida.


Tú.

2 comentarios:

  1. Un remolino de tiempo.
    Juega con los silencios.
    Les pone nombre.
    Les canta cuentos.
    Un remolino de tiempo.
    Se derrama.
    En mi cama vacía.
    De lunas caricias.
    De sueños reflejos.
    De aromas de tu cabello.
    Que se descuelgan de tu ventana.
    Llegando hasta mi.
    Pintando de ti.
    Esta noche temprana.
    Siento tus labios.
    Rozar mis pestañas.
    Siento te pecho.
    Recorrer mis entrañas.
    Tu cuerpo de luna.
    Tu danza desnuda.
    Tu boca.
    Tu ombligo.
    Mis manos recorren.
    Estos postigos.
    Que abren las puertas.
    De tu leyenda.

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  2. HADITA HERMOSA... MI ALMA OS VENERA!!!

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.