domingo, 28 de noviembre de 2010

últimos pasos

El patio tiene de esas alondras que no levantan vuelo
Con los años se convertirán en rocas
Por ahora son como hojas secas
Confundiendo su forma entre las sombras

Los vecinos no recuerdan el pasado
El sonido de las bicicletas
Los golpes de pelota
El nombre de los niños
El rostro de los hombres

Nadie recuerda la bolsa de mandados
El carrito lleno de verduras
Regresando del mercado
El dolor de los bolsillos
La fatiga de los pasos
El dolor en el vientre del pasado


Nadie recuerda la casa habitada
Al pasar todo es una sombra
Como si una nube de  lluvia
Cambiara el paisaje del patio

Será este patio el último escenario de sus pasos
De su mirada vagabunda a toda hora
Del dolor de las manos arrugadas



Levanto la vista cuando llego al portón
Vio antes de entrar, la imagen de su casa gastada
Sintió la risa de los niños en las veredas vecinas
Sintió el viento arrastrando la sequia dentro de su casa

Avanzo tan lento, tan dolorosa
El paisaje del mundo tiene otros colores
Allí en su casa, en el hogar que protege sus huesos en las noches
Hay una escala de grises que avanza conforme mueren las flores

Se detuvo en la puerta
Las llaves temblaron tanto como sus manos
Y se convirtieron en pequeños llamadores de ángeles de la muerte
Que se posaban sobre los arboles
Cada rama que rozaban sus plumas
Se convertía en un retazo de noche
Sujeto en los arboles

Beso su aliento
Sus labios sintieron el paso del último suspiro
Abriéndose lugar desde el interior de sus pecho
Para salir doloroso desde la cueva de su boca y su alma

Entro a su casa que era de huesos de cemento
El perfecto recipiente para la soledad que ella llevaba
Dejo la bolsa de verduras sobre la mesa
Las llaves cayeron al piso en última llamada de los ángeles

Y una sombra que pesaba en el aire
Levanto vuelo desde  los arboles
Pero no entro en la casa
No entro en la casa
No era necesario


Ella se asomo a la ventana
Los jazmines la saludaban desde el patio
Algunos gorriones escarbaban en el suelo
Mientras un silencio buscaba tierra
Para callar las tormentas
Que gritaban en sus labios

Se durmió  con la vista entre los árboles.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Dolores de lluvia

Llevaba más que el alma en el bolso, como si luego de guardar eso para que no lo dañe la lluvia,  quedara mucho lugar. Quizás porque las almas siempre son pequeñas, ingrávidas, inmateriales.
Quizás por eso quedaba espacio para el desamor, para el olvido, para la desesperanza. Su alma viajaba en su bolso, era un latido de luna, como una fotografía de una noche en el campo en medio de esa lluvia lumínica que es la oscuridad. Llevaba los zapatos heridos, la lluvia sabia del interior de sus medias porque se filtraba en todos los charcos, mientras sus pies sabían del dolor del frío. Aun conservaba la voluntad de la vida, esa que te lleva respirar una vez tras de la otra, sin dejar, aunque el pecho duela las espinas de todos silencios.
Llevaba parte de la última tormenta de fuegos en su bolso, en el rincón que su alma dejaba libe la tormenta viajaba acurrucada, la tormenta le temía al miedo que se filtraba por los huesos de ese bolso casi destruido. Viajaba porque tenía tiempo, porque no tenía hogar donde permanecer quieto. Quizás eso es lo que me pasa, que me siento incomoda en todas partes, aun no encuentro mi casa, ni el hogar donde desempacar mi espíritu. ¿Aquel anciano, de rostro sucio, era un pobre vagabundo del mundo  o era el más libre de los hombres que haya conocido? no lo sé. Sospecho que esa libertad de ser tan vagabundo, tampoco es felicidad. Felicidad debe ser como esa sensación de no huir y de no permanecer al mismo tiempo.

El agua se filtra por las piedras en todo el mundo, dentro de sus zapatos hay otro río, el agua se filtra entre sus dedos, creando diminutas cataratas de brillos, él sólo se descalzo el mundo en el cordón de la vereda, para recordar si seguía vivo.
Los pájaros más pequeños, permanecen inmóviles en las ramas, los más viejos, vuelan aunque las gotas de lluvia sean muy pesadas. Hay palomas, y misterios en los charcos, hay monedas en las fuentes de la vida, con ellas se puede comprar un boleto para vivir otro par de años, por aquí, solo hay un aroma a destierro, un anciano que no decide si es mejor ir con los zapatos destrozados o descalzo, es una decidirían tremendamente difícil, es como decidirse a seguir vivo.

Adiós a mi sueño, adiós a mi abril.

"Ya no volveré a renacer en ti, eres el mes maldito que me recuerda que ando viva, como un espíritu vagabundo sobre la tierra. por eso te despido y te maldigo para no renacer jamas desde tus días... adiós abril"

Adiós abril, ya lo sé a pasado tanto desde el ultimo abril, que quizás nuevamente la puerta del almanaque le de la bienvenida al sol de sus hojas secas
Pero de todas formas, adiós abril
Adiós estación de la madera, del sauce herido de hojas y flores y de insectos
Adiós a la luz de las cortinas inflamadas de aire y de perfumes desde el jardín
Adiós al dios de todas las horas desde las ramas de los limoneros
Adiós al azahar del cuerpo de mi patio, hasta los pies de mi cuerpo
Adiós a la sonrisa de las hadas asomadas desde los escombros del fondo oscuro
Esa especie de patio abandonado que nadie visita
Adiós al hogar de las luces y de las sombras de las hojas de los ceibos

Adiós a mis manos cerradas
A mis manos abiertas
A mis manos desarmadas de palabras que retengan a abril

Eras, querido mío, abril mío, el mejor lugar para dormir la muerte
Para despertar el sueño
Un campo de fantasmas que no se  enteran jamás que van muertos
Un infierno más cálido que el verano
Más frio que el invierno
Un lugar de paisajes nuevos

Adiós abril, adiós al patio, al juego de saltar baldosas y crujir hojas secas
Adiós al ritual de buscar tesoros entre las macetas, escarabajos, hormigas, pequeñas libélulas
Adiós a las hadas invisibles que viven en cuevas pequeñas dentro de las grietas de las paredes
Adiós a las bestias que habitan los rincones de humedad en el suelo

Ya lo sé, ha pasado tanto tiempo desde el último abril que quizás nuevamente, la puerta del almanaque le dé la bienvenida al sol de sus hojas secas
Pero de todas formas, adiós abril
Ya estás muerto querido mío, abril mío, mi abril
Eres el pan seco sobre la mesa, el que nadie ha comido
Eres las migas del desayuno que te lleva al olvido como a mí
Eres la palabra que no se menciona, loa visión que todos esquivan
El beso que no respira
La bomba, que se apaga y explota sobre los huesos de mi esternón
Y me obliga a dormir
Maldito abril, adiós abril

Eres abril de las manos frías
De los abrazos eternos
De jugar entre los jardines del cielo y los de tu-mi jardín
Eso ya está muerto, hay un pequeño charco en el asfalto por la lluvia
Allí flota en funeral vikingo, mi pobre abril.

Algo personal

Mi madre esta muerta en el río
sólo porque mi padre tiene la forma de un chuchillo y habla todos los días desde su filo
sólo sabe hablar desde su filo
mis hermanos son las ramas secas del árbol de la vida
un incendio de abandonos y demoras
de hombros débiles, incapaces de sostener sus espíritus

mi hijo, el que no ha sido
el que murió en mis brazos el día que debía haber nacido
también flota en el río
mi hijo, el sueño de mi carne
el corazón de mi sangre latiendo al ritmo de mis latidos
esta muerto, es una piedra clara en la oscuridad del río
los peces que rodean a mi madre, la abandonan al ver a mi hijo
mi hijo es solo eso, una parte de mi espíritu hundido en el río
los peces pretenden ser el aire que no ha tenido
los peces pretenden ser las luces que no ha tenido

no se porque todos los hombre deben viajar al infierno tras sus mujeres
no se porque todas las mujeres somos engañadas por los demonios de nuestras mentes
esos que nos oscurecen, nos seducen a la muerte
y una vez allí nos envuelve de regalos rojos, de llamas y dragones

quizás ya estoy muerta en el río
soy parte del fondo de piedras o de los peces luces
o soy solo el agua que corre perpetua muda de gritos
tan solo sueno a agua dulce, pero fría.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Como una rana.

Eran los días de las escamas tornasoladas, de dragones o serpientes, de esas nuevas criaturas que aleteaban desde el estanque. Algunas saltaban sobre las hojas de esas hermosas plantas acuáticas, esa forma verde de florecer en la superficie terrestre. Eran esos días de humedad de frio que no hiere. De esas sensacional forma de dormirse en los bancos de plaza sintiendo descender el rocío suavemente, detenerse en los labios, en los párpados y percibir como la piel se humedece, ser consciente del perfume que el rocío deja sobre el campo, cada gota estalla en brillo y en aroma, sin importar si te detienes o no a verlo. Siempre alguna rana sobre la piedras al charco y ese glorioso sonido de saber que todo se desvanece. El susurro del charco es un instante en la vida del líquido, el agua es apenas un suspiro de lluvia sobre el verde.
Todo se desvanece, la mariposa se acerca a la flor, la flor tiembla. El pájaro aletea, abre su pico, se acerca. Todo se desvanece. El instante en que sentí tus labios, tan cerca. Te respiré esa vez. Esa primera vez, como si en tu aliento podría descubrir el misterio de la vida, la profundidad de todas las cosas. Solo descubrí que me gustaba besarte, que me sumergía en tus labios como la rana en el estanque, y que permanecía inmóvil a la espera de que continuaras tú el milagro y cuando me respiraste por primera vez, mi nombre acudió a tus ojos, fui más que un suspiro, no fui la música, ni la magia, no fui los recuerdos de vidas pasadas pasando a velocidad sobre tu rostro, fui tan solo esto que soy mientras te evoco, mientras te escribo, la misma mujer que se desnuda al cielo de tus manos, la misma que se duerme en los paisajes de tus ojos.
Eran los días de las escamas tornasoladas, donde el dolor era la misma espada, que protege y traiciona, nada cambiaba en los libros de historia, nada cambiaba en las novelas clásicas, no hay mas reformas, no hay revoluciones, solo esa miseria de andar de rodillas quitándole siempre al más pobre. Hay alimentos envasados, hay huertas muriendo de abandonos. Era el tiempo de las alas sin vuelo, de los títulos de nobleza en marcas, en etiquetas. Era el tiempo de las ruinas universitarias, de la autopista con huecos.
Era el tiempo en que el cielo se dormía sobre los arboles, cansado de sostener tantas inútiles estrellas que no saben ser fugaces, ni cumplir deseos. Era ese tiempo, en que los vagabundos, te convidan sus calles, los budas te invitan con mates, los mensajeros circulan mudos y descalzos y no tienen memoria.
Era ese tiempo, en que las matemáticas son enemigas de la economía, era el tiempo de los bolsillos rotos.
Era el tiempo de los guantes celestes, de dormir esperando que en el sueño nos sorprenda la vida, porque despiertos solo sabe espantarnos. Era ese tiempo en el que no esperas ni buscas, no deseas, era mi tiempo de ojos callados, de manos quietas, de nubes fijas. Era un tiempo de párpados telones, de función de cerrada.

En ese tiempo de escamas tornasoladas, el dragón encontró el castillo que le faltaba para dejar de ser un monstruo y convertirse en una criatura mágica.
No sé que era antes de tus ojos, pero me gustan los nombres que me da tu mirada.

No estoy...

Ya no hablara mi jardín con las macetas rotas
Esos tristes pedazos de tierra herida, incendiada
Ya no hablara mi jardín con el cielo líquido de los charcos
Esos espejos de los mundos oscuros, olvidados

Ya no hablaran mis labios de silencios espectrales
esos lugares que recuerdan el tiempo que no ha sido
Todo el color de mi piel abrazara al invierno en sus verbos fríos
Soy la mujer serpiente
El silencio frágil que emanan los aromillos
la calidez que agita las flores blancas del ciruelo
la nostalgia que abraza en las mañanas
Soy como una anciana, o una niña frágil
caminando sobre el filo de sus temores descalza 
Soy un dolor sobre el dolor el frio de la distancia

Ahora mientras el rio lamenta su entraña de piedras
Mis manos lamentan su profundidad de huesos
Mi cuerpo llora sus pechos
Su vientre
Su ombligo apagado
Mis lunares toman alas
Buscan nueva hierba que sostenga sus colores, que acompañe el parpadeo de sus almas

No estoy muerta
Aun respira mi esternón
Aun se inflama mi pecho
Aun siento la presión en el diafragma
No estoy muerta
Simplemente se apaga la luz, la estrella, el pequeño bichito de luz de mi mirada.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Es bueno

Diré estas palabras…

Este puto dolor de noviembre otra vez posado como un insecto sobre  mis penas
Anoche otra vez maldeci los dragones y las serpientes de tu boca, de tu silencio y el mio y otra vez fui la lluvia
Maldita suerte de este puto dolor que huele a sequia
Todo es la sombra de mis días
la luz es la noche en que no me desprendo
Desde las ramas a los vidrios

Agoniza, al fin agoniza, pero no muere
Jamás muere
Jamás mueres de mi, como muero de ti todos los lunes hasta llegar al domingo
Y yo te digo lo que no se debe decir
Lo que el mundo apagado calla

… Es que me he vuelto un incendio
Masticando las piedras de los templos
Desnudándome de túnicas blancas para vestirme de infierno sobre el frio del clima

No me esperes mas en abril, no me busques en septiembre
Llegara otro fin de año y  los niños parecerán alegres aunque sus padres los odien o los ignoren
Los arboles se disfrazaran de plástico mientras  la muerte arrojara guirnaldas desde los balcones
La farsa subirá por la autopista y desenreda en un lugar desconocido
Las calles sin señales son calles del olvido, simples calles de tierra y olvido.

Moriré algún día, con mi piel gastada desde siempre
Con los huesos marcados en la carne roída
Mi cabello será la sombra de mi vida
Una nube de humo por el incendio de mis sueños
Un enredo de ilusiones perdidas

Pero este puto dolor es el mismo dragón que se esconde en mis palabras y en mis decisiones
Este es el mismo dragón que vuela y duerme conmigo
El que se esconde en la sombra de todos
Al que le doy la bienvenida a mi alma para que la destroce noche tras noche
Y aunque sea un dragón de humo, de esa bocanada de humo que di del infierno que abrigo en el cuerpo
De ese infierno de agonías, de ese infierno de angustias que forma un cráter a mitad de mi pecho
Aunque sea un dragón de humo de nubes oscuras, desde tu boca o desde la mía
Este dragón vive, respira y me precederá aunque lo ignore
Aunque lo oculte y lo ignore

Maldigo este dolor por ser más fuerte que mis manos
Porque no me basta el cuerpo para apagar el fuego que genera mi espíritu
Porque moriré  y las llamas de mi dolor seguirán ardiendo, en el cielo o en el infierno.


… es bueno maldecir, no espanta los dolores pero al menos demuestra que no son de mi agrado.
Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.