lunes, 28 de diciembre de 2015

Letras

Letra sobre letra, palabra vida, palabra que abre cielo, palabra que atraviesa espejos.
La piel del fantasma recupera nitidez, y es bellisima.
Letra sobre letra, palabra vida, palabra que abre cielo, palabra que atraviesa espejos.
La monotonía del reloj es vencida, el mundo baja el ritmo.
Paso sobre paso, camino tierra, camino río.
Fluye el alma sobre el aire, como si cabalgara en un corcel de furia y ternura.

Azul

Cada persona es un tesoro incompleto, un tesoro que adquiere luminosidad al verse reflejado en el otro, y ese reflejo es tan particular y tan diverso como seres en el mundo. El mapa de nuestros tesoros es un misterio, cada persona tiene un modo de interpretar las señales, los caminos. Ellos se miraban con la profundidad que llevan las cosas azules, el mar, el cielo, el misterio. Un débil rose en las manos, unos labios que se entreabrían en un suspiro contenido y también azul como toda la profundidad, dejaban huellas en un camino nuevo, un sendero a continuar.

Romperse

A veces es necesario romperse, buscar la herramienta apropiada y romperse por completo. Golpear lo suficiente para que las paredes caigan, saltar lo suficiente para que el suelo y el techo caigan.
Dejo crecer mis uñas, y las clavo sobre mi pecho. El esternón cruje, duele, el dolor genuino de la piel que se desgarra, del músculo que se vence, del hueso que se parte.
Así vivimos, buscando que nos duela el alma.
A veces es necesario romperse, palpar la herida, medicarla.
A veces es necesario recurrir a lo salvaje, a lo primitivo.
Entonces, hundo mis pies en la tierra, desnuda comienzo a gemir en el aire, elevo los brazos, recibo al cielo y siento, como la suave luz que la noche emana desde el universo desciende a mi cuerpo.
A veces es necesario romperse, por eso uno finge a creer cosas absurdas. El amor, el poder del tiempo, el ciclo de una vida.

Acuerdos silenciosos

Hay un diminuto acuerdo entre nosotros.
Mientras nutres el silencio con tu presencia, agregó un poco de color a la penumbra.
Hay un espacio muy bonito entre nosotros, una pequeña distancia reducible a un paso. Pero no lo damos, dejamos que la caricia nos toque primero el alma, que el abrazo despierte el espíritu mientras respiramos.

Con toda humildad

Con toda humildad envuelvo este corazón en papel periódico.
De este día gris malhumor.
Camine una distancia incomprensible, camine dando vueltas por el parque.
Me entretuve amando la corteza de los árboles y tratando de comprender el lenguaje del viento.
Hay un susurro dulce que me surca el alma, una melodía de agua.
Puedo sentir como mi piel se hace música al perderme en las infinitas horas solas que tiene un día.
Las imágenes de la sombra me hacen compañía.
Y a cada sorbo de aire, me vuelvo el mismo perfume de la lluvia.
Con toda humildad envuelvo este corazón en papel periódico.
Lo dejo en las raíces del árbol más amable, para que durante la noche, alguna criatura milenaria lo devore y me libere de mis emociones.

No te menciono

No te menciono, no te nombro, no te toco, no te alcanzo, ni te abarco. Entonces somos libres, al menos yo lo soy, pero no absolutamente, solo de ti y de todos. Así me apreso yo misma, yo menciono mi nombre, me alcanzó, me toco, me abarco.
Así fue, así es.
Una diminuta explosión, un orgasmo silencioso.
Capturar un rostro desconocido en un sueño. 
Sujetar con el alma una taza de café.
Beber el silencio y la lluvia.
Contemplar mi respiración, una y otra vez.
No te nombro.
Renuncie a vos por un amor mas grande, renuncié a tu forma, y a tu historia.
Ahora me descubro, me trato con ternura, camino lentamente a cualquier parte.
Disfruto del silencio, saboreo lo dulce y cítrico de la música.
Ahora no te nombro. Mis pensamientos me traen tu recuerdo, alguna palabra olvidada, una mirada que me nubla. Solo te observo, y como un perfume suave, te vas evaporando de mi recuerdo.

Eso, dame un abrazo.

Dale una oportunidad a la vida, a tu vida. Mira tus acciones con ojos comprensivos, para poder corregir tus actos con firme ternura. Y no dejes de soñar, pero no como lo dicen esas frases comunes y de moda que todos dicen, sentí esas palabras, no dejes de soñar, se persistente aun mas cuando los resultados no sean los esperados, aun en los malos días, aun en las negativas y bajo las criticas, no dejes de soñar, y sueña grande, inmensamente grande, libre y maravilloso. Y cuando me cruces en la calle, dame un abrazo, soy todas las personas que se cruzan en tu camino.

Soy, Siento, Vivo

Puedo oír la música de las aves invisibles en la brisa, agitándose en el perfume de la luz.
Mientras el pez del aire viaja distancias imposibles y me recuerda silencios perdidos en el frío abismal de las estaciones tristes.
Levanto la vista mas allá de lo conocido, quedo a veces en la noche, ciega en la oscuridad de los espejismos. No me doy por vencida, jamás atentó contra mis sueños, simplemente los dejo suspendidos en el aire para observarlos y ver qué forma llevan, que voz guardan, que secretos.
Sé más de mi cuando no pretendo saber nada de nadie más en el mundo, entonces lo abarco todo, y puedo comprender lo diminuto, lo gigante, lo maravilloso y lo absurdo.
Soy.
Siento.
Vivo.
Tengo una canción nueva arrullando mi espíritu.

En la penumbra cotidiana

Creo que estoy llena de laberintos internos, en mi mente, en mi espíritu, en mi cuerpo. Llena de cerrojos, de puertas, de pasillos, de espejos, de ventanas, de pisos, y subsuelos, de sótanos y balcones e inevitablemente me pierdo, muy dentro mio, infinitamente en una de las vuelta de mis entrañas, detrás de mis pulmones, oculta si quieren debajo de mi corazón. No sé evitarlo, cuando se acercan no salgo corriendo, simplemente no estoy en la superficie de mi, pensarlo siquiera me parece absurdo, no estoy en la superficie de las cosas. Este espacio es sombrío, húmedo, y profundamente silencioso. Necesito la música, la luz, por eso necesito del exterior para ver grietas de luz, mínimas vibraciones sonoras, leves movimientos del suelo, humedad del cielo o de la tierra, recordar la vida de fuera. Pero me he vuelto una criatura salvaje en la penumbra cotidiana, de ninguna de las formas ordinarias llegaran a mi.

Lo que habito y me habita

Habito el arte, y el me habita. Cuando nos unimos sucede el cielo, la lluvia y el calor vital del infierno. De mis manos nacen peces, despiertan aves, revive el agua y germina la tierra. En mis sueños soy yo misma despierta, y despierta soy igual que en mis sueños.


Trate de dibujar el cerezo, la flor, la hoja, el pájaro posado en los cables de allá lejos. La nube con figura de astronauta. Trate con todas mis fuerzas de atrapar la respiración de Dios en el paisaje. Pero deje la hoja en blanco, y me lo pase soñando.

Meditaciones del insomnio cotidiano

Últimamente utilizo la creatividad para crear atajos mágicos en medio de la rutina gris de todos los días. Así siento al menos que puedo vencer a la monotonía, a la tristeza, a la muerte, al suicidio cotidiano de olvidar quien soy día a día. Entonces pienso, medito, respiro, siento, percibo, recuerdo, olvido, todo en un instante antes de abrir el sueño. Medito mis palabras del día, mis acciones del día. Intento abrir el sueño suavemente, como si corriera una cortina de cristales y espuma, entonces aún despierta contemplo el paisaje, su color, su frescura, su perfume, me desnudo, también el cuerpo lo abandono y avanzó aún despierta al otro lado de todo lo conocido.


No duermo, sin embargo sé que estoy soñando, y no pongo resistencia al ver como cambia el mundo, como mi percepción también cambia, no me opongo al sueño, ni al cambio de ninguna forma. Pero me detengo a veces, sí, unos instantes. Pequeños, casi imperceptibles en la cronología de un tiempo humano, de una mujer simple mortal, de barrio, de clase obrera trabajadora, que no duerme, sí, pero que sueña a toda hora y en todas partes. A veces voy caminando y decido no apresurar los pasos, soy dueña de mi tiempo y mis demoras, no tienen que ver con lo relojes bombas de lo que son puntuales. A veces voy caminando y decido abrir el sueño como un portal que cruzo también caminando, pero de un lado estoy simplemente despierta y del otro ya voy soñando.

Aceptación

Te das cuenta que estas cambiando, cuando todo aquello que te importaba tanto, ahora te importa menos. Cuando todo aquello que antes te preocupaba tanto, ahora te preocupa menos. Cuando todo deja de ser parte de tu mundo cotidiano, cuando al final de un día lo único que esperas, es ver tu árbol, saludar a tu perro, disfrutar un mate, y olvidar el afuera.
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Conozco cada camino que llega a mi. Porque yo misma a veces debo recorrerlos, luego de pasar días, y noches perdida en abismos, enredada en las ramas de un árbol seco.
Conozco la melodía del ave que despierta mi sueño y duerme el mundo. Tiene en su trino una invisible manera de callar todo y volverlo menos importante que su Voz. Entonces me sumerjo, por un camino de melodías, que brillan en el fondo de un paisaje oscuro, con pequeñitos rayos de luz.
Reconozco mis limitaciones, mis manos y sus ausencias, mi cuerpo y sus dolores, mi mente y sus ideas, su motor incansable de problemas. Pero también sé de mi espíritu, natural , herbal, milenario, susurrándome misterios, palabras que son agua.
Conozco los caminos que llegan a mi, la tormenta, el ruido, los prejuicios, el temor, los rencores, no me alcanzan.
Doy un paso a la ternura, acepto mi humanidad, comprendo o intento comprender los rumores que viajan en el aire. Cierro los ojos apenas unos instantes, y la vida pasa.

Un paisaje amable

En las noches busco un refugio, un lugar tranquilo, un espacio amable, un lugar simple y habitable para el cuerpo y para las ruinas de mi pensamientos.
Y voy poco a poco enredándome de luz, como si me dejara envolver por una red invisible que me sumerge en la profundidad lejana y altísima, mas allá de las nubes y de lo comprensible.
A veces comprendo el absurdo de la vida, hemos provenido de un dios novato, que experimentaba con fango, con maíz, con luz. 
Me siento la selva misma en noches como esta, murmurando mi voz de pájaro herido. Mi piel de serpiente, mi esencia milenaria, mi sangre reseca en las piedras.

Vivo

Tengo este refugio, este lugar amable, este rincón cálido, herbal y místico. Busco en el mi propio rostro, mi propia voz estremeciendo las sombras del camino, limpiando, separando, apartando lo que no es bueno para mi camino. Tengo un lugar amable, a veces me incendia, y me desgarra enloquecida, a veces no comprendo que forma tendrá mi sueño al salir de mi, al desprenderse de mi prisión física. Pero aquí están mis intenciones, mi hogar me permite florecer, ser, fruto, ser semilla, renacer cada día. Pinto, dibujo, me enredo, vivo.

Maravillosa vida

Abrir las ventanas, ver al ave espiritual perfumar el mundo. Regresar muy tarde con las alas heridas. Medicar su forma con amor infinito, dejar pasar la noche, oir su llanto y sufrirla. Percibir la mañana, la luz altísima. Abrir nuevamente las ventanas y ver al ave espiritual perfumar el mundo. Triste rutina. Maravillosa vida.

Me permito la ternura

A veces siento que todo me atropella, me hiere, me vence, me pasa por arriba, me aplasta, me hunde, me incendia, me contamina, me destroza, toma de mi lo vital buscando lo sagrado, hurgando en mi superficie, desde la acción, las palabras, las intensiones, las miradas, la energía. A veces siento que no hay salida a sentir así. Mas allá de estas sensaciones diarias, ante las cuales me hago la tonta, la que no comprende, no percibe, no siente, me canso, levemente, profundamente, para siempre. Cuando no hay salida a una sensación, a una situación, a un tiempo que hay que vivir, libero mi mente y me permito con máxima ternura huir por una ventana entre las nubes.
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Hay un monstruo impaciente en el silencio, apresurado por devorarnos.
No voy a luchar, ni poner mis brazos como escudos, que llegue y haga de este paisaje lo que más le divierta.
Desisto de la lucha ruidosa de la palabra, monótona, triste, cruda.
He venido de un paisaje más amable, donde la nube me daba el abrazo necesario para desaparecerme.
Pero en el suelo puedo sentir como los perros se alimentan de mis piernas.
Como los demonios se alimentan de mis problemas, y la religión se hace un festín con mi culpa.
Pero los dejo a todos hacer lo que más les divierta.
Hace tiempo que no me aferro a este barco de penas de mi cuerpo, y sobre el lomo de una estrella voy cruzando las fronteras de la realidad.

Contemplando aprendizajes necesarios

Actuar con ternura, a uno mismo como un principio fundamental, aceptándonos, amándonos, permitiéndonos ser débiles y fuertes, acertar y errar. Jamas aparentar, no pretender ser lo que no se siente , no hacer lo que no nos moviliza, no dejarnos llevar por otras voluntades mas que la propia. Saber aceptar los errores de otros, como los propios, no revivirlos, no detener el tiempo en ellos, y avanzar. Aprender a soltar, a renunciar a decir adiós, a personas, circunstancias, lugares que no nos llenan, que nos perjudican o nos intoxican. Ponerse en el lugar del otro siempre antes de emitir un juicio una opinión, jamas juzgar, no todos sentimos igual, no a todos nos afecta lo mismo, cada criatura en la tierra sobrevive su propio infierno, carga sus dificultades y enfrenta la vida como mejor puede. Jamás abandonar los sueños, una meta no es una fantasía, es algo que se puede alcanzar. Acompañar, no pretender que el individualismo nos haga libres o mejores, solo nos aleja y enferma. Abrazar cuanto se pueda, ver a los ojos a cuanto ser se cruce en nuestro camino, no actuemos con indiferencia porque nos estaríamos negando a nosotros mismos. Procurar al menos una vez al día, respirar profundamente, tomar conciencia del cuerpo y de las emociones, observar en ese instante la temperatura, el perfume, el color y la luz del día.

Procurando llegar al día.

Debo confesar, sé de la tristeza y de sus fríos mantos para abrigar las noches, las horas liquidas que inundan mi interior convirtiéndome en una extraña criatura inestable.
Debo confesar, sé del dolor, de su forma penumbra, de sus garras metálicas corrompiendo la superficie de las cosas simples.
Pero también sé de la tibieza, de un sol recién nacido latiendo en el interior del universo igual que en el interior de mi corazón.

Contemplando las distintas formas de la distancia.

Quiero decirte que lo lamento, que el rumor del aire a veces es siniestro y que en la profundidad de la noche puedo percibir que la respiración de la penumbra reclama silencio, entonces no puedo hablarte, dejo de comunicarme, y mi nombre comienza a evaporarse lentamente, sin que pueda hacer nada para remediarlo. Lamento que la distancia no sea simplemente la forma de los mapas, los nombres de las ciudades, los colores de los planetas, lamento comprender que la verdadera distancia es saber que aquello que pudo unirnos, es un puente vencido, por fantasmas, infinitos fantasmas. Entonces no comprendo que rostro tiene la noche para venir y herirme con simples golpes, tan simples como palabras o su ausencia multiplicada. Me aleje de ti, y de todos, lo lamento, tuve que hacerlo, porque la permanencia en el vacío me asfixiaba. Busque encontrarme, vi mis huellas infinidad de veces mientras andaba, y descubrí que la vida es un mandala, en Circulares enredos nos perdemos, nos encontramos. No sé qué rostro llevas en esta vida, no sé qué inspira tu alma, pero desde aquí al cielo emito silencios igual que canciones blancas. Quizás cuando amanezcas sientas algo de mi perfume como un rumor de ave haciendo cosquillas en tu alma, o quizás simplemente sientas que una cadena interior se rompe, y puedas ser libre de todo tiempo, de todo recuerdo de todo trauma. Dejemos entonces de ser un nudo, para que la luz fluya en las redes necesarias de las almas.

Contemplando el hacer.

Cuando los cambios se dan de forma muy lenta, uno tiende a sentir que nada sucede, que el transcurrir es monótono e inútil. La lluvia desciende y el mundo inunda su pulmón de su perfume, pero en mi interior no hay tierra húmeda. Cuando el transcurrir de las horas como un arado va arrastrando mi rutina, y sin que quiera saberlo, pasan los minutos como hormigas. No sé donde radica la llave, la fórmula necesaria para andar la vida, a penas si tengo algunos rituales, como suspirar a tiempo antes de cerrar un día. Pero al abrir la noche nuevamente descubro ser tragada por la rutina, sin saber si es
 otro día ganado, u otro día  perdido. Sin embargo, me permito la desesperación un instante, luego la apago con las manos como si matara un bicho, y dibujo, dibujo, dibujo, y escribo, canto, lloro un poco, me maldigo, me bendigo, y aunque no logré dormir, en algún rincón del espacio alcanzo el sueño y me siento viva.







Qué haré

Qué haré con la noche, con su piel luciérnaga y fría, tan bella y distante como si fuera un paisaje que habito y me habita. Qué haré con mi voz, con la extensión de mi ser que como un ala sagrada procura un vuelo más allá de mi cuerpo, y de mi tiempo, trascendiendo los límites naturales de mi comprensión diminuta. Qué hará con mi nombre, con la estrella que oye mis pensamientos y se sonríe, con el ángel que habita el árbol de mi casa y distraído en el juego de las aves se olvida de mí. Qué haré con tu nombre, con tu perfume, qué haré con mis palabras y mis silencios, con mi espacio, con mi tiempo. 
Sé tan simples cosas, cosas que en la eternidad son absurdas. Sé en que horario de la mañana el colibrí despierta, a que hora las flores brillan, pero no sé porque observar estas cosas a veces son mi única alegría.

Contemplando la música

En la penumbra la música me ve a los ojos, tan profundo que vibra mi alma. Es tarde, de muchas formas el tiempo corre, muy aprisa para mis pasos tortuga que cargan a cuesta toda esta vida. Respiro, perfume de jazmines inundan mi noche, y mi cielo oscurecido parpadea sonámbulo, sueños de estrellas, voluntad de semilla de brotar vida en la oscuridad. Estoy apagandome, agotada de volar contra la corriente, comienzo a dejarme llevar, e inevitablemente me alejo, me pierdo, desaparezco en sombra, en la nube, en el silencio penumbra de las horas pérdidas.

Ritualito de liberación. Te lo agradezco pero no, sigue tu camino.

Gracias por tu tiempo, por tu energía, por tu paso de luz en el instante de mi vida. Que seas feliz, que te sientas libre y lleno de energía, que puedas sentir ternura, infinita ternura por vos mismo. Que logres la comprensión de la simples cosas, que valores el aire, el vuelo del ave, el perfume herbal de una mañana, la luz amanecida y tibia de un nuevo día. Ojala puedas comprender la importancia de nuestro tiempo y transcurras en el con alegría. Te libero de mi, de mis silencios, de mis palabras, de mi sagrado transcurrir por la vida. Gracias por el aprendizaje. Me Libero de vos, y sigo mi camino.

Contemplándome, y viendo que bonito es.

Descubrirse es maravilloso, comprender un día que soy una criatura perfecta, con todas mis imperfecciones, aceptar aquello que otros considerarían defectos, como simples características de mi persona. Aprender que arriesgarse solo supone el riesgo cuando dejo de hacer lo que siento. Avanzar, mantenerse en movimiento siempre, comprender que la intranquilidad, la inestabilidad aparecen necesariamente para lograr otro tipo de orden que aquel que creí correcto. Saber renunciar a tiempo, decir no, decir basta, descansar, respetar mi cuerpo. Día a día, instante a instante, valorar mi tiempo como algo irrepetible y ser consciente de qué sucede en mi y en el entorno que me rodea. Comprender que hay otros, igual de valiosos que uno mismo, ser respetuosos de su cuerpo, de su espacio y de su tiempo. Así transcurren mis días, estos días

Contemplando Universos

Aveces quisiera apagarme y descansar, pero llevo fuego en el alma, tormentas infinitas que revientan en luz en tantas direcciones, y me la paso contemplando la inmensidad del camino, creando posibles mundos dentro de mi mundo absurdo.

Contemplo Universos VIII

Esta noche la humanidad baja la guardia y es mas humana. El nudo de mi cuerpo se desata, mi energía fluye y se expande, me conecta, me hace libre, me renueva. De todas mis versiones, el silencio es un paisaje para dejarse llevar por los antiguos arboles creadores de la brisa. Tengo un corazón, una casa amable, familia, madre, hermanos, un padre infierno que es un gran maestro, me siento agradecida. La tristeza es una ventana, el amor la visión de un cielo despejado. Suelto el cuerpo sobre el alma, siento el latido tierra, el abrazo herbal de mis ancestros, mi rostro es un diminuto mapa de mi vida, y en el fluyen ríos y todas sus criaturas. Respiro, dejo de hacerlo y me pierdo del mundo. Respiro, el corazón envejece como el cuerpo, acumula vida si no late luz amorosa por el tiempo que nos toca, y sin querer explota, pobre máquina herida de la melancolía. La humanidad es mas humana cuando vibra. Me acerco al árbol, siento su corazón, permito que pueda entrar en mi, parte de su voz resuena en mi interior, fluye como la tibieza del campo amanecido. Me vuelvo tierra para recibirlo, árbol padre, árbol guía. Dormiré, encontré los brazos mas amables después de los de mi madre, la madera late verde y nos perfuma. Sueño sagrado, bosques que caminan, flotan en el aire, danzan sobre el agua, cantan, respiran. Su perfume magia, impregna mis sentidos. Sueño vida.

Todo esto que no hago, es porque hay mucho otro que si.

No pretendo, no busco, no miento, no engaño, no traigo a mi tiempo, ni llevo a mi cuerpo, nada que no sea para mi.
Aprendí a emigrar, soy un pájaro melancólico en la brisa, lo acepto, y me amo, me acepto con sincera ternura, soy esto, no aquello que pretenden de mi.
Observo mi reflejo en los ojos de extraños y comprendo la tristeza que me habita, es infinitamente maravillosa la vida, pero ella misma a veces se olvida, y su paso se confunde en los paisajes, entre sombras y enredos de luz.
No rompo, no huyo, no tengo, no existo, no estoy, no quiero. Pierdo a veces la visión unos Instantes y la noche llega como el viejo recuerdo de una herida, la percibo, la noche no sana, mi tiempo es frágil, me alimento de un recuerdo, cometo un error absurdo, permito que despierte el dolor y lo contemplo solo por ver que rostro trae esta vez el angel de todas las profecías.
Anunciado final para mi tiempo,nacida repetidas veces, no me preocupan los días, vivo de instantes maravillosamente distintos, cada uno me trae un nuevo perfume, una nueva forma de seguir camino.
No pretendo, no busco, no miento, no engaño, no traigo a mi tiempo, ni llevo a mi cuerpo, nada que no sea para mi.

Sensaiones pequeñitas

Te ofrezco un atajo, te cuento un secreto, te abro una puerta, te extiendo los brazos, te muestro mi alma, pero no puedo hacer más que eso, porque el resto, lo que falta, no depende de mi.



Algunas personas se parecen a melodías que solo se oyen en lo profundo del alma.





Sintiéndome absurda y viva

Comprendo que es un mundo absurdo, pero me niego a comportarme de forma similar. Sin embargo, mas lo intento mas estúpida me siento, los días fuera se repiten sin perder hermosura. La sombra de los árboles me regala su ternura, pero la melancolía lo abarca todo igual. Comprendo, hemos sido domesticados bajo estereotipos, romper las estructuras es vital, pero en los intentos me siento una absurda figura de papel, luchando contra los fantasmas de mi propio infierno.

Sobre las aves benditas.

El tiempo es un pájaro, quizás un ave maldita de la ceniza. Muriendo y renaciendo en pleno vuelo. Contemplarla desintegra mi ojos, y la visión corre a cuentas del espíritu. El tiempo es un pajaro, un carroñero pájaro maldito, va picoteando mi cuerpo tendido sobre las ruinas de mi mundo, todo aquello que proyecte ser. Bendito pájaro, que alimentándose de mi pasado me purifica.

Sobre dioses y otras tristezas.

El dios de la piedra nombra mi corazón en su entraña sagrada, y mi corazón se apaga. Sonrío la pena ante la tierna sabiduría del tiempo y su naturaleza. Agradezco al fuego, y dejo que me abrace, agradezco al agua, y mi ser se inunda satisfecho de vida suficiente para andar desiertos y volver libre de tormentas de sequía hasta mi cuerpo. Me libero de mi nombre y de tu nombre. Mi mente ya no pesa, mi corazón duerme, vivo en la naturaleza perfecta del perfume y el verde. Soy la hembra que ante la luna ahulla bendiciendo la luz. Soy la anciana, madre sagrada de cada árbol y de cada insecto, observo a la humanidad venir y alimentarse en mi. Soy, simplemente un fantasma perdiéndose en el aire, una sombra perdida de nube, en un valle manso.

Contemplándonos otra vez.

Nadie puede saber mas de nosotros que por aquello que dejamos ver. Es difícil comprender que somos lo que exteriorizamos, así como lo que nos guardamos dentro. Entonces por muy maravillosos que algunos sean, encerrados en pequeños universos, solo nos oscurecemos, y en lugar de transmitir nuestra señal de luz, dejamos ver nuestra sombra mas oscura.
A veces uno procura con una red muy fina, capturar diminutas señales y con ellas iluminar un día, pero a la larga caemos en cuenta, que la luz propia es suficiente, y que de su oscuridad cada uno debe hacerse cargo sin que lo demás interfieran.
Entonces ahora: No busco, no llamo, no intento, nada que no sea para mi. A penas asomo el alma por esta ventana, comprendo, el individualismo es una cosa sencillamente fea, que nos llevo a perder la empatia y a considerar al otro inferior a nosotros, quizás más débil, quizás menos importante y así actuamos con ellos, de forma fría, de forma triste. Olvidamos lo simple y maravilloso de la ternura. Su profundidad. Su capacidad de unirnos y a la vez hacernos libres.
Ahora simplemente dejo de insistir cambiar el rumbo de los vientos, y así no me quiebro, no me rompo, no me fragmento, no busco, no llamo, no intento, no lucho por nada que no sea para mi. No soy mas que esto, una mujer de tierra, una mujer de cielo

Solo recorro mi parte del camino, si quieren encontrarme deben caminar su parte del camino hasta mi. Ya no regalo atajos, ya no cuento secretos, el corazón se estropea en los intentos, parece ahora una triste criatura aleteando un triste vuelo contra la lluvia y el viento.

Juan

Juan anda sólo, nadie le da cuerdas o lo alienta. Amanece como el día, inevitablemente. No sabe quién es o qué quiere, ni como terminarán sus días. A veces sentado frente al televisor deja de oír lo que las marionetas repiten, sin buscarlo se sumerge en un silencio peligrosamente profundo. De esa clase de silencios que te golpean el alma tan fuerte que algo se rompe o despierta, pero ya no volves a ser el mismo. Juan intenta nadar en ese silencio, salir a flote antes de ir muy profundo, porque en el fondo no queda mas que verse a los ojos y descubrirse, la repetida soledad, las sombras de la casa, las heridas antiguas.
Juan anda solo, no te necesita, no nos necesita, sin embargo una mirada de ternura, una palabra musical en el ruido de la rutina le ablanda el alma, y el resto de su día se modifica. Acciones tiernas repetidas podrían cambiarnos la vida. Juan no cambia por nuestra ternura, simplemente percibe que existe otro forma de llevar la vida.

Contemplando Universos VII

Mi madre a veces tiene pesadillas, despierto, me acerco a ella, la observo, la despierto.
Mi perro sueña mundos extraños.
Yo no duermo.
Abro el corazón a veces, cometo el error de convertirme en paisaje . Soy un retazo de verde, algo de lila, amarillo y profundo celeste.
Abro el corazón a veces, luego me hago daño sintiendo que no fui suficientemente buena, bella, azul, mágica, sencilla o compleja.
Mi animal sagrado me observa, seguramente estoy teniendo una pesadilla en este instante mismo, pero el no me despierta, simplemente aguarda a que despierte.

Contemplando UniversosVI

Aprendí inútiles rituales. Aunque no juzgo mi simple aprendizaje, me convierto en una criatura insegura, cuando la penumbra me encuentra con el alma pendiendo de un enredo entre las plumas del ángel de la noche, y las ramas del árbol de la vida.
Aliento la tormenta emocional, mientras acuno mi sueño y espero estallar y fragmentarme, permito que la música me alcance, nos mostramos los nombres, y ella suena a orilla posible, amanecida, fresca y tibia, yo sueno a herida, a fatiga, a dolor, a irremediable penumbra.
Qué es esto? Una torpe forma de distraer a la muerte? Una estúpida manera de negar la existencia? Enredándome, volviendo mi corazón un espacio domesticado al juego de los niños y las bestias.
A veces juego a que soy parte de la luz, a veces me acepto sombra y me dejo visitar por el amanecer.
Aprendí inútiles rituales.
Finjo que no duele, hasta volverlo real.
Finjo que no importa, y puedo continuar.
Finjo que no siento, y puedo descansar.

Contemplándonos

Transformar diminutas acciones de la rutina en rituales necesarios, puede llegar a embellecer nuestro transcurrir por la vida.
Oír la voz de tu espíritu
Decirte palabras de agua
Susurrarle a la noche que me haces falta 
Y aun así despedirnos.
A veces odio mi forma de manifestar
El arte, el amor, tantas cosas necesarias que son perfume pero las ignoran como si fueran Tonterías.
Lamento poseer este lenguaje, está forma sagrada de invocarte y que no escuches la voz de mi espíritu.
Permaneceré en silencio.
Aguardare otro tiempo.
Otro espacio.
Otra vida.

Contemplando Universos V

Caen de mi piel, antiguas ciudades, todos los nombres, selvas, animales
Caen de mi piel y se revuelcan en una danza de musgo, insectos, ríos, piedras, humedad y sequía.
Y sigo avanzando, palpo las heridas, la ilusión, el deseo, el rumor de eternidad que perfuma cada espacio de existencia. Palpo las heridas, algunas son recientes como la luna, y a la vez lejanamente antiguas.
Caen de mi piel, recuerdos, silencios, golpes de puños que confundieron mi cuerpo con un blanco para sus penas. Caen de mi, me libero, me liberan.
Aprendo a desnudarme, mas allá de esta piel, otra piel despierta y me renueva. Me acepto, y llegan a mi, luz esmeralda, llama sagrada que me alienta a seguir.
No puedo negar la melancolía, es parte de mi como el latido que me mantiene en pie. Sostengo el espíritu a veces y otras lo suelto para que pueda jugar entre los árboles. Fingir que es un ave y comenzar a serlo en pleno vuelo.
Aprendo a desnudarme, descubro otro cuerpo en la luz. Amo mi humanidad y la acepto, mi cuerpo mortal es un puente para trascender el dolor y la tristeza de existir.

Contemplando Universos IV

Parte del árbol está muriendo, lo contemplo, y lo lamento. Parte de su corteza cae, sus ramas secas se quiebran.
Mis manos buscan un latido, una vibración de agua, una vibración de luz, una respuesta de su espíritu directo a mi espíritu.
El doloroso proceso comienza, me siento un Instante a percibir la variación del aire, su temperatura, su rumor, su perfume.
El árbol esta muriendo, muchos árboles mueren su madera, sus hojas, sus ramas no florecen, no dan frutos, no reverdecen.
Entre las raíces suceden milagros, ríos secretos fluyen mas allá del cuerpo del árbol. Su espíritu se conecta con sus hermanos , mientras lo contemplo puedo fluir con él.
Luego de esta pequeña muerte, la semilla despierta, el viejo tronco se tuerce y cae, y la vida busca camino para seguir en la profundidad y la superficie, conectándose con la sombra y la luz.
Siento un pequeño dolor, la sagrada comprensión que algunas muertes son necesarias. Estoy en un estado de crisálida, aun en la penumbra mi latido de agua intenta fluir.

Contemplando Universos III

Contemplo tu espíritu, eres simplemente maravilloso. Como cada criatura que desnuda su ser al mundo y se permite la herida mortal de sentir día a día. 
Tu luz logro que detuviera mi paso, que bajara mi ritmo, que iniciara nuevos rituales que iluminaron mi rutina. 
Te estoy agradecida. Por tu tiempo de perfume y jardines amanecidos.
Por tu compañía. Por tus palabras simples. Por tu energía. 
Gracias por ser un punto donde el camino se modifica, por ser un puerto donde descansar y desde el cual continuar la vida.
Como con cada ser que aprendo a conocer, y del cual me llevo un valioso aprendizaje, he aprendido de ti, y solo me llevo sensaciones de ternura.
Para el resto del tiempo, te deseo paz, mañanas que conviertan la realidad en sueños posibles, noches que refresquen tus ideas, que pongan bálsamo sobre tus tristezas, sobre los problemas que se te presenten, para que no olvides que lo importante no estará jamás en otras personas, todo lo necesario todo esta en vos.
Deseo y respiro en esa sensación de saber que estarás bien, libre de pasado, de presiones, abierto al cambio, dispuesto a crecer.
Gracias por haber formado parte de mis días, cada pequeño instante en una vida es sagrado porque guarda el misterio de la eternidad.

Contemplando Uniersos II

Abrió los ojos, aun no amanecía. Llevo las manos al alma, ese lugar donde el esternón se inflama y se comprime. Agradeció la herida, agradeció la vida. Invocó al ángel, invocó al animal, invocó al viento, invocó a sus ancestros, invocó a la selva viva, profunda. Se dejo nacer, porque de la muerte ya conocía muchos caminos. Entonces fue que recordó sus nombres, todos sus rostros, todas las que fue, las que pudo haber sido. La herida creció, se expandió al pasado, vida tras vida. La herida reverdeció, palpito su fuego, su ardor primigenio, la herida es también una criatura viva. Entonces se abandonó, acepto sus nombres, sus rostros, sus muertes, sus caminos, sus búsquedas. Sintió ternura por cada experiencia y por cada dolor, por cada necesidad por cada renuncia, sintió ternura por sus formas, por su cuerpo de ahora, por su nombre y se acepto con manso amor, con amor agradecido, amor de nueva oportunidad, amor de saberse vivo. Dio gracias a su cuerpo de ahora por el camino andado juntos, dio gracias por la sabiduría otorgada, por la posibilidad de sanar y seguir camino.
Cerro los ojos, se dejo llevar y comenzó a fluir por las corrientes que susurra el aire, las ramas de los árboles, el ritmo de ríos.

Contemplando universos I



Con el correr de las horas, de los días, de la vida, todo aquello que antes me afectaba sigue allí, posible de alcanzarme, pero esta vez no me resisto. Acepto la tristeza, y los instantes melancólicos como quien acepta la noche o la lluvia. Aprendí a no depositar en nadie mi estabilidad emocional, si alguien me trata con ternura, yo lo tratare igual, si no es posible que esa persona sea tierna, yo no renunciare a mi ternura, simplemente mi atención estará puesta en otro lugar. Estas simples meditaciones sobre cómo me expreso, me acerco y vínculo, aplica para la familia, los amigos, los amores, todo ser que se cruce en mi camino. Si no venis vestido de luz, si no extiendes puentes cálidos desde tu templo al mio, si no estas dispuesto a dedicar tiempo a nuestro vínculo, nada se rompe, nada fracasa, simplemente debemos seguir nuestro camino. No me detengo en paisajes desiertos, sé que en algún momento nacera allí un árbol, vendrá la lluvia y brotaran los ríos, mientras tu aprendizaje continúa yo sigo camino, porque me invoca el verde que existe, porque me nombra la vida.

viernes, 18 de diciembre de 2015

La palabra es un enredo.

El cuerpo se me hace un nudo, las palabras se escapan de la boca.
Muero dentro de mi, es tan frágil la existencia, para aparecer  o para dejar de hacerlo.

En lo lejano del paisaje la penumbra pareciera un lugar habitable. Pareciera que es un lugar amable  donde perder el cuerpo, los ojos, la vida, pero en la penumbra de las sombras se nos apaga poco a poco el espíritu.

He cometido terribles errores, arrastrado en mi suerte a los míos.
Conocí la culpa, la sensación de estar perdida, la herida genuina apareció en mi, esa que nos atraviesa el estomago, y nos recuerda la fragilidad de nuestro tiempo y nuestra vida. Y aunque a veces sienta que lo he trascendido, el latido de la herida sigue ahí, sigue aquí, dentro de mi.

Hoy comprendí que hay animales salvajes corriendo a lado de hombres bobos, que no logran percibirlos por mirar su móvil, y así, siempre así. Una melodía cruza todas las distancias, pero en la ventana del cuerpo alguien cierra alma, y se abre el ruido como una sombra que lo abarca todo. 

Una mujer se pone su armadura y se abandona  a la respuesta del espejo.
Olvidamos nuestra piel cuando buscamos vernos desde la mirada de otro.

El perfume nos invade desde el verde, basta mirar por la ventana, ejercitar los ojos, buscar mas allá de los lugares comunes, donde los lugares se vuelven milagrosos.
Pero no podemos, no queremos, no sabemos.
Somos rígidos como la piedra, capaces de rompernos al mas simple toque.
la música esta muriendo.
La luz esta muriendo.
El perfume se intoxica.
el alma llora.
Y aunque todo parezca perdido, uno sale al trabajo, uno sale al día, nos arriesgamos a la vida, nuevamente, a que la rutina nos golpee, a que el mundo nos lastime. Pero mas allá de nuestra humanidad el paisaje respira, y transmite alivio.
Los arboles a pesar de nuestra  fragilidad, nos contemplan, nos renuevan, nos guían. Siempre están ahí, en el melodioso silencio de las horas, de los días, jugando en el aire, convirtiendo su espíritu en ave, su raíz en río, fluyendo y fluyendo por los siglos.

Comprendí, que el puente natural entre mi espíritu y mi cuerpo,  se encuentra en la contemplación natural de las cosas mas simples, aquello que siempre ha permanecido, como algo ordinario, cotidiano, hasta insignificante. El sonido en la cocina, el vidrio empañado por la luvia, la sombra de los arboles jugando con mis pasos mientras camino.

De todas formas soy una simple mujer domesticada por mandatos sociales, y para ser libre de mi  tengo que ser libre del propio tiempo, del propio cuerpo, y de toda expectativa que atraviese mi mente respecto del mundo.

Entonces fracaso en mis intentos desesperados de ser sin serlo, de habitar no habitando, de estar sin estarlo, de ser parte y no sentirme parte de nada en absoluto,  ni de tiempo, ni de lo que otros llaman vivir la vida, lamento quizás a veces no ser parte de lo que los otros habitan. 

El cuerpo se me hace un nudo, las palabras se escapan de mi boca, el tiempo se filtra en mis heridas, soy una absurda criatura de la repetición sin sentido, ahogándome en la monotonía de los días.

Pierdo la fe, entonces la busco en los paisajes equivocados, inevitablemente fracaso, luego  siento como el corazón  se envuelve, se contrae, se hace mineral, rígido, inalterable, inalcanzable, incomprensible criatura herida, comprendo la ironía. De todo esto trata la vida. 

Como un ave que ha vivido la jaula al encontrar libertad no se volar,  al primer intento me vuelvo presa del mismo aire, me dejo embriagar por el perfume de una selva muy lejana, y en mi afán por alcanzarla lastimo mis alas chocando contra espejismos.

La palabra es un enredo, el cuerpo se vuelve nudo, la energía no fluye.  La palabra es un enredo y aun no comprendo  de dónde viene ni a dónde va, simplemente la voy hilando, y en ella  me tejo y me destejo, siento como el corazón sigue intentando librarse del enredo, pero lleva atravesado cada uno de los hilos. 

domingo, 20 de septiembre de 2015

Puentes

Porque hay guerras que no se acaban es que seguimos teniendo la debilidad de la estupidez.
Y no hay arma más poderosa que la palabra  y el silencio. Una mala praxis de verbos nos puede llevar al fin del mundo.

Hemos construido un inmenso puente. Fueron necesarios los materiales más exóticos, los más fieles, los más caros. El puente conduce a un precipicio. Desde allí todos podemos arrojarnos. Debajo nos espera nuestra basura. Desechos industriales, materiales que pudieron ser reciclados, juguetes rotos, juguetes nuevos solo para gente con dinero, armas que se estropearon tras el último disparo. Diarios, miles de diarios, cientos de periodistas que han vendido su alma al capitalismo, millares de hombres sin ideales, mujeres que quieren ser lindas, envoltorios de sueños con formas de ordenadores que ya no funcionan y que funcionan excelentes. Hemos construido un inmenso basurero. Desde lo alto todos podemos verlo, el puente solo tiene una dirección, subir hasta lo alto, y el abismo después.

Hemos soñado un hermoso puente. Pero no tuvimos el valor de buscarlo, tampoco quisimos invertir tiempo y materiales en crearlo. Solo era necesario hacer silencio, mirarnos a los ojos, darnos la mano, experimentar un abrazo. Ser sinceros. Callar a tiempo. Admitir los errores, repararlos. Continuar nuestro camino, paso a paso. Ese puente maravilloso no conduce a ningún lugar fuera de nosotros mismos, aunque nos ayude a cruzar todas las distancias, de cuerpo a cuerpo. Ese puente no tiene un final ni un principio, no hay lugares altísimos ni abismos en él. No hay paisajes construidos con basura. Solo el aroma violeta que tiene el equilibrio.

Silencios que se vuelven carne y palabra desgarrada.

Corte mi carne, y deje que la sangre nutra la tierra. En el barro hundí la semilla sagrada, y aguarde sedienta. Un río salvaje emergió violento entre los rumores de las piedras. Los insectos bebieron de mi, el viento aprendió a gemir sobre mi vientre. Suspire y mis pulmones se abrieron. Mi boca se abrió suavemente. Comprendo. Soy tan antigua y salvaje como la misma selva. Tan hembra y tan tierra.

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Vagabundos los sueños, mansos retazos de vida que desprende la noche, naufragan exhaustos de la danza. El ritual comienza en la altura, en los labios de la luna y en los senos de la tierra... fluye la sabia fecunda que todo lo renueva, el perfume del mundo es una exhalación profunda... dime por dónde llegas primavera, que en el arrabal del invierno perdí la esperanza de ver flores nuevas. Mis pies se descalzan en el río imaginario de los parques, retazos del verde me desnudan la piel debajo del espejo y el lenguaje cotidiano, muy profundo donde despierta la otra piel siento que sonrío, que despierto, he vuelto a mi jardín personal del Edén, un pequeño rincón del mundo a dos pasos de mi alma donde puedo pasear el cuerpo y perder la lucidez.


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A veces siento que emerjo de la misma piedra, que enfurecida de pena rompo mi piel contra el mundo. A veces parece que mi cuerpo entumecido de dolores no recuerda la caricia de respirar verdes mansos, o la humedad de la tierra en el amanecer. Pero los relojes caminan, presos de un castigo infernal, caminan. Y nuestra tiempo se desteje tironeado desde sus talones ingrávidos. A veces sumergida en el sueño no quiero despertar. Pero soy alba nuevamente, nuevamente parezco un milagro, un misterio de barro, una canción de hojas secas que lucha desesperadamente por renacer.

Renacer

Porque todo retorno, es un renacer.


Te invito a renacer, no es necesario que tomes mi mano, ni que mires mis ojos. Simplemente camina, y tus pasos acompañaran mis pasos, y mis pasos acompañaran los tuyos. Hay complicidad mas maravillosa que saber nuestros nombres?

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.