lunes, 28 de diciembre de 2015

Lo que habito y me habita

Habito el arte, y el me habita. Cuando nos unimos sucede el cielo, la lluvia y el calor vital del infierno. De mis manos nacen peces, despiertan aves, revive el agua y germina la tierra. En mis sueños soy yo misma despierta, y despierta soy igual que en mis sueños.


Trate de dibujar el cerezo, la flor, la hoja, el pájaro posado en los cables de allá lejos. La nube con figura de astronauta. Trate con todas mis fuerzas de atrapar la respiración de Dios en el paisaje. Pero deje la hoja en blanco, y me lo pase soñando.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.