lunes, 28 de diciembre de 2015

Contemplando las distintas formas de la distancia.

Quiero decirte que lo lamento, que el rumor del aire a veces es siniestro y que en la profundidad de la noche puedo percibir que la respiración de la penumbra reclama silencio, entonces no puedo hablarte, dejo de comunicarme, y mi nombre comienza a evaporarse lentamente, sin que pueda hacer nada para remediarlo. Lamento que la distancia no sea simplemente la forma de los mapas, los nombres de las ciudades, los colores de los planetas, lamento comprender que la verdadera distancia es saber que aquello que pudo unirnos, es un puente vencido, por fantasmas, infinitos fantasmas. Entonces no comprendo que rostro tiene la noche para venir y herirme con simples golpes, tan simples como palabras o su ausencia multiplicada. Me aleje de ti, y de todos, lo lamento, tuve que hacerlo, porque la permanencia en el vacío me asfixiaba. Busque encontrarme, vi mis huellas infinidad de veces mientras andaba, y descubrí que la vida es un mandala, en Circulares enredos nos perdemos, nos encontramos. No sé qué rostro llevas en esta vida, no sé qué inspira tu alma, pero desde aquí al cielo emito silencios igual que canciones blancas. Quizás cuando amanezcas sientas algo de mi perfume como un rumor de ave haciendo cosquillas en tu alma, o quizás simplemente sientas que una cadena interior se rompe, y puedas ser libre de todo tiempo, de todo recuerdo de todo trauma. Dejemos entonces de ser un nudo, para que la luz fluya en las redes necesarias de las almas.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.