lunes, 28 de diciembre de 2015

Contemplando Universos III

Contemplo tu espíritu, eres simplemente maravilloso. Como cada criatura que desnuda su ser al mundo y se permite la herida mortal de sentir día a día. 
Tu luz logro que detuviera mi paso, que bajara mi ritmo, que iniciara nuevos rituales que iluminaron mi rutina. 
Te estoy agradecida. Por tu tiempo de perfume y jardines amanecidos.
Por tu compañía. Por tus palabras simples. Por tu energía. 
Gracias por ser un punto donde el camino se modifica, por ser un puerto donde descansar y desde el cual continuar la vida.
Como con cada ser que aprendo a conocer, y del cual me llevo un valioso aprendizaje, he aprendido de ti, y solo me llevo sensaciones de ternura.
Para el resto del tiempo, te deseo paz, mañanas que conviertan la realidad en sueños posibles, noches que refresquen tus ideas, que pongan bálsamo sobre tus tristezas, sobre los problemas que se te presenten, para que no olvides que lo importante no estará jamás en otras personas, todo lo necesario todo esta en vos.
Deseo y respiro en esa sensación de saber que estarás bien, libre de pasado, de presiones, abierto al cambio, dispuesto a crecer.
Gracias por haber formado parte de mis días, cada pequeño instante en una vida es sagrado porque guarda el misterio de la eternidad.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.