lunes, 28 de diciembre de 2015

Meditaciones del insomnio cotidiano

Últimamente utilizo la creatividad para crear atajos mágicos en medio de la rutina gris de todos los días. Así siento al menos que puedo vencer a la monotonía, a la tristeza, a la muerte, al suicidio cotidiano de olvidar quien soy día a día. Entonces pienso, medito, respiro, siento, percibo, recuerdo, olvido, todo en un instante antes de abrir el sueño. Medito mis palabras del día, mis acciones del día. Intento abrir el sueño suavemente, como si corriera una cortina de cristales y espuma, entonces aún despierta contemplo el paisaje, su color, su frescura, su perfume, me desnudo, también el cuerpo lo abandono y avanzó aún despierta al otro lado de todo lo conocido.


No duermo, sin embargo sé que estoy soñando, y no pongo resistencia al ver como cambia el mundo, como mi percepción también cambia, no me opongo al sueño, ni al cambio de ninguna forma. Pero me detengo a veces, sí, unos instantes. Pequeños, casi imperceptibles en la cronología de un tiempo humano, de una mujer simple mortal, de barrio, de clase obrera trabajadora, que no duerme, sí, pero que sueña a toda hora y en todas partes. A veces voy caminando y decido no apresurar los pasos, soy dueña de mi tiempo y mis demoras, no tienen que ver con lo relojes bombas de lo que son puntuales. A veces voy caminando y decido abrir el sueño como un portal que cruzo también caminando, pero de un lado estoy simplemente despierta y del otro ya voy soñando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.