Aprendí inútiles rituales. Aunque no juzgo mi simple aprendizaje, me convierto en una criatura insegura, cuando la penumbra me encuentra con el alma pendiendo de un enredo entre las plumas del ángel de la noche, y las ramas del árbol de la vida.
Aliento la tormenta emocional, mientras acuno mi sueño y espero estallar y fragmentarme, permito que la música me alcance, nos mostramos los nombres, y ella suena a orilla posible, amanecida, fresca y tibia, yo sueno a herida, a fatiga, a dolor, a irremediable penumbra.
Qué es esto? Una torpe forma de distraer a la muerte? Una estúpida manera de negar la existencia? Enredándome, volviendo mi corazón un espacio domesticado al juego de los niños y las bestias.
A veces juego a que soy parte de la luz, a veces me acepto sombra y me dejo visitar por el amanecer.
Aprendí inútiles rituales.
Finjo que no duele, hasta volverlo real.
Finjo que no importa, y puedo continuar.
Finjo que no siento, y puedo descansar.
Finjo que no duele, hasta volverlo real.
Finjo que no importa, y puedo continuar.
Finjo que no siento, y puedo descansar.
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