lunes, 28 de diciembre de 2015

Contemplando aprendizajes necesarios

Actuar con ternura, a uno mismo como un principio fundamental, aceptándonos, amándonos, permitiéndonos ser débiles y fuertes, acertar y errar. Jamas aparentar, no pretender ser lo que no se siente , no hacer lo que no nos moviliza, no dejarnos llevar por otras voluntades mas que la propia. Saber aceptar los errores de otros, como los propios, no revivirlos, no detener el tiempo en ellos, y avanzar. Aprender a soltar, a renunciar a decir adiós, a personas, circunstancias, lugares que no nos llenan, que nos perjudican o nos intoxican. Ponerse en el lugar del otro siempre antes de emitir un juicio una opinión, jamas juzgar, no todos sentimos igual, no a todos nos afecta lo mismo, cada criatura en la tierra sobrevive su propio infierno, carga sus dificultades y enfrenta la vida como mejor puede. Jamás abandonar los sueños, una meta no es una fantasía, es algo que se puede alcanzar. Acompañar, no pretender que el individualismo nos haga libres o mejores, solo nos aleja y enferma. Abrazar cuanto se pueda, ver a los ojos a cuanto ser se cruce en nuestro camino, no actuemos con indiferencia porque nos estaríamos negando a nosotros mismos. Procurar al menos una vez al día, respirar profundamente, tomar conciencia del cuerpo y de las emociones, observar en ese instante la temperatura, el perfume, el color y la luz del día.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.