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Conozco cada camino que llega a mi. Porque yo misma a veces debo recorrerlos, luego de pasar días, y noches perdida en abismos, enredada en las ramas de un árbol seco.
Conozco la melodía del ave que despierta mi sueño y duerme el mundo. Tiene en su trino una invisible manera de callar todo y volverlo menos importante que su Voz. Entonces me sumerjo, por un camino de melodías, que brillan en el fondo de un paisaje oscuro, con pequeñitos rayos de luz.
Conozco la melodía del ave que despierta mi sueño y duerme el mundo. Tiene en su trino una invisible manera de callar todo y volverlo menos importante que su Voz. Entonces me sumerjo, por un camino de melodías, que brillan en el fondo de un paisaje oscuro, con pequeñitos rayos de luz.
Reconozco mis limitaciones, mis manos y sus ausencias, mi cuerpo y sus dolores, mi mente y sus ideas, su motor incansable de problemas. Pero también sé de mi espíritu, natural , herbal, milenario, susurrándome misterios, palabras que son agua.
Conozco los caminos que llegan a mi, la tormenta, el ruido, los prejuicios, el temor, los rencores, no me alcanzan.
Doy un paso a la ternura, acepto mi humanidad, comprendo o intento comprender los rumores que viajan en el aire. Cierro los ojos apenas unos instantes, y la vida pasa.
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