martes, 9 de marzo de 2010

Bajo del árbol.

Y es claro, ahora bajo del árbol.


Bajo del árbol un instante.

unos minutos.

unas horas.

unos años.



No soy un pájaro, ni una manzana.

Solo bajo del árbol un instante.


Me gusta perderme entre las hojas y las plumas.

Me gusta el aroma de la corteza y de las ramas.

Y me siento protegida.

Abrigada de retazos verdes.

Y de retazos de cielo.

A veces estrellas, a veces nubes.


Pero ahora.


Bajo un instante.


Y no soy flor, no soy semilla, no soy fruta.

Soy esta simple sirena que camina.

Que juega con las ardillas y las persigue hasta su nido.

Soy esta simple sirena que camina.

Que canta, que delira.


Que juega a las escondidas con los duendes del jardín

Con los duendes de la cocina.


Pero ahora.


Bajo un instante del árbol.

Y todo el suelo esperaba mi paso.

Y ese primer contacto de mis pies en la tierra.


Y cierro los ojos para que mis dedos besen despacio.

Y cierro los ojos para que la música del encuentro de mi piel y la tierra

Se escuche en mis parpados.


Y bajo.


Apoyo firmes mis pies en la tierra.

Compruebo el territorio.

Doy una vuelta, despacio.

Compruebo con los talones.

Estoy en tierra firme, mi barco era este árbol.

De sueños y espejismos.

De pájaros verdes confundidos entre las hojas

Confundidos entre mis suspiros.


Bajo, por que veo tú sombra acercarse al camino.


Y como quien espera en la carretera alguien que lo acerque a su destino.

Yo esperaba tu sombra, para que me llevaras al mío.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.