miércoles, 24 de marzo de 2010

De los Días, Miercoles.





Un calendario suspira hojas secas.

La estación se retuerce en vías por encontrarme en un vagón.

Pero me llego la pausa de la ausencia que demora los perfumes presos de la última nube que rompió la aurora.

Preludio de tormento el silencio en un gemido del corazón.

Y el reloj es una calesita de duendes.

Todos lo demoran, todo lo aceleran.

Depende la canción que acompañe a sus juegos.

Depende el ritmo que da música a sus talones.

Mi calendario grita sus agonías.

En cruces sobres los días.

Muerto el lunes el martes, vemos atento fallecer el miércoles.

El miércoles no entiende, “recién estoy nacido”.

Es verdad.

Pero desde que naces mueres.

Ese es el destino de todas las cosas que respiran.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.