lunes, 8 de marzo de 2010

De sombras y diosas


Se levantan de la arena.


Brazos que bailan a los costados del cuerpo.


Lento, muy lento.


En oculta ceremonia con el tiempo y con el fuego.



Sus piernas flexionadas de a poco elevan su cuerpo.


Su columna una gran serpiente.

Gira a un lado.

Asia el otro.


Sea arquean sacuden su cuerpo.

Regresan a su eje, y empiezan otra vez.


Lento muy lento.


En oculta ceremonia con el tiempo y el fuego.


Abren los ojos para que amanezca.


Desde la arena.


Salen húmedas de tiempo.

Savia de la magia herbal.


Torsos desnudos.

Sus senos dirigen disparos de luz.

Cuando respiran el aire.


Desde su cintura se ciñe el horizonte.

Mientras sus manos apenas rozan su piel

… mientras danzan.


Cierran los ojos suspiran.

Gimen al viento.


Se levanta una tormenta.


Gimen música al aire.


El fuego evapora el perfume del río de sus piernas.


Respira la nube sobre sus hombros.


Todas las aves vuelan juntas, al este.


Arriba, sobre el cielo.

Los relámpagos acuden a los sonidos.


Del suelo.


Se levantan de la arena


En oculta ceremonia con el tiempo y el fuego.


Sus collares son de semillas y de insectos.

De sus brazos.

Bajan serpientes.

De colores verdes, azules y amarillos.


Despiertan más sonidos.

Llegan a la arena dibujan círculos.


Se pierden.


Abren los ojos.

Miran sus brazos.


Desandan unas lágrimas.


Sueltan otro gemido, lento y profundo.


Se eleva en el aire, se hace mas grabe y mas agudo.


Se convierte en un tajo del viento.

En un tajo del aire sobre el silencio. En un grito.


Otra vez.

Comienza lento, abren los ojos, miran sus brazos.

Desandan unas lágrimas.

Sueltan un gemido, lento y profundo.

Que se eleva en el aire.

Y rompe el silencio.


Terminan de sacar su cuerpo en la arena, mientras el sonido de ese grito se expande en el cielo.


Avanzan.

Directo al horizonte,

Que jala desde sus cinturas.


Avanzan zigzagueando sus columnas.

como las serpientes que son en sus cuerpos.


Sombras y diosas del tiempo.


Arden en el horizonte del fuego.

Como dos agujas.






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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.