lunes, 22 de marzo de 2010

Partí un cielo, rompe un verbo.








Por que la soledad llora el tango en las esquinas.

Y la humedad se desprende del lunes

Al arrimar estos soles de bienvenida a tu balcón.

Partí un cielo.

Rompe un verbo.

Estallame el corazon.

Y la calesita y el Varón y la pebeta.

Y la milonga, el café, la ventana.

Mi falda, tu silencio.

La canción de una despedida que se predice en las manos.

Por que la soledad llora el tango.

Llora, la muerte.

Llora la vida en una latita de galletitas,

De un almacén que cerro.

Y de una cortina de bolitas y caracoles.

Se desprenden mas melodías de “te quise decir... y ya no”.

Y alguien, si me dijo…

“…pero serás, serás morocha linda

Lo que tú quieras.

Lo que el cielo soporte desde tus ojos

Lo que el suelo tolere desde tus piernas"


... ay la tristeza de aromas, callecita de antaño.

Viejos rumores, desde el puestito de flores

Donde se juega el amor.


Y alguien me beso…

Y de sus ojos parpadearon los silencios

Cuando la flor del encanto marchito su color.


Pero hora…

Regálame una margarita.

Un rayito de sol.

Un pétalo del árbol de nubes.

Ya ves, que traes sobre el hombro.

La melodía de mi voz.

Regálame el perfume.

De tu camisa.

Regálame un labio herido.

Para sorber los descuidos de mi corazón.


Pero... estállame la luna.

Rompe el viento.

Corre las cortinas… que nos pueble el sol.

Se mi alimento de nostalgias que se acercan.

Abrime el pecho.

Busca un poco entre mi blusa.

Hasta que salga huyendo la mariposa del dolor.


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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.