miércoles, 3 de marzo de 2010

Este instante tenemos.



Tal vez solo sea otro mensaje en la arena.

Pero lo abre intentado.


Escribiré cuanto necesito tu abrazo.

Cuando necesito tu ayuda para no caer.

Talvez nadie asista mis palabras.

Talvez me gaste la voz gritando en vano.


Pero no pertenezco a este lugar.

Y no pertenezco a aquel.


Que hacer conmigo.

¿Mi alma… que hace con mi cuerpo?

Necesito dejar los tragos de nubes.

Quiero un trago de verdad.


Quiero una boca fresca que no me arroje dudas.

Que no me arroje humo.


Y si eres tú… dilo.


No lo apagues, no lo silencies.


Y si eres tú… de algún modo esa luz al final de mis dudas.


Ignoremos a Benedetti unos instantes


Por hoy al menos.

Solo por hoy.

Sálvame.

Sálvame de la noche.

De los cuervos.

Y de los fantasmas.


Sálvame de las cadenas del pasado.

Sálvame de los árboles secos que me reclaman desde el jardín porque los he olvidado.


Sálvame.


Toma armadura Tú, esta vez.


Se me terminan las velas.

Se me acaban los conjuros.


Me llega el invierno más desolador.

Y aquí aun es verano.


Si eres tú, no lo calles.

No te lo guardes.

No me ocultes.

No me ignores.

No pierdas este instante.


No te pido piel.

Te pido lazos.

Eso... que todo lo moderno teme.



Te pido lazos.


Soy frágil, con un descuido me rompo.


Te pido palabras con sabor a eternidad.


Te pido una mirada que lleve mi nombre.


Una luz que lleve mi rostro.



Esta vez, solo esta vez.

Aunque la arena resista.

Esto durara poco.

Se lo tragara el mar.


Ese tiempo tenemos.


Ese instante me queda.


Ese infante antes de apagarme.


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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.