sábado, 20 de marzo de 2010

De los días, hoy....








Domingo temprano.

Amanecido desde los ecos de las calles de piedras.

De las ventanas-balcones

De las mujeres-princesa.

De noches sin nombre.

Perdidas en los resplandores de otro farol que desvanece.


Y se muere el descanso,

En un grito de grillo que es recién pisado.

Nadie reparo en su-mi suerte.

Suerte la añoranza del rocío que tiembla de las macetas

En los canteros de las veredas.

Desde aquí también puedo tener mi retazo verde.


Domingo que bosteza

En un charco de plata sobre un tejado.

Domingo de continentes comprimidos.

Domingo de destino en demora.

Domingo de cisnes.


Mañana de no estas y no estoy.

Y te nombro en las oficinas del sueño

Por alto parlante.

“se solicita su presencia, es con carácter de urgencia,

Querido señor”

Y los parlantes se sonríen

Mientras repiten los reclamos de mis quejas.

No es reaclamo

Es casi una canción.

No es lamento

Es una frase domesticada por el tiempo.

La frase de estar y no estar.

La frase de castillos de escarabajos de arena.

Frases túnel de domingo.

En un porteño Buenos Aires.

De malos aires de nostalgia presa.

De labios secos de estación de tren.

No es dolor,

Es broma.

Será dolor después.

Ahora es simple preludio de besos.

No es dolor.

Es otra desnudes de piel de letras.

Es otra forma de parir versos,

Desde los escombros de mi corazón.

Y el otoño besa mi sabana con arrullo de hojas secas.


Domingo temprano, que mientras nace muere.

Que le da color a los sabores del desayuno.

Y le da sabor a los recuerdos de la tarde.

Y le da dragones de sombra.

Para los cuentos que escribo desde el jardín.

Y le da horizonte a mi sed de cielo.


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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.