miércoles, 24 de marzo de 2010

Por que mis manos no son perfectas.





Por las torpezas de mis dedos esto no pudo ser una canción y es un intento de poema.



Y sobre ti, mí suspiro es una flor violeta.

Que te nombra en cada pétalo.

Hasta agotar su perfume.

Hasta apagar la luz de todas las estrellas.


Nunca espere estas melodías del tiempo.

Este sonido en arena que cae.

Este sonido en las agujas que giran.

Nunca espere una música, como tu música, viajando en el aire.

Con luces tan perfectas y diminutas.


Mis manos no son las mejores.

No quieren atraparte, no quieren atarte.

No pretendo amarrar mis emociones a tu cuerpo.

No pretendo que hagas de mi silencio tu silencio.

Ni de mis alas tú vuelo.


De mi rostro tu esfera, tu punto de partida.

Tu emblema.

No espero que mi cuerpo sea tu descanso.

No espero que mi voz sea la luz en tus tormentas.

Que mis piernas sean el camino para tu viaje.

Que mi silencio.

Se la música que prefieras.


Pero aquí, en la distancia, que solo yo se como pesa.

Pero aquí en la orilla del mundo.

Con mis cuerdas.

Sostengo mi nombre.

A tu esfera.

Sostengo mi cuerpo.

A la voz de tu voz cuando sueñas.


La vida, es un gran laberinto de sorpresas.

De trampas de bestias.

De tormentas.


Me duele un poco el estomago.

Y un poco el pecho.

Algo de estremecimiento en mis brazos y en mis piernas.

Porque sentí el sabor de tu energía, circulando

Los rincones de mi esfera.


Porque si te vas.

Será el silencio.

Será el vacío.

Será la verdadera ausencia.


Mis manos no son perfectas.

Por eso en lugar de escribir una bella canción nacieron este poema.


Este poema de augurios.

Este poema de secretos.

Este poema de promesas.


No se si es suficiente conjuro.

Llamarte para que vengas.

No se si es suficiente conjuro.

Quererte para que quieras.


Sostener todas las velas recién encendidas

En dirección de tu ventana.

Protegiéndolas del viento de mis tristezas.


Creo que cambiare la dirección de mis versos.

Daré un giro a las letras, aunque las intenciones de lo que escribo

Queden guardadas y visibles de las lecturas atentas.

Aunque solo escribo para mí.

Y para ti, cuando visites el mapa de mis secretos, de mis silencios

De mi música de frases y tristezas.


...

Muda, como si la penumbra le diera silencio a la voz de todas las cosas.

En un silencio que no es protesta.

En un silencio, que es oración.

Es pausa.

Camino.


Nuevamente.


Siempre para iniciar un nuevo ciclo, camino.

Pero mi espíritu herido viene conmigo.

Y arrastra sus tristezas con su bolsita de piedras.

De besos rotos.

De palabras secas.


A un costadito del camino.

Un rincón pequeño que olvida la luna.

A ese lugar me arrimo temblorosa.

Soplo aire tibio sobre mis dedos que susurran hielo.

Me pienso.

Te pienso.

Te sostengo entre ese vapor de frío.

Entre mis labios y mis dedos.

Y te suelto.

Te observo en el aire.

Te llamo.

Te siento.

Espero ver el parpadeo de tus alas,

Para saber si me muevo.

Si sigo en este rinconcito olvidado por la luna.

Si avanzo hasta perderme en la sombra.

O si regreso.

Eres un puntito azul.

Mi punto de partida.

Mi fin.


Mi silencio.

Mi susurro nuevo.

Mi beso fresco.

Pero no te tengo.

No te veo.

Aun no puedo perfumarme de tus labios.

Aun no puedo abrigarme de tu cuerpo.

No puedo callar mi locura.

En las razones de tus manos.

En los brazos de este cielo nuevo que me da pensarte.

Suspirar sobre los dedos.

Y soltarte en el aire mientras te pienso.




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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.