domingo, 30 de mayo de 2010

El último instante




Cuando salga de ti, se abrirán para mí las verdaderas puertas del silencio.

Se abrirán para mí de par en par las puertas de la ausencia.

Y vendrán las cosas que he olvidado. Mi rutina, la realidad. los fantasmas.

Cuando salga de ti, llegare a ese lugar de fuegos negros.

De criaturas mal educadas de trajes rojos. Que muerden que hincan,

Que te dicen a que hora llegar a cada sitio.

Cuando salga de ti.

Caminare despacio, pero no lo haré a propósito, no lo haré por disfrutar del aire

No lo haré por disfrutar del clima.

Caminare despacio, porque esta vez, será mi cuerpo, el que tendrá la voluntad.

Pero ya no mi espíritu.

Y tú no sentirás como te jala de las piernas este ser invisible.

Como se sostiene de tus zapatos, y de tus tobillos.

Y yo jalare desde mi cuerpo, y mis hombros Irán delante de mis pies por el esfuerzo, y serán días difíciles.

No es algo bíblico, es algo tragicómico saberlo.

Es como beber un trago con espinas.

Cuando salga de ti.

Mi voz, necesitara de un micrófono.

Para llegar a mi propio oído.

Necesitare unas manos, que me saquen los insectos del rostro.

Necesitare unos ojos que miren mis ojos y los ayuden a enderezarse del suelo.

Necesitare, un espíritu nuevo, y no uno amante de zapatos de principies o brujos.

Tendré que acercarme al lago y pedir disculpa.

Tendré que saborear otra vez la sal de las lágrimas.

Tendré que dejar de hacer preguntas.

Dejar de buscar flores, para mis huecos.

Dejar de hacer collares de versos.

Dejar de bailar sola a mitad del día.

Cuando salga de ti saldré descalza.

Del mismo modo que me acerque a tu puerta.

Saldré callada.

Pero solo porque mi voz, se quedara en aquel sitio.

Junto con mi tesoro de piedras de arena.

Que fueron mis secretos invertidos.

Cada instante es una esfera que tiembla y estalla.

Todos mis tesoros me miran y me insultan.

Mis Ángeles otra vez me abandonaran a mi suerte.

Y como nunca creí en Ángeles los dejare ir sin hacerles preguntas.

Cuando salga de ti.

Quizás camine de espaldas.

Para verte desaparecer mientras me alejo.

Para entender.

Que la distancia, ayuda a verte menos.

Aunque no por eso duelas menos.

Cuando salga de ti, seré algo parecido a esto, que ya soy en la ausencia.

A esto que ya soy a esta hora primera del dia.

En que tu recuerdo solo, me besa.

Parece que solo tengo recuerdos de vidas pasadas contigo.

No tengo una piel para recordar estrellas.

No tengo una boca donde callen palabras.

No tengo unas manos de donde agarrarme si siento que estoy cayendo.

Tal vez ya salí de ti.

Y esto me duele.

No se si salí, o si me arrojaste.

O si me caí de tu pecho mientras ibas al trabajo.

O si mi caí de tu oído, mientras dormías.

Si quede pegada a tu ropa, y luego me guardaste en el armario.

Si me dormiste en un libro, que luego perdiste.

Tú no saliste de mí.

Aun no te caíste de mi pecho.

Aun te llevo en mis ojos.

Aun estas en mis oídos.

No te guarde en un libro.

No estas colgado del armario.

No te deje solo a mitad del camino.

Aun estoy a tu lado.

Somos dos.

Pero ahí muchos modos de doler este dolor.

Mi desde aquí, no es igual a mi desde ahí.

A veces soy de hierro, cortó, aplasto, rompo, trituro

A veces soy de madera, floto, cubro, guardo, perfumo, me incendio.

A veces soy de fuego. Quemo, destruyo ardo, ilumino.

A veces soy de agua, viajo, me evaporo, limpio, transparento.

A veces soy esto.

Un poco frágil en mis costados.

Y más frágil aun en mí centro.

Con unas partes muy blandas y sensibles en mi pecho.

La ausencia es una espina.

El silencio es una espina.

Cuando no soy ni de madera, ni de hierro ni de fuego.

Muero con facilidad y no resucito.

Y si salí de ti, si me has dejado a mitad de camino.

Lo entiendo, duele pero me alejo.

Solo, regálame el último instante.

Solo eso.

Si voy a salir de ti.

Si he salido, o si voy salir.

Avísame.

Para empezar mí camino de regreso.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.