jueves, 15 de abril de 2010

Si pudiera…




Si te todo este dolor que veo acumularse sobre las nubes como aves de plumas muy oscuras.
Si de todo este dolor, de vos, de mí.
De todos.
Si de todo este dolor, pudiera hilar el silencio mas profundo.
La ausencia de campana más profunda.
La herida más profunda.
Si el dolor fuera un vestido.
Que nos podemos quitar en la noche para descansar.
Y vestirnos con un vestido puro, blanco, algodonado de espuma, perfumado para soñar.
Si pudiera cocinar a su punto justo esta tarta de sueños.
Y que sea de manzanas, y de duraznos, y que tenga aromas de cáscaras de naranjas.
Y sea dulce canela, dulce miel.
Si pudiera tener una gran bolsa mágica.
Donde guardar una a una todas las penas.
Las tuyas primero.
Las mías que ya casi no molestan.
Y las ajenas.

Si pudiera hacer un nudo perfecto en la bolsa.
Y arrojarla al vacío.
Ni al mar ni al aire.
Al vacío.
No quiero arruinar ni el aire, ni el agua con nuestros delirios.
Solo arrojarla al vacío.

Si pudiera, yo quisiera, si pudiera.
Sanar estos dolores, con las vendas de nuevos amores.
De nuevos rostros.
Intento, no sabes como lo intento.
Lo intento.
Pero te conocí.
Me sumergí en los cristales de tus ojos.
Y me dormí allí.
Y ya no me despiertan.
No me puedo despertar.
Me dormí en tus ojos.
Como Alfonsina lo hizo en el mar.
Y es un poco como la vida la muerte.
Y es un poco como la vida llorar.
Un poco entre risas, un poco entre sal.

Si de todo este dolor que se anida en las hojas de las ramas mas secas.
Si de todo este dolor que se hace trueno en la tormenta.
Que se hace piedra en el pecho.
Que se hace rugido de león.
Que se hace oscuridad, sombra y muerte.
Nostalgia, humo, lágrima, herida.

Si de todo este dolor, se pudiera hacer algo bueno.
Algo pequeño, no muy luminoso, ni muy dulce, ni muy perfumado.
Algo pequeño, algo bueno.
Lo haría, aun entre los cristales rotos internaría mis manos.
Aun entre la selva oscura sumergiría mi rostro.
Aun en el pasado… habitaría.
Si pudiera.
Y como quisiera, si, como quisiera.
Anestesiar mis labios con otros labios.
Mis dolores con otros amores.
Mis ausencias con otros encuentros.
Mi lluvia con otra música.
Y como quisiera, si, quisiera.
Si pudiera lo haría.
Pero… tengo esa sensación de eterna melancolía, de melancolía eterna.
De profunda esencia.
Que se siente tan cómoda en mi pecho.

No quiero darle abrigo a un espíritu de melancolía en mi pecho.
Yo quiero en su lugar aves claras, mariposas cristalinas.
Flores de melodías dulces.
Quiero sabores de margaritas.
Quiero dinosaurios de juguetes de colores vivos.
Quiero puentes y escaleras y ascensores al infinito.
Quiero golosinas que anestesien mi alma de estos desamores.
Quiero.
Como quisiera.
Si pudiera, reconstruir mi cuerpo.
Los fragmentos de mi espíritu.
Las esferas de mis sueños se desparramaron en el universo como canicas.
Mi alma llego como el cuerpo de un naufrago, muerto ya a la orilla.
Y me golpean el cuerpo, los ojos de esta vida.
Y me sacuden en el pecho las malas energías.
Y me devoran en vida, los argumentos de los extraños, para beber de mi boca.
Lo que no tiene color, si no es por tu boca que respira.

1 comentario:

  1. Tus palabras, hermosas como siempre, relejan una realidad inapelable… A veces lo que “es” está más allá de lo que quisiéramos que sea.

    Nada más que desearte lo mejor, respetando tus momentos y esa necesidad de sentir. Espero que llegue lo que te haría bien.

    ResponderEliminar

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.