domingo, 25 de abril de 2010

Herida de eternidad






Me alejo… por que me acorralo la vida.

Porque el dolor que primero era una espina

Se convirtió en una flecha

Y luego en una montaña que cubrió mi cuerpo.


Porque así como es cielo, así es el infierno.

Y desde el cielo de tus ojos voy cayendo.

Día a día.

En un aire de espesuras de estos dolores nuevos.

Porque ya no tengo lagrimas ni mares.

Tengo universos que se desprenden desde mis ojos ciegos.


Porque ya no se si sanarte o sanarme.

Si observarte u observarme.

Si cuidarte o cuidarme.


Porque no puedo dejar de ver tu luz, cierro los ojos.


Estoy cansada.


Cierro lo ojos.


Y el mundo solo me oscurece con sus ruidos.

Mi pasado me dejo golpes, en el espíritu y en el cuerpo.

Y duele, como abrazarse a un volcán y morir en su fuego.

Y luego de un día volver a respirar, volver a abrazar el volcán.


Morir de nuevo.


Y ahora… viviré la muerte la ausencia, la pena.

Recorreré la sombra de esta soledad.

De esta tristeza.

Veré cuantas piedras y cuantos tesoros hay perdidos en el camino.

Cuantos brillos se filtran entre las hojas de esta selva oscura.


Le daré un descanso al manantial de mis ojos.

A la humedad de mi rostro y mi pecho.

A los sueños de la almohada, los anestesiare con silencio.


Dibujare un rostro de tristeza en mi techo.

Y esperare la nueva estación, de perfumes y juegos.

Pero el otoño recién llega.

Y este dolor es muy fresco.


¿Tú sabes cuando tiempo me pueda llevar olvidar que te quiero?


Olvidar que me dueles.

Olvidar.


Que tus pensamientos, no tienen lugar para mi nombre.

Que tu alma no tiene lugar para mi música.

Que me equivoque de dioses y de templos.

Que me equivoque de templo.


Que no me sirven mis manos, para arrancarme estos dolores.

Que mi voz no es lo suficientemente fuerte.

Que la luz de mi rostro no es lo suficientemente clara.

Que mis palabras no sean las verdades de la eternidad para tu centro.


Y esa música del horizonte aun me alcanza.


¿Sabes tú, como dejar de escucharla?


Como evitare tus disparos.

Como evitare tu mirada en el alba.


Como convenzo a mi corazón y a mi espíritu.

De que no eres tú.

De que regresen a mi cuerpo.

Necesito luz, color y perfume.

Muchas flores de violeta.


Necesito un abrazo de tibieza que me diga que aun no he muerto.

Alguien que me cante y me alivie estas tormentas desatadas en mi pecho.


Alguien que me diga que no estoy muerta.

Alguien que me de una nombre desde sus palabras.

Un rostro desde sus manos.

Un cuerpo desde su cuerpo.


Alguien que me diga quien soy.

Y que es esto.

Que duele y se acurruca en mi pecho.


Y como duele volver a ser una niña sorprendida y asustada.

Perder mis sueños.

Abrazar mis miedos y mis dudas.

Duele como nacer.

Morir va primero.


Pues por ahora muero.

No se de donde sacare mis luces y mis nuevos cuentos.

No se.


¿Sabes tú de donde sacare mis nuevos cuentos?


Luego de recordar tanto de sentir tanto.

Me quedo esto.


El pecho abierto.

Un mar tranquilo en el que flotaron mis sueños.

Una nube que apenas me observa desde sus ojos buenos.

Un pájaro pequeño y amarillo que no se atreve a aturdir mis preguntas y mi ausencia.


Me quedo esto.


Un perfume en la alborada de todos mis secretos.

El sabor de naranjas y miel, de la eternidad.

En una hoja que no dice lo que en verdad dijo el viento.

Lo que susurro el viento esta mañana en tu ventana.

No fue esto.


Lo que susurro la luna en mi alma.

Desde el primer día que recorrí tus palabras fue esto.


Y otra vez herida de sueños y de eternidad.

Me alejo.


Mi corazón y mi espíritu vendrán luego.

Aun están cerca de tu cuerpo.


Puedes hablarme através de ellos.


Pero sé que harás silencio.


4 comentarios:

  1. Bellísima lectura sabi,
    todos llevamos heridas en nuestra piel, en nuestro corazón, en el pasado, en el alma, heridas que a veces se transforman en poesías desgarradas,en ceuntos, en relatos, en canciones...

    un besito
    Laura

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  2. haré una oración al DIos de las letras para que ilumine tus hermosas palabras y así se encuentren en el camino de la felicidad...

    un abrazo, un beso y un mordizco en el pescuezo (como dice mi madre)

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  3. Palabras de silencio contundente entre las cuales sólo se puede dejar ir. Belleza, con todo el dolor que implica la belleza… que implica esta belleza.

    Como siempre, te dejo mi abrazo, mi respeto por aquello que es necesario y mi deseo de que llegue lo mejor.

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  4. Simplemente Natural en las emociones de verdad!


    Hadaeterea

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.