lunes, 19 de abril de 2010

Es fácil abandonarse en brazos.




Cuando de aquella herida de la tierra mi cuerpo emergió lento.

Con cautela, ante el territorio nuevo

No sabía que me esperaba en el agua, o en las montañas.

Desconocía los poderes de las plantas que crecen alrededor del lago.

Desconocía de los peces que al enredarse en el cabello te devuelven recuerdos subterráneos. Submarinos. O de aires tibios de nubes del este, cuando el sol apenas es un huérfano del horizonte, estallando su llanto en el espacio.


Cuando pude salir de aquella herida de la tierra.

Y mi cuerpo aun estaba lastimado, y mis uñas conservaban la tierra de mi muerte.

Y mis ojos las imágenes de mi cansancio.

Tuve que limpiar mi espíritu con la sangre de mis sentimientos.

Tuve que limpiar mis visiones en el cristal de nuevas miradas que me prestaban un fragmento del reflejo del silencio y la quietud desmayando entre mis labios.


Tuve que hilar de los reflejos de la luna, mi nuevo vestido blanco.

Tuve hilar de los reflejos de las estrellas sobre mis pasos.

La nueva voz que habitaría en mi espíritu entre brillos y música de ramas de árboles de manzanos.

Tuve que limpiar mi cuerpo en caricias nuevas.

Tuve que buscar nuevas piedras para enviar mensajes en los charcos.


Y mis manos encontraron en el aire las esferas, que mis otras vidas me fueron dejando.

Algunas sensaciones de tibieza, de luna, de perfumes, de colores que se prestan a los sueños, cuando los amores eternos aun son extraños.

Y mis manos encontraron en el aire, los sonidos de mi nueva vida entre los aromas de las flores de mis nuevos años.


… y no fue sencillo, mantener algo de cordura.

… y no fue sencillo, escapar de las sombras de mi propia muerte en el bosque de los gritos y las manos de navajas oxidadas.

.. Y aun hay noches en mi espíritu se acurruca molesto en mi esternón, intentando huir de los dolores de estos nuevos pasos.

… y aun hay veces que las voces del mundo se convierten en ruidos que entorpecen la música de los labios.


Aun así sigo este camino, aunque en círculos y espirales, y esferas cristalinas que se confunden a veces con el humo de los fracasos pasados.

Aun así sigo este camino y aunque mis pies se resientan, sigo descalza, abandono todas las noches los libros, los conceptos, abandono, las promesas del pasado.

Abandono el mundo en su esfera celeste, con su satélite, y su rey astro.

Abandono mi cuerpo.

Mis ideas.

Mis sentimientos.

Y me fragmento en el infinito parpadeo del universo.

Que me ayuda a desaparecer con solo intentar mirar parte de sus nubes esferas y puntos brillantes y lejanos.

Aun así a veces cuando mi esencia es de perfumes de almizcle, y siento que mi naturaleza de mujer, madre, hija, late constante.

Conservo esperanzas de encontrar el equilibro a mi fuerza

En algún punto de este plano.

Pero al llegar la noche, junto las piedras de mi fracaso, suspiro la muerte de mis esperanzas.

Es muy fácil encontrar cuerpos, piel, labios.

Pero no encuentro perfumes, no encuentro energías que me observen del otro lado.

Que me den un susurro de vida, sobre mis pasos cansados.


Es muy fácil, abandonarse en brazos.

Es muy fácil hundirse en un pecho.

Revivir en sexo.

Jadear el desconsuelo en otros labios.

Es muy fácil, abrir el cuerpo.

Pero no es fácil encontrar un espíritu detrás de una mirada.

Un corazón dentro de un abrazo.


Aun así, mantengo esta esfera de sueños.

Hoy es un cristal verde, con brillos amarillos y blancos agua.

Que me mira, y se posa sobre mis hombros.

Y me canta una canción sobre el fin, el principio.

El amor en el fondo de un lago.

Donde la luna durmió su rostro.

Donde encontrare mi descanso.



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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.