lunes, 19 de abril de 2010

Circulo de fuego.




Volveré hasta ti.

Con mis manos denudas de milagros.

Con mis manos arruinadas por el barro.

Volveré hasta ti.


Y aunque la luna no quiera mostrarme un sendero.

Y aunque el agua no quiera abrir sus mundos.

Y el cielo no quiera hundir mi cuerpo en sus oleajes.

Sé que debo volver a ti.


Y el círculo.

Permanece.

Mi punto de luz ha viajado tres veces.

Por el borde de su forma.

Como un pez que busca salida a una pecera.

Me acerque al vidrio que contiene este universo.

En tres círculos completos.

Ahora solo resta cumplir esto.

Ahora solo una deuda tengo.

Una deuda con mis huesos.

Con mi sombra.

Con mi cintura.

Una deuda con el perfil de mis suspiros.

Y con el costado de esta… mi ultima vida.

Y toda mi orilla.

Me acerca a tu mar callado.

Esperando que las olas levanten sus espesores de espuma sobre mi.


Tres años entre las rocas.

Como una mas de sus grietas.

Tres años convertida en el musgo que las rodea.

Tres años observando el cielo y el suelo.

Aprendiendo de las distancias.

Aprendiendo de los sueños.

Y olvidando todos los caminos que me trajeron hasta aquí.


Tres años de lluvia que no alcanzaba mi cuerpo.

Tres años de aire que no oxigenaba mi centro.

Tres años de bocas que mordían buscando mi labio.

Pero no lograban sacarlo de su silencio.


Tres años entre el sueño y el cielo.

En las pausas de la música de las ramas

Agitadas por el viento.

Tres años de oír sin hablar.


Tres años y el círculo otra vez completo.

Y este mándala de luces.

Desnuda mis cicatrices y mis colores verdes.

Y mi núcleo claro.

Y mi superficie, azul, con sus bordes rojos, y sus puntos negros.


Y las líneas de sus dibujos, como rayos sobre un espejo.

Y el círculo vibra de sonidos.

Premonitorios de latidos que se acercan.

Mi corazón se asoma a mi pecho.

Pero solo para continuar más profundo su sueño.


Tres años, y te encuentro.

Nuevamente entre mis dedos.

Tu rostro sumergido en mis manos.

Como si te enjuagas de pasado en el agua de mis palmas.

Como si hundieras tu ruido en la música de este reencuentro.


Y eres el mismo.

Y no lo eres.

Y soy la misma y no lo soy.

Complete mí recorrido en el círculo de fuego.

Ahora camino el aire.

Y te observo.

Tratando de ser aire para mis campanas.

Tratando de ser cuerda que atrae mis sueños

Escurridos en el cielo.


Pero ya no eres tú.

Ya no so y yo.

Ya no es igual el cielo.

Deberemos empezar de nuevo.


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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.