martes, 6 de abril de 2010

Mi corazón entorpece mis emociones.


Estoy un poco cansada.

Mi cuerpo entorpece mis pasos.

Mis ojos entorpecen mis visiones.

Mi corazón entorpece mis emociones.

Mi piel no me deja sentir la tibieza de los rayos.


Loa arqueros en el horizonte tensan sus arcos.

Las moscas agitan sus alas.

La muerte afila sus labios.

La sombra se teje un vestido más oscuro

Para cuando pase a mi lado.

La bestia más temible del infierno.

Enredo a mi cabello sus uñas y sus cuernos.

Mis temores entorpecen a los sueños.

Mis monstruos entorpecen a mis años.


Estoy un poco cansada.

Me canse de estos huesos.

Y trato de abandonarlos bajo un árbol.

Pero cuando me levanto del suelo.

Me persigue mi cuerpo,

Con sus bolsa de piel, sus órganos y sus piernas y brazos.

No puedo alejarme de mí.

Ato mi cabello al árbol de consuelo,

Me canto unas canciones de sueño.

Pero mis ojos se clavan en mi luz

Y no me dejan apartarme de mi lado.


Quisiera acurrucarme en el ombligo de la vida.

Y dormir hasta la muerte.

Respirar el último trago de mi aliento

Mientras tomo distancia de mis temores y de mis fracasos.

Mientras enjuago mi rostro verdadero

En la luz de la luna que se tiñe de violetas.

Cuando las estrellas le dicen a mi cuerpo

Por donde pienso escaparme.

Mis manos me sostienen de mis cuerdas.

No dejan que vuele a lugares muy lejanos.

Me detengo por mis lágrimas que nublan mis ojos.

Y me pregunto cual será el motivo de mi llanto.

Luego algo de ese perfume de la angustia me alcanza,

Los arqueros ya empezaron con sus juegos de flechas.

Muchas veces aciertan, grito.

Ruedo sobre mi cuerpo,

Me hundo en mi pecho,

Y duermo unos años.

Pero siempre me despierto,

Intento volar,

Pero no me dejan mis manos.

Me retienen de los hilos.

Me miran y sonríen.

Lloran un poco

Y también tratan de distraerse con la música de pasos lejanos.

…pero hoy estoy un poco cansada.

Nadie abriga este desconsuelo de miradas distantes.

Nadie me dice que descienda,

Y que enjugue mis lágrimas,

Y que vista de luz mi cuerpo,

Y que deje pasar otra vida, y deje ir este cansancio.

Tengo una fatiga que es falta de dulces.

Falta de golosinas… de labios de agua.

Es por falta de descanso de versos de perfumes de durazno.

Estoy cansada, pero no duermo.

Solo podría dormir en el cuarto de las princesas del este.

Ocupando mi cama de espumas.

Pero la torre de mi cuarto es de arena.

Y para llegar debo escarbar la base del castillo.

Y cuando lo hago.

El castillo se derrumba.

La torre desaparece y mi cama de espuma se vuelve nube.


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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.