miércoles, 7 de abril de 2010

La luna no esta del otro lado.




El agua aun no esta a punto de selva.

Le falta fuego y llamas negras.

Pero aun así, intento despejar mis contracturas.

En las líneas verticales que descienden en mi cuerpo.

No esta la luna en la ventana.

O la ventana es muy pequeña.

O la luna es muy grande.

O mis ojos no tienen la capacidad de ver esferas.

No esta la luz en la ventana.

O la ventana es muy opaca.

O fuera ya es muy de noche.

O el fin del mundo se acerca.

No estoy de este lado.

O estoy absolutamente loca.

O tú no estas escuchando.

O estos es solo un guión para un film.

De enfermedades psicosociales

Que afecta a mujeres cercanas a los treinta.

Que no encuentran príncipes tras los portales.

Me baño.

La luz de mis manos me distrae un poco.

Me distrae un poco las esferas que me rodean cada que me quito la ropa.

Y que vuelan alrededor de mi cuerpo.

Y desprenden esa música que se confunde con el sonido del agua que cae.

Me pierdo en la espuma,

Siento agua dulce, agua salada.

Agua de perfumes.

Agua de lagos y de mares.

Mis alas están húmedas.

Mis labios están húmedos.

Mi soledad esta húmeda.

La luna no se ve por la ventana.

Porque esta sentada junto al jabón de lavanda.

Entre el shampoo y la esponja amarilla.

La luz no se ve por la ventana.

Por que intenta protegerme de mis manos

Que quieren sacarme la piel mientras me baño.

Yo no estoy de este lado, estoy del otro lado

En la noche oscura, aullando.


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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.