martes, 6 de abril de 2010

El recuerdo que golpea mi cabeza.


Esta voz del rocío que se trasparenta en la hierba.

Esta forma de brillar de la angustia.

Este río de pesares que mueve las rocas profundas.


Vendrán como la flor de la memoria

A deshojar sus perfumes sobre las manos ardientes de la música.

Vendrán con los talones desnudos de voluntad de lluvia.

Y el martillo del recuerdo convierte mi cabeza en un clavo que se tuerce.

Y el mundo en la madera en el que me hundo.

Pierdo extremidades.

Soy solo ese metal vertical, que responde a los golpes del martillo.


Retorno a la musa de la sombra.

Retorno al néctar de las necesidades diurnas.

La primer bebida desde la fuente de las delicias.

Retorno a los monumentos a los dioses de los descuidos

Que sonríen desordenados en una plaza.


Amanecí en la última hora en que la ventana se convirtió en portal del sol del pasado.

Amanecí en la primera hora de lluvia.

Mañanita fría que me encuentra acurrucada en mis angustias con formas de mantas abrigadas.


Y todo mi jardín de manzanos y azahares quedo del otro lado del puente de magia.

Y todo mi jardín de limones naranjas, y esferas transparentes quedo del otro lado del labio del mundo.

Tan distante de mis pasos de agua.


1 comentario:

  1. Hola... Soy Patricia, docente de la Ep 23, y coordinadora de contenidos de la publicación Blog Docente...Me gusta mucho esta expresión en forma de literatura. Mezcla de letras, sentimientos y naturaleza. Me gusta mucho tu estilo

    Quisiera preguntarte si nos permitirías publicar esta poesía "EL recuerdo que golpea mi cabeza", en nuestra revista
    Espero tu respuesta a mi correo
    Gracias desde ya...
    laverdadnoescuestiondesuerte@hotmail.com

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.