jueves, 15 de abril de 2010

Los dolores se hunden deliciosamente



Las luces chocan en la sombra de mis tormentas.

Quiero como tantos otros… esto que digo no es nuevo.

Quiero como tantos otros, invocar tu nombre con los versos más dulces.

O con la canción más bella.

Y me duele aquí y allí lo mismo que a los demás.

Y tener esta certeza de fragancias amarillas sobre el pecho.

No es alivio.

Es mas agua turbia sobre el mar.

Aunque en el fondo mis criaturas marinas naden pacíficamente.

El viento no se cansa de nombrarte desde las cortinas de los sueños

Y desde las ramas.


¿De que me sirve sentir el amor más grande del mundo?

¿De que me sirvió escuchar la voz de susurros de luna que trajo en sus perfumes este aire de verano lejano?

¿Y ahora que se que eres tú, que música puede consolar esta distancia de coincidencia de estaciones de quereres?

Yo baje aquí… en abril, plante mi triste bandera.

Dije tantas cosas, evoque otras, calle muchas entre mis mejillas y mis labios

Que se hundieron musicales en tus ojos.


¿De que sirve saber las formas de este amor que se sumerge en mi pecho, y me besa y me muerde?

Y con su pequeño pico, escarba entre mis costillas tallando las letras de tu nombre sobre mis huesos.


¿De que me sirve esta muerte de palabras?

¿De que me vale que seas la llave, si mi corazón no tiene paredes?

Tengo el pecho abierto.


Las flores piden deseos por sus propios pétalos.

Te quieren mucho todas las mañanas

Te quieren a la tarde.

Te quieren poco al final el día… y quisieran como yo decir la última frase,

Pero solo comienzan con… te quieren mucho todas las mañanas… te quieren a la tarde, te quieren mas en realidad al final del día.


Ahora que condene mi jardín a esta suerte de lluvia de mi agonía.

Ahora que mude mi mundo entero al rincón menos azul, y menos gris del día.

Ahora que la vida se acumula a mi espalda, y se fuerza por vencer mis rodillas.

Ahora que tengo este suspiro contenidos entre mis labios, con razón de tus sonrisas.

¿A dónde iran las aves de los cuentos?

Las de los recuerdos.

Las del olvido.

¿Dónde abanicaran sus alas, las libélulas amarillas?

¿Dónde aterrizara su nave el astronauta que anda perdido en el espacio

Buscando razones para su vida?


Los perfumes se evaporan en el aire, al tiempo que el sol besa la tierra.


Los dolores se hunden deliciosamente en esta mañana de jueves.

Delicioso doler por amar.


Que se fracture el alma.

El cielo, el pecho.

Que se hagan fuego y ceniza, huesos, piel, dudas, ideas.

Que me muerda y mastique el olvido y la muerte.

Que las espinas hagan de mi cuerpo sus tallos.

Que las brujas cosan mis ojos y mis labios, y mis músculos.

Aun así… no podré.

Dejar esta dirección sagrada de mis luces, esta intención de alumbrar tu ventana.

Entregare mi espíritu a la luna, para poder alcanzarte.

Y hundirme en tu sueño como un reflejo.

Y que nada en el mundo me importe, más que descansar en tu sueño.

Ser un personaje más de tus cuentos.

Volar al cielo que dibujes desde tus dedos.

Perder la memoria mirando el mar.


Y aunque todo este en mis sensaciones y la superficie de mi ser.

En la profundidad de mi espíritu donde el agua es quieta y clara.

Los peces nadan en círculos eternos.

Conteniendo las formas primarias de el tiempo.

De la existencia.

Del universo.


Todo es luz, y energía.

Todo lo que nos rodea es una construcción mental, desde nuestras interpretaciones.

Pero aun así... pese a la ciencia y sus razones.

Yo sostengo esta otra luz de perfumes y tibiezas, las sostengo entre los ojos y los dedos.

Y la suelto, con un susurro de mis deseos, al agua, al viento, aire, y al fuego.


1 comentario:

  1. Cuando tantas preguntas se suceden entre sí, solo puede significar que habrá más… Más letras, más sentimientos, por mucho que busquemos la salida. La entrega total a veces no es algo que decidimos, sino algo que se siente y no se puede frenar. Algo tan irracional como verdadero.

    Que sus horizontes marinos traigan amaneceres de calma… Vida, amores y pasiones.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.