martes, 31 de mayo de 2011

Del mundo absurdo...

La ciudad se desviste del día, las luces recobran su vida interior y como pequeños latidos eléctricos, iluminan el exterior
La durmiente luna de los charcos, se arropa así misma en la niebla, mientras mis pasos inquietos rodean las sombras de los arboles… me oculto en las ramas hasta la nueva vida.

Desnuda de amor la piel se aleja del amanecer, un motor enciende la distancia y me aleja
Nadie entiende el dolor de los arboles
La tierra se retuerce en las raíces porque los parpados de esta última canción se desgarran en la superficie de las cosas absurdas, y el viento es una nueva tormenta del perfume en el clima

Y si al fin los relojes aprenden a morder sus agujas, ademas de solo   incarse los metales en sus ojos, para no burlarse más de nuestra diminuta eternidad, y para no  pasearse con  sus latidos por  nuestra superficie  escarbando sobre nuestros huesos, tallando en nuestro esternón la relatividad del recuerdo , la inmortalidad del olvido.


No se dé qué diablos juega el amor en estos días, porque carajos la luna se duerme en el agua si sabe que no hay magia en la profundidad del asfalto… y dormirse en un charco a mitad de buenos aires es un suicidio, en cualquier instante vendrá algún gato más oscuro que los ojos de la noche a beber su luz a sorbos, y la luna sedienta de magia, de labios y de amores, se dejara morir en los bigotes del felino más triste que encuentre su reflejo blanco y confunda su redondez liquida con un plato de leche.

1 comentario:

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.