miércoles, 11 de mayo de 2011

IV (Después del silencio)




La diosa bajo sus manos, tapo el cielo de su pecho
Y el mundo aprendió la canción de los truenos

Cuántas veces te dije que te espero?
Cuántas veces maldeci tu silencio
Cuántas veces fui como el rayo, o simple como el cielo
Cuántas veces te di mis labios para que me dijeras tu nombre verdadero
Cuántas veces debo morir en el mismo cuerpo para que sepas que te espero


No me importa, que se vayan los barcos
Que mueran los corceles del acero
No quiero más historias de hadas, o de caballeros

Mi mundo se desvanece si no te encuentro
No sabes eso?

Como una lagrima…  mi alma es algo que da pena
La veo sostenida del árbol como la ultima hoja aferrada al dorado otoño que la parte en el viento

Como una lagrima… mi alma es algo que da pena
La veo llorar la suerte del desamor desde su sombra hasta la mas pequeña luz de las estrellas.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.