miércoles, 3 de febrero de 2010

Si piensas en saltar al vacio...

En ese instante en que te arrojes.
Me arrojaría contigo.
En ese instante en el caigas caería con tigo.

Y como dijo alguna canción… si estas condenado a un infierno de soledades
me quemaría contigo.
No vale los latidos sordos de un corazón que se muere en las despedidas.
No valen los espacios huecos, si no son huecos que conducen a portales de otras vidas.
Vidas donde viviría contigo.

No menciono mis dolores, que están sobre mis manos.
No menciono los amores que te fueron olvidando
No menciono, ni tu, ni mi pasado.

No miro el futuro.
No oculto mi rostro de agonías y profecías de huida.
No concilio mi oreja a los susurros de este dolor.
No vale arrojarse al vacío, si no me tomas de la mano.
Cuando tú digas, los dos saltamos.
No me quedaría en universo sin frases de bienvenida, de despedida, de rituales para descoser las distancias.
No hay insecto que pique más fuerte que este amor.
No hay nadie que acaricie mejor.
Alejo a la muerte de estos charcos blancos
Alejo a los falsos profetas que nos olvidaron a los dos.

No te digo mentiras.
No te doy engaños.
Me avisas cuando saltes al vacío, toma mi mano,
Saltaremos los dos.

1 comentario:

  1. El vacio es una cicatriz en la frente.
    Una herida abierta contigo mismo.
    Un remolino de duda.
    Un cúmulo de golpes.
    De sueños desprendidos.
    De amaneceres incumplidos.
    De veneno en los latidos.
    De pasillos sin pisar.
    Es el horizonte cerrado.
    El labio seco de olvido.
    El tren que nunca llega a destino.
    El tercer acto sin final.
    Pero si me ofreces tu mano.
    Yo me lanzo sin duda.
    Al abismo que todo lo cura.
    Desde tus ojos.
    De ti.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.