sábado, 27 de febrero de 2010

En un lago, en el cielo, en el sueño o en el infierno. Siempre te encuentro.

Será que me hundí tanto.
Que caí tan profundo.
Que mordí tanto mi dolor.
Que llegue a este lugar… de líquidos y huesos.
De brazas y de lenguas.

Será posible que tú también hayas caído.
Que estés compartiendo infierno conmigo
Caja, sepulcro.
Encierro,
Agua y flor.

Las frutas y las flores de mi pecho
… Si no te las doy se pudren.

Se funden.

Cambian el color de mi piel
Cambian el timbre de mi voz
Cambian las articulaciones de mis huesos.

Me falta aceite soy de hojalata.
Estoy oxidándome en las profundidades de este dolor.

Pero… si es como tú dices.
Tomaremos maletas desde las entrañas.
Tú dirigirás la barca.
Y la luna será la luz necesaria
Aun en el centro del infierno.
Aun entre calaveras y demonios,
Disfrazados de amigos buenos.

Miraremos a los ojos de todos lo espectros
Ya conocimos suficiente dolor.

El dolor de la distancia
De los besos secos
De los horizontes sin sonrisas
De las canciones de despedida
De los cuartos sin luces de mesa.
Para alumbrar los perfiles de este amor.

La salida es un rumor en la superficie.
Un deseo con forma de guitarra.

Una canción que acuna la esperanza.
Un camino común para los dos.

Un poema inmenso de heridas fue el camino al infierno
Un poema repleto de besos es el acenso.


Y te dejo un beso y te dejo un canasto de sueños.

Pero los llevo de mi brazo izquierdo.
De mi mano derecha va tu mano.
Conduciendo mi canción.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.