domingo, 21 de febrero de 2010

En alguna parte de esta cueva oscura, que es el silencio

En alguna parte, de este cueva oscura,

Que es el silencio de tantos siglos inciertos.

Esta ave,

Aprendió a sumergirse en la arena.

Y se convirtió en serpiente.

Que ondula la superficie.

Y se entierra.

Se enreda entre los pliegues, de su propio olvido.

¿De donde viene ese sonido?

Sonido de hielos.

Que se avecinan sobre los ojos.

Navajas transparentes del descuido.

Debes tener cuidado.

Cuando disparas un suspiro al vacío.

Puede caer como una flecha,

Sobre mi cuerpo.

Se escucha su sonido distante.

Que se vuelve agua invisible y se evapora.

De ese vapor emana este perfume de violetas.

La tarde,

Cedió su color amarillo de verano.

Por un violeta agrisado de invierno, sin sol.

Con nubes que se arremolinan.

Por acurrucarse pequeñas en el cielo.

En alguna parte de esta cueva oscura.

Que es el silencio de tantos siglos inciertos.

Mi ave

Aprendió a sumergirse dentro de la arena.

Y se ondula en la superficie

Y me muestra otra forma de llorar, en líneas curvas.

Arremolinadas.

Como las nubes,

Pero sobre el suelo.

En alguna parte de esta cueva oscura.

… que es el silencio.

Hare mis dibujos sobre las paredes.

Mi sangre es de plata y brilla en la oscuridad.

Mi exhalación emana el aroma de mi vientre.

Y las notas verdes de mi perfume.

Hacen luz en esta oscuridad.

Abro la boca, inmensa grieta en mi rostro,

Para que asomen las mariposas azules.

En el día violeta,

… les hará bien volar.

Aletean, desprenden sus esferas.

Un deseo suelto, a la música de la soledad.

Estas aquí, estas allí.

Estoy donde el agua es húmeda

Donde el viento es aire.

Donde el fuego quema.

Soy una niña pequeña que juega a quererte,

Sin quererse lastimar.

Soy ave,

Soy esfera,

Soy el mismo pez que se convierte en estrella.

Si se cansa de nadar.

Soy el lado azul de tu cama… si me dejas.

Soy el lado blanco de tu noche.

La luna de tus resplandores.

El silencio entre los suspiros.

La flecha.

En algún lugar de esta cueva oscura,

Que es el silencio.

De tantos siglos inciertos.

Tus palabras hacen grietas.

La cueva caerá.

Se vera el cielo,

Y las nubes se extenderán.

Dejaran de ser esos pimpollos acurrucados

Temerosos en el cielo.

Soy agua

Me evaporo en perfumes de violetas

Si me besas.

Soy madera,

Me convierto en tu hogar si me dejas.

Soy tierra, para que acurrucado en mi vientre.

Respires la eternidad.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.