domingo, 16 de mayo de 2010

Tú sabes que quisiera...



Yo quisiera… abrirte el cielo de mis ojos

Que camines directo al jardín donde se mece mi alma.

Que acompañes con tu perfume las flores de mi sueño.

Que susurres alguna palabra mágica.


Y quisiera, abrir el cielo de mis ojos.

Abrir el cuerpo en la distancia.

Disparar un suspiro a tu ventana.

Que desmaye en tus cortinas.

Que llegue hasta tu almohada.

Y que brillante y húmeda de luna, y mar.

Te cuente historias de lejanas mariposas.

Que aletea su luz sobre nuestras almas.


El castillo de naipes de mi pecho se desarma.

Una caricia del tiempo.

Reanuda la batalla.

Todo ha sido un silencio entre dos miradas que se esperaban.


Te esperaba.


Te anhelaba en mis costados.

Abrazado a mis latidos en comunión con mi alma.

En mi templo de bocas que te buscan.

En mi templo de piernas que te abrazan.

En mi templo de palabras.


Te esperaba.


Y quisiera.

Después de estas distancias.

Después de estos silencios.

De las vidas pasadas.

Y después de las manos solas, cubriendo las heridas.

Después de la sombra que inundo mi casa.

Después de la ausencia de reflejos de luna sobre mi cama.

Después de las frutas del árbol de los sueños.

Y después de los peces que sobrevuelan nuestras miradas.


Quisiera.


Tú sabes que quisiera, permanecer en silencio

Frente a tus ojos.

Mantener una oración contigo.

Ofrendarte mis latidos.

Asistir a tu alivio.

Perfumar el camino de tus miradas.


Tú sabes que quisiera vestirme de fuego.

Viajar hasta el crepúsculo de la distancia.

Susurrar al dios del tiempo.

Este secreto de magia.


Tú sabes.

Lo que sostienen mis labios.

En dirección de tus labios.

Lo que guardan mis manos para tus manos.


Sabes del rincón que prefiero en la mañana.

Sabes que me cuesta muy poco decir lo que siento.

Aun de rodillas y frente a tu cama.


Aunque la suerte no corresponda mis besos.

Aunque mi camino insista en no cruzar distancias.

Aunque la noche sea el humo del infierno que me abraza.

Un susurro de la muerte después de tantas palabras.


Tú sabes que quisiera.

Dar un último abrazo a cuenta de la luna.

Un último beso a cuenta de la mañana.

Un último suspiro sobre tus hombros.

A cuenta de mi alma.


1 comentario:

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.