sábado, 22 de mayo de 2010

Dolor de barro



En silencio.


Con los ojos presos del horizonte.

El día levanta los brazos.

En cada extremo de esa línea.

Un punto de fuego.

Y otro de hielo.

La muerte y la vida.


Los cuentos que deje sin terminar.

Me observan detrás de las distancias.

Algunos están a punto de desaparecer.

Otros, tomados de los espejismos de sus formas.

Intentan aun ser.


Me atrae la forma de luz en la penumbra.

No molesta mis pupilas lastimadas de escritura en ruinas.


La noche me dejo un dolor de fuego.

Sobre el amor y otras tonterías.

Oír cantar un duende, con mirada de grillo.

Revive y aniquila con el mismo filo.

Con la misma sonrisa.


Mirada de agua, la voz de los sueños.

Acaricia mis hombros.

Una sonrisa cómplice del destino.

Me recordó quien era mientras te observo.

Perderé nuevamente la memoria mientras me alejo.


Ya deje mis dudas en un frasco

Con monedas viejas, botones, caracoles y piedras.


Hoy me duele un dolor.

Un dolor de martillos y clavos.

Dolor de hierro de acero.

Dolor de cemento.

Dolor de barro y semilla.

Dolor de árbol inmenso.

Dolor de sombras y hojas.

Dolor de dolor.

Pero todo pasa, pasa el dolor, como un tren que viaja lento.

Se lo oye venir, desde lejos la tierra se estremece.

Las vías denuncian la soledad.

El viento juega a ser viento.

Y ayuda a volar los papeles sueltos de mis sueños.


El tren se va.

Tú te vas o te fuiste.

O nunca acabaste de llegar.


La música abraza eso lugares en lo que no hay mas cuerpo.

El espíritu, de los sueños.

La luz del ser.

La tibieza de la energía en todos mis versos.

Solo una especie de llama después del hielo.

Dolor de hierro, de barro.

Dolor de fuego.

1 comentario:

  1. HOLA


    Y sin hablar del dolor de los angeles que se esconden detras de la puerta y que ya no caminan, todos son de las manos del viento....

    precioso, precioso esto que escribes

    un abrazo
    starosta
    (un producto de tu imaginacion)

    ResponderEliminar

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.