Esta escrito sobre la luna.
Y eso no son cráteres, son símbolos disparados desde mis sueños.
Donde a veces te encuentro, donde a veces te pierdo.
Una guitarra muerta en mi garganta,
No dispara flechas de sonidos.
Para tus oídos dormidos en estas horas de mi insomnio.
No es sorpresa para nadie que no duermo.
Tengo una manzana muerta enterrada en una maceta en el balcón.
y ahora no entiendo... si es mi depresión que me hace ver cosas.
O de esa muerte nace un tallo débil,
que sostiene unas hojas pequeñas.
No entiendo los ciclos de la vida.
Todo va más a prisa que mi corazón.
Esto no es un buen motor de sueños.
Ni un buen motor de versos.
No es buen molino para la harina de los panes del encuentro.
No se llenaran los canastos de perfumes.
De corteza dorada y de miga tierna.
Todo me parece sonido del mismo ruido.
Me visitan fantasmas, disfrazados de payaso, ya no los miro.
A veces parte de mis oídos escucha.
A veces parte de mi sombra se ilumina en el amanecer.
Pero es solo por que el sol confundió mi cuerpo con un lago donde bañar su brillo.
Cuando me besa esta muerte.
Y me deja esa sensación de insecto.
Que me robo un trago de los labios.
Acudo a la música y saboreo un milagro.
Cuando ya estoy a punto de caer vencida,
Acudo a la página de este libro de mi vida.
Marcada con fecha y hora.
Perfumada de letras, y alas de libélula.
Tú sabes de qué hablo.
Este instante en que nos desnudamos.
Este instante de lucidez desnuda y fresca
En el que sangramos letras.
Soledades.
Pasiones y tristezas.
Ese instante que se convirtió en portal,
Desde los ojos y las manos.
Desde los labios recorridos en sueños.
Desde los campos de flores amarillas.
Perfumadas de soles que pintan bienvenidas.
En esferas que se evaporan por mirarnos.
Y fragmente mi alma.
Y olvide mi cuerpo.
Y abandone mi cuerpo.
Y confundí los recuerdos de mi pasado.
Y confundí los caminos a mi casa.
Con los camino al jardín de tu pecho.
Al jardín de tus labios.
Y aunque malgaste el tiempo, el verso y el sueño.
Por acercarte a esta locura de fuegos artificiales.
A este circo de equilibristas que se caen por mirarte.
A este océano de estrellas que flotan cristalinas y mudas.
Por alumbrarte.
Todo es parte de un mismo cuento.
Que no abandono.
Todo es parte del mismo círculo de magia.
Y esa planta en su maceta crece.
Y era una manzana durmiendo bajo la tierra húmeda.
Esperando una suerte de besos de milagros.
De madrugada.
ResponderEliminarEl sol vive en exilio.
Que es una suerte de sacrificio.
Dos bellezas inyectadas.
Por el mismo virus que no muere, ni mata.
La soledad del sol en la noche.
Sin nubes que le amortiguen.
Las penas de la semana.
Desde su exilio contempla a su dama.
La luna llena.
La estrella mas bella.
De los confines de la galaxia.
También afectada por el brote.
De la enfermedad del numero primo.
Esperando un derroche.
De calor del sol, desde su ventana.
Su cara pálida de derrota.
Proyecta la belleza remota.
De siglos acumulada.
A veces le salen los colores.
Que son cantos de amores.
De criaturas que sangran poemas.
Que el viento le lleva a la luna, de madrugada.
Hasta su morada.