Que las calabazas esperen.

Mientras estas Calabazas esperan convertirse en carrozas.

Yo salgo a jugar al jardín.

Aveces encuentro flores azules,

Pero la mayoría de las veces.

Las flores lilas me encuentran a mí.

Mi cabello crece, y se ondula,

Pero hoy esta lacio como una cortina.

Como una cortina oscura de brillos y perfumes.

Me detengo en un reflejo de mi rostro en un charco.

Y me siento más luna.

Recuerdo a narciso y sonrío,

No podría ahogarme ni por mi reflejo ni por este charco.

Por que cuando me inclino a ver,

Lo que observo son las flores de las nubes en el agua.

Y la forma de la nube… tiene forma de nube feliz.

Un navegante de la altura dispara perfumes en forma de gotas.

Bien podría ser una sonrisa,

Colgada de la cintura de una princesa.

Pero solo soy esta simple dama.

Que le gusta andar descalza por el jardín de sus descuidos.

Solo soy esta simple dama.

Que a veces describe su día con melodías y perfumes en letras de poesía.

Renazco de luz de nuevo día amanecido desde mi ventana.

Y soy más mujer que la nube que dibuja mi forma desde aquella cima lejana.

Las colinas no se ven desde mi calle, no se ven los ríos, no se ve el agua.

Pero nada me priva de sentir su aroma de humedad verde.

Y transparente y sonidos de cristales.

Nadie puede decirme de que dirección nace el viento y la música,

Porque cuando renazco

Lo se.

Lo siento.

Palpita en mi pecho este motor inquieto,

Este toc toc, este tic tac, este pum pum,

Y sonrío, camino, bailo salto,

Con la misma música que oigo en la distancia.

Lo sabes tú.

Lo sabes tú.

Sabes a que sabe la distancia.

También lo se.

También lo se.

Y no me priva sonreír,

Aunque a veces las libertades de mis sueños.

Se detengan un poco por las horas de la rutina.

Pero ahí esta, música del jardín de las paginas que desmayan poesía.

Y sonrisas que se cuelan nuevamente.

Desde mi cuello a mi pecho.

Y a veces no se que quiero mas,

Si respirar tu beso, tu sonrisa.

O solo abrazarme a tu silencio para oír tu verdadera música.

Pero acá va… otra vez, esta pajarillo inquieto de plumas amarillas.

Con puntitas rojas y azules,

Que al altear despierta las hojas de los árboles de los jardines de los vecinos

Y los árboles gritan cantan y suspiran

¡No somos árboles! Somos flores, y cada hoja es un pétalo,

Y cada movimiento al aire despabila nuestro perfume,

Que dibuja pentagramas para que nos encuentren las letras de sus poesías.

Y ahí voy…. otra vez, abandono las calabazas.

Que esperan ser carrozas.

Les falta un tiempo aun para madurar cristales, y cortinas,

Y ruedas que nos ayuden a alcanzar distancias infinitas.

Mientras tanto…

Circulo mi jardín inundada de vida.

Y soy más mujer, que esa nube en la distancia.

Que intenta simular mi forma y mi sonrisa.

Y no me hundo en un charco y no apago la luz de mi vida.

Solo sonrío, renazco, vuelo, y vivo,

Más feliz desde que encontré tus letras.

Y miro la ventana, y miro el mundo.

Y siento la fractura de la luna,

Y canto levemente una canción que arrulla los dolores y los perfuma.

Desde la distancia dejo mis manos en tu pecho,

Que dibujan arco iris de bienvenida.