Y todo me llama desde el centro de la tierra
Y desde el centro de esa otra esfera.
Luz azul.
Fuego genuino de las ausencias.
De los corazones vivos
De los huesos muertos.
Cansancio que calla, entre las piernas y los escombros de la rutina.
Abrasadora nostalgia.
Nostalgia celosa de la sombra.
Encuentro.
Te encuentro.
Vibras.
Respiras.
Suspiras.
Existir es un rayo de luz en una burbuja de sueños.
El núcleo de los sueños esa luz, que es tu luz que es mi luz.
Misterio, no hay tal misterio
No hay mucho por comprender.
No hay mucho por saber.
No hay nada.
Tú no estas.
Yo no estoy.
Ellos aun no han nacido.
Esos no son sus ojos.
Esa oscuridad no puede ser su brillo.
Los gritos no son música.
El mundo esta sordo de poesía.
Muerto de alegría.
Marchito de amor.
Amor es una tontería en un cofre de besos secos de amor.
Amor es una bolsa de caramelos que solo te trae envoltorios.
Pero aun así…
Estas vos.
Estoy yo.
Están los otros.
Nos creemos pájaros y eso solo sirve para volar.
Nos sentimos peces, y nos sumergimos en la profundidad aniquiladora del mar.
No sentimos uno.
Y ya no hace falta que me mires, que me beses, que me sueñes.
Estas ahí donde yo estoy.
Aquí.
La distancia es esta esfera que se deprime en un mapa.
La magia es una letra atrapada, y muda en una canción.
Dos voces juntas, una sola campana.
Y de cada sonido, otra vez se levantan los ríos y se convierten en puentes.
En cintas de un azul-violeta.
Que de todos modos no cruzamos.
Donde tu estas, allí también estoy.
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