Desde que la tarde besa la altura.
Otra vez soy serpiente.
Que retuerzo mi cuerpo.
Y hago ondas.
Soy un arabesco en la arena del tiempo.
Me suspendo en al aire y caigo.
Me sumerio en la arena y emerjo.
Y me hundo otra vez en la arena.
En un viaje lento detengo congeladas a las nubes.
Que olvidan cambiar su forma.
Y no regresaran las horas que se suspendieron.
De la arena que llene mis ojos.
Caen estas letras.
Son más serpientes y más arabescos.
Mi cuerpo es otra vez una serpiente.
Que se arquea y avanza, entre ritmos de aire.
De coplas lejanas.
Sufren mis piernas por unos besos suspendidos también en el tiempo.
Despacio avanza esta última hora.
La aguja rasguña la esfera.
Y el sonido de los metales.
Lastima el mundo.
Hiere mi cuerpo.
Mi cuerpo de arena, y de arabescos.
Circulo y parece que avanzo.
Pero solo estoy bailando.
Perdiendo minutos.
Olvidados entre los versos.
Mis rincones del Tiempo.
Esto es un juego absurdo.
De líneas incoherentes.
Nacen como las otras,
de mi Herida de Tiempo.
De mi herida de ausencia y silencio.
De los insectos que que en el cristal de mis relojes.
Detienen el tiempo.
Esta vez soy una serpiente azul.
Jugando a desaparecer en la arena.
tan intenso como bello
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