Ahora no soy solo luna, soy mar y puerto.
Soy un cielo abierto de espejos.
Que te miran.
Que te reciben en mi cintura.
Y en los rincones de mi locura.
Perfumada de tus soles.
Sin querer… otra vez.
Componemos una bella canción.
Canción de luces.
De tu boca callada.
De tus parpados que sonríen a mis parpados.
Sé, que cuando te beso con las palabras.
Te beso con el alma.
Como aquel que canta, introduciéndose en su mundo de espíritus.
Y estrellas verdes, que iluminan las entrañas.
Es sueño, y es más que sueño.
Amaneció en los dos extremos del mundo.
Y las distancias no recortan la magia.
La magia crece con cada renglón.
Que evoca tu mirada.
Y mi cabello, de peces y olas.
Circula tus hombros y tu pecho.
Y forma dibujos arabescos.
De circulas y ondas.
Son como tatuajes de mi cuerpo.
Sobre la piel de la ausencia en esta hora.
Que no es ausencia, si me nombras.
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