Salí a caminar y me di cuenta de estas ausencias
Cuando llegue a la puerta ya no tenía piernas
Así se siente tener la voluntad de volar, y acercarse al extremo del mundo
Con dos plumas de garza azul de los lagos del silencio
Dos plumas que no me elevan
Salí a caminar en el jardín de los ciruelos
Los pétalos teñían de perfumes y claridad
aquel oscuro paisaje entre la naturaleza y el tiempo común
ese que no vivimos en sueños
Salí a caminar
Y la lluvia de pétalos me inundo en recuerdos
De mi... caminando en un jardín de gigantes
que destejían desde sus cabellos cada uno de los resplandores de los ojos que se ven através de los espejos.
Sostengo entre mis manos una esfera opaca
La suelto una vez al aire y escucho el sonido de su cuerpo interior
La suelto otra vez al aire y la oigo fragmentarse
La suelto otra vez y caigo rendida a un sueño que me arrojo al mundo que hoy camino
Parpadeo y veo imagines dentro de mis parpados
Los telones al escenario de los recuerdos
Respiro levemente los aromas de mi mañana
Mientras transito con los ojos apagados en un recorrido a mi jardín de juegos.
Parpadeo nuevamente y escucho melodías.
Rumores que vienen dentro de los espacios infinitos que se abren, cuando despertamos de la muerte.
La muerte de la cotidianeidad de ruidos.
Observo el mundo, lo palpo
Me abrazo a algunos desconocidos
A algunos les digo, padre y madre
A otros les digo amigos
Observo el mundo lo respiro
Me detengo frente de mi rostro en el espejo de mi propio olvido
Observo el cuerpo que no vuela
Las plumas de garza azul de los lagos del silencio
Están en algún lugar entre mi cuerpo y mi espíritu.
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