martes, 23 de marzo de 2010

En algún lugar entre mi cuerpo y mi espíritu.







Salí a caminar y me di cuenta de estas ausencias
Cuando llegue a la puerta ya no tenía piernas
Así se siente tener la voluntad de volar, y acercarse al extremo del mundo
Con dos plumas de garza azul de los lagos del silencio
Dos plumas que no me elevan

Salí a caminar en el jardín de los ciruelos
Los pétalos teñían de perfumes y claridad 
aquel oscuro paisaje entre la naturaleza y el tiempo común
ese que no vivimos en sueños

Salí a caminar
Y la lluvia de pétalos me inundo en recuerdos
De mi... caminando en un jardín de gigantes 
que destejían desde sus cabellos cada uno de los resplandores de los ojos que se ven através de los espejos.

Sostengo entre mis manos una esfera opaca
La suelto una vez al aire y escucho el sonido de su cuerpo interior
La suelto otra vez al aire y la oigo fragmentarse
La suelto otra vez y caigo rendida a un sueño que me arrojo al mundo que hoy camino

Parpadeo y veo imagines dentro de mis parpados
Los telones al escenario de los recuerdos
Respiro levemente los aromas de mi mañana
Mientras transito con los ojos apagados en un recorrido a mi jardín de juegos.

Parpadeo nuevamente y escucho melodías.
Rumores que vienen dentro de los espacios infinitos que se abren, cuando despertamos de la muerte.
La muerte de la cotidianeidad de ruidos.

Observo el mundo, lo palpo
Me abrazo a algunos desconocidos
A algunos les digo, padre y madre
A otros les digo amigos

Observo el mundo lo respiro
Me detengo frente de mi rostro en el espejo de mi propio olvido
Observo el cuerpo que no vuela
Las plumas de garza azul de los lagos del silencio
Están en algún lugar entre mi cuerpo y mi espíritu.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.