El hada intenta.
Dejar de mirar la ventana.
Da vueltas por los pasillos de su mundo que es su casa.
Pero debería ser aquel pecho.
Aquel esternón.
Aquel corazón que late versos.
Y a esta hora en que debe dormir,
Recuerda.
Que el poeta dijo… que malgastaba versos.
En las hadas consentidas.
¿Quienes serian a aquellas?
Ella no lo era.
¿O lo era?
Y si lo era…
¿Quien la consentía?
Porque desde la soledad de su hueco de perfumes de cedrones
Y flores amarillas y jazmines frescos.
No había sombras ni luces,
Ni de poetas ni de magos que consientan a las hadas.
Y si de musas se trata...
¿Con que alimenta ahora ella sus versos?
¿Lo alimenta solo de frutas y fantasmas?
¿Se abandona a las sombras de su pecho?,
Que no es su casa.
Porque desde hace un tiempo… fue ocupado por un mago.
Solo la consiente la luna.
Que le da ternura ver al hada mirar por la ventana.
Acercarse al teclado, y tratar de hacer puentes con las palabras.
Solo la consiente la luna.
Que la baña con su hermosura de plata.
Protesta el hada.
ResponderEliminarPor un adjetivo.
Mientras sigue escribiendo.
Versos como si nada.
Consentida.
De palabra.
De versos de poetas.
Que intentan encontrar la manera.
De acercarse a su esfera.
Y ella sigue jugando y bailando.
Entre cedrones y flores amarillas.
Tomando mates.
Que nunca comparte.
Con los magos del otro lado.
De aparte.
Si acaso juega a las escondidas.
Con los Fiacos...Menuda pesadilla!!
Juegos hechos de versos.
Poblando de imágenes los charcos.
Provocando espanto.
En los magos que se asoman.
Y pierden el cuerpo.
Mientras ella sigue jugando y riendo.
Provocando un derroche de espíritus.
Consentida.
Aquí lo repito.
Pero bajito.
No vaya a ser que se despierte.
Algún gigante valiente.
Por si acaso.
Voy llenando mi vaso.
De nuevos conjuros.
Que son mis escudos.
Y con descaro.
Te canto:
Lero, lero, lero, lero.........