Te asomas como un fantasma.
Espantas mi espíritu.
Y no te enteras,
Solo eres tu naturaleza.
No quieres y no puedes.
Eres solo tu naturaleza.
Te asomas como una rama vencida.
Te asomas por el peso de tu sombra.
Por la fragilidad del viento.
En el aire.
Convertido en cometa.
Te acercas sin querer y queriendo.
Sin querer y queriendo te alejas.
Eres como lo dije renglones arriba.
Eres solo tu naturaleza.
No tengo más adjetivos.
Tengo dolor de pulmón.
Tengo dolor de mandíbula.
Tengo dolor de estrella.
Dolor de planeta.
…y un mechón de mi cabello es una serpiente enredándose en mi cuello.
Y una sombra de mi cuerpo en las paredes del desamor.
Claman orgullosas por frases de princesa.
Y yo no soy.
No soy más que mi naturaleza.
No soy mas el poema.
Ni la flor.
Ni la sirena.
Ni el ser de transparentes alas,
Que aleteaban perfumes desde la luna a tu ventana de luces.
No soy la música matinal amanecida del jardín de tus soles,
Como una lagrima de la tierra.
No soy mujer, ni india, no soy niño, hombre, no soy sabor.
Soy constelación de esplendores que se alteran en la distancia de molinos que me alejan.
Que me alejan de las otras luces del asombro que sostenían con dulzura los tules de mi esfera.
Soy oscuridad sombra y tiniebla.
Soy todo eso cuando cierras los ojos.
Y no alumbras mi rincón del mundo que tanto te espera.
Y no soy hormiga, no soy un roedor, que escarbe y haga cuevas en la tierra.
No soy raíces, ni ramas, ni semillas, ni flores ni frutas.
Ni hojas de hierbas aromáticas, para preparar medicinas que me prevengan.
De tus ojos en mis ojos y luego en otras esferas.
… ay nana de los sueños, cántame algo que me alivie la tristeza.
…ay nana arrópame la herida con aromas de canela.
Que se me va la vida desde el otro lado del planeta.
Y mis alas de plástico reciclado en los escombros de mis otras estrellas.
No quieren.
No pueden.
No me elevan.
Y tú lo sabes.
Yo lo sé.
Las cartas estas marcadas.
Y no advierto mi suerte, por que los dibujos de la suerte me entretienen.
Los dibujos de mi suerte, ocultan soles, ruedas, torres, esferas, más esferas, más huesitos de la muerte.
…ay luna pálida… esfera de mi sueño amanecido en tres claveles que se marchitaron en el borde de la ventana...
… los peces no quieren, no saben… no quieren, pero no pueden.
Y florarán en el lago.
Ay luna de esta noche de lunes que muere, asómate a esa rama,
Miéntele al mundo, que te confundirá con un insecto luminoso entre las hojas.
Ay luna acércate a mi ventana, cántame tu medicina de olvido.
Anestesia mi corazón con ese rostro de muerte apagada.
Quiero arrancarme las ganas de huir, de cabalgar la noche y las montañas.
De morder mi suerte, y de romper distancias.
Quiero dejar de darle del color de mi sangre a los amaneceres que se filtran por mis sabanas.
Quiero dejar de darle temblores a la sombra cuando se acerca a mi alma.
Quiero dejar y no quiero.
Por que tú luz, me encuentra.
Estallas la sombra, la fragmentas.
La sombra es una flor oscura marchita decayendo pétalos a la luz de tu mirada.
Quiero dejar y no quiero.
Quiero dejar y no puedo.
Y no puedo.
La voluntad de la magia, el absurdo juego de palabras.
La voluntad de la dama que escribe con hilos de plata.
Me enlaza a tu espíritu desde las primeras horas del día.
Desde el primer parpadear del sol en tu cara.
Se que respiras.
Mi alma, mi ser, mi pedacito de ser menguante de nostalgias te esperaba.
Y aunque a veces la tristeza me robe besos.
Y se ria de mi suerte en mi cara.
Y se convierta en un insecto que deja aguijones en mi alma.
Me sostengo de mi esfera, como la luna que brilla al resplandor del sol
Desde las oscuras distancias.
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