sábado, 26 de febrero de 2011

Pintando paisajes

Pinte cuantos flamencos pude con la mirada
Pero ninguno busco mis ojos en el paisaje
Pero pinte cuantos flamencos pude con la mirada
Porque donde debía estar el desierto esta el paraíso
El rincón preferido por las alas

Hay barcos hundidos en la playa
Hay hombre varados en las esquinas
Hay bandoneones sordos de poesía cuando se levantan los telones de la madrugada
Hay cuerdas que te recuerdan a la muerte
A esa misma dama oscura que asoma a la ventana
Hay perros de diez mil cabezas cada una con sus diez mil caras
Protegen los castillos invisibles y obedecen a la serpiente que los adora y los ama

Pinte cuantos peces pude con la mirada
Pero se me quedaron enredados en los arboles
Baje los ojos y los puse en una caja
Espero el otoño
La estación de las alfombras que crujen y las manos que se calientan en tazas
La estación en que el frio esta en el cuerpo además de habitar el alma

Pinte cuantas palabras pude
Pero no pude crear un nuevo lenguaje
Todo se resume a un silencio
Cuando la ventana es el portal al mundo que ignora nuestra mirada

Pero... pinte cuantos flamencos pude con la mirada
Me enrede en sus picos, me enrede en sus patas
Fui la arcilla de la que comían
Fui el soñador que las contemplaba
Fui el cielo espejo que pisaban

Porque pinte cuantos flamencos pude con la mirada
Pero ellos siguen en su mundo de realidades de sueño
Mientras mis ojos se oscurecen de tarde en su realidad precaria
Una realidad que me lleva la mano a los ojos para no oír más con la mirada.


http://paisajesdelsilencio.blogspot.com/

1 comentario:

  1. Aunque parezca que no, que nada sale como esperamos, hay que seguir haciendo. Esas letras suyas, amiga, maravillosas hasta en lo más terrible son prueba de ello.

    Beso enorme. Te estuve leyendo.

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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.