miércoles, 9 de febrero de 2011

En mi piel arden los cristales
Como filos de los ojos que me ven pasar
Mientras mi cuerpo es la barca que me traslada
Por las tristes aguas de la noche
Camino en la calle alumbrada de latas
Como si andará en el mar

En mi voz tiemblan las oraciones
Se resbalan de mis labios para caer en la angustia de mi pecho que es como el murmullo herido de una paloma inútil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.