lunes, 21 de febrero de 2011

Fatiga

Ya le abrí las puertas a la música
Y mi garganta parece calentar los motores
Mi columna otra vez se despierta
Otra vez el ritual
Amo las llamas
Las llamas aman amar mi cuerpo
Hasta que desaparezca

Las jaurías se acercan
Y las estrellas reconocen ser la lluvia quieta en el cielo
Voy a soplar mi último aliento sobre los hocicos de los perros
A ver si despierto el instinto animal

Ya estoy vestida de luna nueva
Luego de sangrar la noche entera

Mi cuerpo se renueva
Y es nueva la hierba
Son nuevas las lenguas de las flores
Y todas cantan a coro de una utopía nueva
Me apiado de ellas y no les confieso
Que las utopías siempre son ilusiones
Repetidas variaciones de un mismo sueño

Las farolas en algún país atraen a los insectos
En este barrio las luces débiles atraen a los espíritus
Las casas se caen por el peso de su pobreza
Y los niños se alimentan con las manos sucias
Mientras sus padres se distraen en el juego del sexo y la bebida

Mientras la maldita escuela se queja de ellos
Yo observo por la ventana
A mí solo me molesta mi cuerpo para levantar vuelo.




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Si de verdad me leyeras, si de verdad comprendieras la esencia de mi ser... sabrías que estoy aprendiendo que hay palabras que no se deben decir... hay momentos en que se debe guardar el corazón en su cajita de perfumes hasta el próximo invierno. Son como esas cosas del cuidado de las plantas y del jardín que nos ayudan a mantener la fe en nuestros sentimientos.
Si mi espíritu no ha podido florecer aún en esta tierra, lo mudare de este cielo a cielos nuevos. A un lugar donde las nubes no sean de tormentas o silencios.

Hay muchos libros de silencios y hay muchos libros de sueños que aguardan en los estantes, quizás es hora de que los lea, o que los beba como el néctar que me ayude a sanar de tanta mala suerte en mi corazón y en mis ideas.

Mi alma espera en los arboles, algún día la encontraras. Pero si la recuerdas, dile de esas palabras mágicas y veras como se acerca.